La Cueva de Valporquero, una maravilla subterránea que aún esconde sorpresas

Nueva galería Valporquero

Thais Lozano

La visitan miles de personas cada año desde la década de los sesenta y se suponía totalmente explorada y conocida, pero los espeleólogos Pedro González y Rubén Merino han demostrado que la Cueva de Valporquero aún esconde pequeños resquicios, como una pequeña galería lateral que han descubierto recientemente.

Situada a unos treinta metros del suelo y con unos doscientos metros de recorrido, esta galería desconocida hasta ahora se encuentra cubierta de excéntricas formaciones de formas irregulares y diferentes a las que se pueden apreciar en los tramos visitables de la cueva. Se diferencian principalmente por su coloración, puesto que la galería está repleta de formaciones blanquecinas ricas en carbonato cálcico muy brillantes, “que más que estalactitas parecen pedazos de nieve o hielo” en comparación con los tonos ocres y marrones que caracterizan al resto de la cueva, describe Pedro González.

Hace ya un mes que estos exploradores se apercibieron de que aproximadamente a mitad del curso de aguas de la zona lateral en relación con las principales galerías y a unos veinte metros por encima del nivel del río había una especie de ventana que les había pasado desapercibida hasta el momento. “Fue pura casualidad” confiesa Pedro González, quien ha descrito que consiguieron llegar hasta ella escalando y se encontraron con que era un agujero “grande”, de unos cinco metros de diámetro, por lo que no fue difícil atravesarlo.

Al acceder al interior de la galería vieron que tenía bastante agua, procedente de un pequeño afluente cuyo inicio están tratando de alcanzar.

González, satisfecho por el descubrimiento, ha advertido no obstante que no se trata de la última galería a descubrir en la cueva. “Tenemos a la vista otras dos o tres ventanas pendientes de explorar”, ha confesado.

“Es difícil explicar lo que se siente cuando eres el primero en llegar a un lugar. Hoy en Valporquero hemos tenido esa vivencia, y quizás ha sido mas emocionante al hacerlo en una cueva por la que pasan miles de personas al año. Hace un mes vimos una ventana en una pared a unos 30 metros del suelo que hasta ahora nos había pasado desapercibida y evidentemente nos picó la curiosidad. Hoy, después de una dura escalada, hemos accedido a ella y da paso a una galería con más incógnitas pendientes de explorar y sobre todo con espectaculares formaciones blancas a las que no podíamos parar de hacer fotos. Si has vivido la emoción del descubrimiento y la exploración, no podrás dejarlo jamás”, confesaba el espeleólogo el día del descubrimiento.

Etiquetas
stats