El sueño americano deportivo y universitario

Ical. Mateo Laredo, futbolista de Ponferrada (León) -arriba segundo por la izquierda- posa con su equipo del Centro Universitario Erskine College de Due West, en Carolina del Sur (EEUU)

J. Benito Iglesias/ Ical

Acceder a la élite del deporte y estudiar a la vez con una beca en una universidad es una opción por la que optan cada vez más jóvenes de la Comunidad que, en función de los resultados logrados en las aulas y las competiciones, concluyen una carrera universitaria en Estados Unidos con un apoyo económico sustancial para lograr sus objetivos. La ayuda familiar sirve para consolidar una inversión de futuro, que se complementa con el aprendizaje de un buen inglés, clave para abrirse camino en el ámbito laboral y el deportivo.

Los futbolistas Ana González y Mateo Laredo, de Miranda de Ebro (Burgos) y Ponferrada (León), y el tenista Ignacio Jiménez, de Pancorbo (Burgos), son tres de esos jóvenes que, consultados por Ical, han querido contar su sueño americano y el resultado de la experiencia que están viviendo. Todos ellos coinciden en señalar que estar becados en una universidad americana es una oportunidad única y que se esfuerzan a diario para mejorar tanto en el terreno deportivo como académico, además de formarse como personas.

Ana González Villafruela, de dieciocho años y natural de Miranda de Ebro (Burgos), comenzó sus estudios este curso en Fayette Missouri, en la Universidad Central Metodista (CMU). Cumplió así su sueño americano gracias a una beca deportiva, en este caso de fútbol, que cubre aproximadamente el 85 por ciento de los gastos totales, cifrados en unos 30.000 euros al año. La ayuda se amplía a los cuatro años de duración de la carrera pero con la posibilidad de ir aumentándola, dependiendo de los resultados académicos y deportivos.

La cantidad económica depende también de la Universidad a la que un deportista foráneo acuda o le haya escogido. “Tal y como están las cosas en España no todo el mundo se lo puede permitir y me considero una afortunada gracias a mis padres. Ellos cubren una parte de los gastos y así puedo compaginar estudios universitarios con el deporte que me gusta, cosa que en España está complicado al no tener las mismas facilidades”, sostiene.

La futbolista mirandesa resalta en este sentido la posibilidad de elegir unos horarios propios de clases durante toda la semana y así poder llevar a cabo los entrenamientos o, incluso, tener un trabajo. “Una de las cosas que más me ha sorprendido es que si un día faltas a clase al tener competición esa falta está justificada. Realizar aquí tu carrera es una buenísima experiencia al aprender además un inglés perfecto, fundamental a la hora de buscar empleo en España”, añade.

Nivel alto de exigencia

En su opinión, el nivel de exigencia es alto y el hecho de ser deportistas no significa que no haya que dar la talla en los estudios y aprobar todas las asignaturas. “En lo deportivo, que es por lo que te han escogido, tienes que intentar esforzarte cada día un poco más que el anterior e ir mejorando y creciendo para demostrar a tu entrenador que mereces la beca que te están costeando”, apunta Ana. Antes de llegar a Estados Unidos participó en cuatro campeonatos de España, dos de ellos con la Selección de Castilla y León, y acudió a una convocatoria de la Selección Española de Fútbol.

Asimismo, reconoce que al llegar le resultó duro acostumbrarse al idioma y a las sesiones de entrenamientos diarias, a veces de mañana y tarde, algo que no ocurría en España. “Una vez estás en esa dinámica todo va fluyendo más fácilmente al estar muy bien organizado y existir mucha más dedicación. En mi caso, el fútbol femenino está mucho más valorado en Estados Unidos y hay más oportunidades de poder llegar a una liga profesional”, sostiene.

Ana comienza su jornada a las seis de la mañana trabajando en la cafetería de la Universidad -otro apoyo más poder abaratar los costes de estancia- y cuando termina, a las ocho y media, desayuna y la mayoría de los días empieza las clases a las nueve. A las doce hay un espacio de tiempo para comer y, después, algunos días hay varias clases más. “La tarde la dedicas a estudiar o hablar por 'Skype' con tu familia y amigos y luego hay más entrenamiento sobre las cinco, cenando antes de la sesión o después. Pocas veces tenemos hay días libres salvo un domingo sin partido, que compartes como una mayoría de deportistas americanos aunque también los hay de Brasil, Inglaterra, España, Colombia, Chile, Australia, Venezuela, México, Argentina, entre otros”.

Lo primero los estudios

Por su parte, Ignacio Jiménez Ruiz, 19 años. Nacido en Pancorbo y residente en Burgos durante más de 10 años, con apenas cuatro ya empuñaba una raqueta. Tras 15 años de duros entrenamientos, centenares de torneos y múltiples viajes, “y con mucho esfuerzo, sacrificio y pasión tenística”, afirma, el fruto llegó hace dos años con el privilegio de una beca para jugar en el equipo de Florida Atlantic University (FAU) y competir en la Division I de la Liga universitaria NCAA en la costa sur, residiendo en la ciudad de Boca Ratón a tan solo 40 minutos de Miami.

“Desde pequeño he sabido que el tenis es un pilar importantísimo de mi vida, pero siempre he tenido muy claro que lo que me va a dar de comer en el futuro son mis estudios. En España no hay privilegios semejantes a los que tenemos aquí. En mi opinión, son muchos los jugadores que erróneamente apuestan todo en el circuito profesional, sin ser lo suficientemente buenos como para tener éxito exclusivamente con la raqueta”, indica.

Actualmente Ignacio cursa el segundo año de la carrera Ocean Engineering (Ingeniería Naval) en la FAU, donde el programa de esta especialidad tiene mucho prestigio y está considerado entre los cinco mejores del país, motivo que le llevó a elegir esta universidad. “Disponemos de orientadores cuyo trabajo es exclusivamente conseguir los mejores resultados posibles, poniendo a nuestra disponibilidad tutores para cualquiera de las clases en las que lo necesitemos. Ellos hablan cada semana con los profesores para informarles y facilitarnos el estudio cuando tenemos que viajar debido al calendario de competiciones. A la hora de elegir horario y clases cada semestre, los deportistas tenemos prioridad frente a otros estudiantes y somos los primeros en registrarnos y elegir un calendario acorde para compaginar estudios y entrenamientos”, explica Ignacio.

A nivel deportivo cada equipo dispone de un preparador físico que se encarga de realizar programas específicos para cada jugador teniendo en cuenta sus características y necesidades. Además, hay un entrenador principal para los aspectos técnicos de tenis y dos asistentes que años atrás formaron parte del equipo de la universidad y conocen todo el proceso. “Es básico poder entrenar con un grupo numeroso de muy buenos jugadores procedentes de distintas partes del mundo. En un deporte individual como es el tenis, la competencia y la exigencia nos hace mejorar a todos y esto es un aspecto muy importante en las universidades americanas. La filosofía del equipo va por delante de los triunfos personales y si uno fracasa todos lo hacemos”, sostiene con vehemencia.

Mezcla de culturas

El tenista burgalés resalta igualmente la mezcla de culturas que se da en su equipo al contar con chicos de seis nacionalidades distintas (Rusia, Francia, Argentina, Inglaterra, Brasil, España) y, dentro de los americanos, el hecho de que haya jugadores de seis estados diferentes, entre ellos Hawaii, Kentucky o Florida. “Ellos se terminan convirtiendo en las amistades más cercanas que durarán para toda la vida”, enfatiza.

En dos años de estancia norteamericana, Ignacio ha recorrido distintas ciudades y estados de USA como Georgia, Tennessee, Washington DC, Virginia y Florida, por lo que considera “un lujo” poder competir sin tener que hacer frente a ningún gasto de alojamiento, transporte, material deportivo o inscripciones. No obstante, precisa que las horas libres son prácticamente inexistentes, junto a días en los que duerme 5 o 6 horas y apenas tiene 20 minutos para comer algo rápido y volver a la pista o a clase.

“Además saco tiempo para estudiar, quitando horas de sueño si es necesario. Vivir lejos de casa cuesta sin tu familia y amigos cerca, pero las ventajas y aspectos positivos pasan por encima de pequeños inconvenientes. Creo que es una experiencia increíble que nos forma como personas y que va a ser muy beneficiosa para nuestro futuro”, concluye.

Buena preparación académica y deportiva

En el caso del futbolista Mateo Laredo Fernández, que dejó con 18 años Ponferrada (León), fueron varios los motivos por los que decidido formarme en Estados Unidos. “La buena preparación académica, el perfeccionamiento del inglés y el hecho de que el deporte universitario está muy valorado influyeron mucho”, explica. El ex-canterano de la SD Ponferradina -campeón provincial en cadetes de primer año y jugador de las ligas infantil autonómica y nacional juvenil- obtuvo una beca en el Centro Universitario Erskine College de Due West, en Carolina del Sur, donde la cuantía económica concedida supera el 80 por ciento del coste total de los estudios y estancia.

“Aquí puedo seguir con el deporte que amo y estudiar lo que me gusta, mientras que poder compaginarlo en España sería muy difícil”, afirma rotundo, al tiempo que considera que una familia media española se puede permitir que un hijo “se forme aquí, aunque quizás no pueda estudiar en una universidad de las más prestigiosas, pero hay muchas otras pequeñas y con un excelente nivel”.

Asimismo, indica que está rodeado de jugadores de varios países europeos (Italia, Inglaterra, Escocia, Dinamarca, Suecia,) y latinoamericanos (Brasil, Colombia, Perú, República Dominicana y México). “Todos tienen un excelente nivel de fútbol, además de los propios estadounidenses”, por lo que califica la experiencia de “fantástica” tanto en lo deportivo como en lo académico.

El futbolista ponferradino significa que nunca ha estado en un centro de alto rendimiento deportivo en España para realizar una comparación, pero por su etapa deportiva anterior en Ponferrada sostiene que las instalaciones en Estados Unidos “son bastante mejores”, mientras que sobre las técnicas de entrenamiento considera que son diferentes “y también el modo de juego, que aquí es más bien inglés, basado en lo físico y el juego directo”.

Reglas deportivas distintas

Igualmente, relata que el 'soccer', palabra que denomina el deporte del fútbol en EE.UU, tiene algunas reglas distintas que lo caracterizan. “Por ejemplo, un jugador puede entrar y salir varias veces en el trascurso del partido. Si sufre una entrada dura, otro compañero lo sustituye y el equipo siempre está con once jugadores en el campo. Esto me parece bien, ya que en Europa el equipo infractor tiene la ventaja de contar con un jugador más mientras se recupera el lesionado en el conjunto contrario por la entrada dura”, concreta.

Mateo acude a sus clases universitarias por la mañana y los entrenamientos se realizan por la tarde con sesiones de aproximadamente dos horas que, en ocasiones, incluyen partidos. La competición se juega dos veces la semana, los martes y los sábados, y cuando termina la temporada se trabaja la resistencia y la musculatura en el gimnasio. “Tengo compañeros españoles, dominicanos, suecos y daneses y los días libres o sábados que jugamos en casa en ocasiones salimos por la ciudad. De fiesta lo hacemos también pero no durante la temporada, ya que es muy exigente. Si podemos los extranjeros nos juntamos y vamos a ver ciudades más grandes como por ejemplo Atlanta”, apunta.

32 castellano y leoneses becados

Empresas como AGM Sports, con sede en Zaragoza, se dedican a gestionar la consecución de becas para que jóvenes deportistas españoles, en función de su currículum académico y trayectoria deportiva, accedan a una buena universidad americana en la que formarse y labrarse un futuro. Fuentes de esta entidad señalaron que en los últimos cursos han trabajado con 32 jóvenes de Castilla y León entre futbolistas, tenistas, atletas, nadadores, baloncestistas, golfistas y nadadores. Proceden de Valladolid (7); León (5), Salamanca (5), Burgos (3), Soria (3), Ávila (3), Segovia (3), Zamora (2) y Palencia (1).

El promedio de ayuda anual para los estudiantes y deportistas de Castilla y León es 23.100 dólares anuales para los cuatro años de estancia, y el porcentaje del gasto de matrícula universitaria y de estancia que se cubre llega de media a un 70 pro ciento del total. Las carreras elegidas por la mayoría de los jóvenes de la Comunidad que estudian en una universidad americana están relacionadas con el 'business' (negocios y formación empresarial), ingenierías y educacion física.

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