El uso de Whatsapp o Line eleva el riesgo del ciberacoso entre adolescentes

¿Cuáles son los factores de riesgo que pueden convertir a un adolescente en víctima de acoso a través de la red, el denominado cyberbullying o ciberacoso severo? Un estudio revela que hay cinco elementos clave: ser o haber sido víctima de acoso escolar, el uso de programas de mensajería instantánea, como Whatsapp, Line o Telegram; tener móvil propio, los juegos online y el uso de internet más de tres horas diarias.
Esta es una de las principales conclusiones de un trabajo realizado por investigadores del Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo con más de 3.000 alumnos de Secundaria, con edades comprendidas entre los 11 y los 19 años, y publicado en la revista International Journal of Clinical and Health Psychology. Estos científicos aplicaron a los jóvenes el cuestionario de cibervictimización (CIVIC) y el cuestionario de factores de riesgo para la cibervictimización.
El objetivo del trabajo, según comenta Alejandra Dobarro, una de las firmantes del artículo, era analizar qué factores tenían mayor influencia a la hora de determinar qué adolescentes pueden sufrir cibervictimización, bien ocasional o bien severa. Los investigadores tuvieron en cuenta numerosas variables, desde las sociodemográficas (sexo y edad) hasta las psicológicas (autoestima, timidez, ansiedad), educativas (acoso escolar en el aula, formación y apoyo en el centro, rendimiento escolar), familiares (control parental) y tecnológicas (frecuencia de uso de internet y conductas de riesgo).
Algunas investigaciones previas, realizadas por distintos autores y consultadas por el equipo, apuntan que entre un 20% y un 50% de los adolescentes son víctimas de agresiones ocasionales a través de medios electrónicos, y entre un 2% y un 7% sufren acoso severo que puede llegar a dañar su salud mental y generar trastornos depresivos e incluso tendencias suicidas. En Asturias, sin embargo, los resultados obtenidos en esta investigación reflejan porcentajes menores de cibervictimización severa. Este término engloba ataques recibidos a través de internet o telefonía móvil que consisten en agresiones verbales o visuales, exclusión social o suplantación de identidad.
Las conclusiones generales revelan que la edad, el ser víctima de acoso escolar en el aula, las prácticas de riesgo en internet, el uso de redes sociales y programas de mensajería instantánea, y la frecuencia de utilización de la red son factores de riesgo estadísticamente significativos para la cibervictimización tanto ocasional como severa. Tener alta autoestima, por el contrario, actúa como un factor protector en ambos casos. Por otra parte, poseer móvil propio, jugar online con otras personas y la frecuencia del uso de internet durante más de tres horas diarias son factores de riesgo de ciberacoso severo, también conocido como cyberbullying.
Control parental ineficaz
Algunos resultados son más curiosos e incluso inesperados para los propios investigadores. Por ejemplo, la hipótesis de partida era que el control parental podría ser un factor protector, sin embargo, esta ha sido la única variable de las analizadas en el estudio que no muestra una asociación estadísticamente significativa con el grado de cibervictimización. El estudio indica que el control de los padres sobre el uso que sus hijos hacen de internet resulta, a menudo, ineficaz porque los adolescentes pasan tiempo con sus amigos y acceden a otros dispositivos y terminales móviles que escapan a esta supervisión. Además, un excesivo rigor parental puede ser síntoma de falta de confianza y comunicación entre padres e hijos.
Por lo que respecta a los factores de riesgo educativos, los datos revelan que ser víctima de acoso en el aula incrementa las probabilidades de serlo también a través de la red, sobre todo, para el acoso más severo. Con frecuencia, víctima y agresor acuden al mismo centro por lo que el acoso en el aula y en la red parecen formar parte del mismo fenómeno. Contrariamente a lo esperado, el estudio indica que las actuaciones de formación y apoyo en el centro educativo no se perciben como efectivas en los casos más graves, ya que cualquiera puede ser víctima de comentarios ofensivos o fotografías retocadas, a pesar de la formación recibida. En cuanto al rendimiento académico, tanto el haber suspendido alguna asignatura como repetir curso aumentan la probabilidad de cibervictimización severa.
El trabajo, financiado por la Consejería de Economía y Empleo del Principado, confirma otros aspectos que sí esperaban encontrar. La frecuencia de uso y las prácticas de riesgo en internet son considerados factores de riesgo importantes. Las aplicaciones que conllevan más problemas son los programas de mensajería instantánea, tipo Whatsapp, Line o Telegram, más que las redes sociales. Los autores aportan otro dato cuando menos curioso. Y es que el ciberacoso, tanto ocasional como severo, es más frecuente en quienes navegan por la red más de tres horas los fines de semana.
Los resultados obtenidos, a juicio de los autores del trabajo, indican que la prevención, detección y tratamiento del acoso a través de internet deberían tener en cuenta aspectos como la educación en valores y la enseñanza de habilidades sociales. Además, los niños y adolescentes tendrían que recibir formación digital para formarlos en las ventajas y riesgos potenciales de los dispositivos electrónicos. Sugiere también que una mejor comunicación entre padres es hijos es más eficiente que el control parental de internet.