Con las maletas de León... a Doha

Héctor Doha

Marta Cuervo

Tras un último año académico en la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en la Universidad de León, y sin poder dejar de pensar en su futuro, Héctor comenzó a echar CV por todo el mundo (EEUU, Canadá, Australia...). Si le salía alguna oferta se marcharía, sino estudiaría en Madrid un máster. Cuando ya prácticamente había desistido de encontrar un empleo, e incluso había pagado la preinscripción del máster, Héctor recibió una oferta de trabajo de Doha, en Qatar. “Trabajo de profesor de Sport Cuture y Sport Psychology en Aspire Academy, que es una academia de futuros talentos deportivos. La verdad es que la decisión fue sencilla: maletas y al aeropuerto dirección Qatar. Poca gente tiene una oportunidad tan buena recién salido de la Universidad. No podía dejarla escapar”, confiesa el joven leonés.

Una adaptación complicada, pero muchas anécdotas para compartir

Héctor, que llegó a finales de agosto a la capital de Qatar, sigue en proceso de adaptación. “Este país es completamente diferente a cualquier cosa que te puedas encontrar en España y alrededores. Es un mundo aparte, con sus cosas buenas y, por supuesto, no tan buenas”, reconoce.

Y, a pesar de su corta estancia, ya tiene varias anécdotas curiosas que compartir. Para la primera no tuvo que esperar mucho, ya que le pasó nada más aterrizar en Doha: “Al aeropuerto me vino a buscar un driver, con cartelito en mano de Mr. Héctor, momento de orgullo máximo para mi por cierto, -recuerda entre risas-, y cuando le vi le di la mano y me dispuse a seguirle hacia el coche, pero no me permitió llevar mis maletas, las tenía que llevar él. Cuando llegamos al coche abrió el maletero y le fui a ayudar a meter las maletas y se ofendió, luego me enteré de que les obligan a ello, y que le podía haber metido en problemas si alguien me hubiera visto. Aquí la mano de obra es baratísima, y tienen trabajadores que en España ni nos planteamos su necesidad”.

Otra anécdota curiosa le ocurrió durante su primer día de supermercado: “Fui a la zona de verduras para coger una cebolla y unos pimientos; como es lógico los metí en sus respectivas bolsas y cuando llego a la báscula para pesarlos un señor me los intenta quitar de las mano. En principio yo no le dejo pero, tras la insistencia del hombre se los doy, y cuando me estaba dando la vuelta para volver a coger otra cebolla y otros pimientos porque, sin entender muy bien porqué me habían robado los que ya había cogido, el señor me los devuelve pesados. ¡Tienen un hombre para pesarte las verduras en el supermercado! Y, por supuesto, también un chico para meterte la compra en bolsas”, explica admirado.

Estas extrañas diferencias, y la dura adaptación a la que se debe hacer frente ante un cambio de vida tan grande, hizo pensar a Héctor en abandonar su experiencia en el golfo Pérsico. “El primer mes hubiera abandonado todos y cada uno de los días y me hubiera vuelto a España. Se me hizo muy duro, por todo: un cambio muy grande, y mi pareja se había quedado en España. Pero esta oportunidad es algo que pasa una vez en la vida y hay que aprovecharlo y tirar para adelante siempre, como sea”, declara Héctor, que ahora, más asentado, y gracias al apoyo de sus familiares y amigos, no se arrepiente de decidido continuar su aventura qatarí.

Principales diferencias entre Doha y León

Doha es 3 veces más grande que León, y cuenta con una densidad de población 6 veces mayor que la capital leonesa pero, ¿cuál es la mayor diferencia que encuentra Héctor entre la vida en ambas ciudades? “La pregunta sería si hay alguna similitud... Aquí la vida se centra en interiores (centros comerciales, bares de los hoteles, cafés, casas, etc.) y de un interior a otro se va en coche, coche que por supuesto es particular porque en esta cultura todo se basa en ser mejor y tener más cosas que el resto. Este detalle, unido a que el transporte público no existe, trae consigo unos problemas de tráfico terribles. Mi trabajo, si estuviera en León, no creo que quedara a más de 10 minutos en coche; pero aquí en Dohame lleva entre 25 y 40 minutos”.

“Mi día a día es bastante normalillo, porque tampoco hay mucho que hacer aquí. Me levanto normalmente sobre las 5 am, desayuno, me ducho, y me preparo para ir al trabajo (corbata y zapatos incluidos). Mi jornada es de 7.30 am a 3.30 pm. Aquí los fines de semana son viernes y sábado, por lo que normalmente es el jueves el día que aprovechamos el grupito de gente con el que salgo para tomar una cerveza. Y aquí viene el cambio más radical de todos. En Qatar el alcohol está prohibido a no ser que tengas una licencia especial, que sólo se la dan a hoteles de 5 estrellas. Por lo que para tomarte una cerveza, o un ron tranquilamente, te tienes que volver a engalanar con tu camisa, corbata y zapatos. Pero a todo hay que hacerse...”, añade.

En cuanto a lo que más echa de menos de España, de León, Héctor lo tiene claro: a su pareja, a la familia y a los amigos. “También salir de fiesta en zapatillas y camiseta, la nieve, a veces el tener que ponerte 276 capas por el frío, el cerdo en todas sus expresiones (jamón, chorizo, salchichón, lo que sea), y de manera especial la Catedral”.

Vivir y disfrutar el momento

A pesar de que, como Héctor relata, en Doha “no hay mucho que hacer” uno de sus principales atractivos de su nueva ciudad es “la inversión en deporte, los días que hay competición encuentras una buena vía de escape a la monotonía”. “Esta semana he estado disfrutando del partido entre España y Dinamarca del Mundial de balonmano, y justo después, de un concierto de Jason Derulo. También he estado en el Open de Doha de tenis, que por cierto ganó un español, y también he asistido a varios entrenamientos de equipos de élite, como el Bayern de Munich o el Zenit de San Petersburgo, que utilizan las instalaciones de Aspire para entrenar durante los parones de navidad de sus ligas. Si te gusta el deporte este sitio no está tan tan mal, pero aún así les queda mucho para llegar al nivel de unaciudad entretenida y con cosas que hacer que nos gusta a los españoles”, sentencia el licenciado en Inef.

Sobre su futuro, Héctor mantiene las puertas abiertas en Doha, pero no se cierra nuevos destinos. “Si me renuevan aquí me quedo unos años, por supuesto. Pero la visita de rigor a mi España y mi León una vez al año no fallará nunca. Me gusta viajar y conocer nuevos sitios y formas de pensar, y si puedo hacerlo dedicándome al deporte que es lo que he querido y me ha gustado desde pequeño, no puedo pedir más. Así que intención de volver a España de vacaciones sí, a trabajar (nunca digas nunca) pero no creo”, comenta.

La sueño de Héctor es... “Jugar en el Real Madrid, pero eso cada vez noto que se me complica más”, confiesa Héctor divertido. “Mi meta es ser feliz, trabajar de lo que me gusta, conocer gente y culturas nuevas hasta encontrar el sitio ideal y asentar allí (o no); ya que gracias a esta aventura que estoy viviendo,he aprendido a no preocuparme por el 'qué vendrá', y a elegir lo bueno que te está pasando aquí y ahora, y quedarte con eso, ser feliz siempre, vivir el día a día, disfrutando, y quedándote con lo bueno, incluso en el peor de los momentos que tengas. Siempre si buscas y rebuscas encuentras algo positivo”.

Antes de despedirse, Héctor necesita realizar un apunte más... “¡Viva España y Viva León!”

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