Jordi Savall inaugura el sábado en León el XIII Ciclo de Músicas Históricas

Ical

El Auditorio 'Ciudad de León' acoge a partir de este sábado una nueva edición del Ciclo de Músicas Históricas, una cita en la que se hará un repaso al panorama musical europeo comprendido entre los siglos XVI y XVIII. El ciclo se inaugurará con el concierto de uno de los conjuntos europeos más prestigiosos e influyentes de las últimas décadas como es Hespèrion XXI, al frente del cual Jordi Savall vuelve a ofrecer homenaje a la riqueza cultural europea, donde se han hecho compatibles la diversidad con unos principios artísticos comunes, que sirven de hilo vertebrador para todo el repertorio de la música occidental, y que en el caso concreto de este concierto parten de la presencia continua de la danza.

De un modo u otro, el movimiento del cuerpo ha servido para unir voluntades sociales y estéticas desde antiguo, y en la Europa de la modernidad que arranca del Humanismo ese hecho ha quedado tan bien reflejado como preservado en un patrimonio extraordinario. Empiezan Savall y sus huestes explorándolo por la Venecia del siglo XVI, con sus aires de pavana y gallarda, los brincos del saltarello, heredados de la tradición medieval, que es donde aparecen ya las danzas emparejadas, una lenta, una rápida, como si ternura y desenfreno, nostalgia y lujuria fueran hijos de los mismos padres y se necesitaran entre ellos para existir.

Pavanas y gallardas fueron también platos comunes en los menús que los grandes vihuelistas o gambistas españoles del Renacimiento ofrecían en los palacios nobiliarios y las cámaras reales: muchas de ellas quedaron recogidas en los libros de vihuela o en las famosas recercadas del 'Tratado de glosas' que Diego Ortiz editó en Roma en 1553. Arpistas y organistas, como Antonio de Cabezón o Pedro de San Lorenzo, participaron de un ambiente en el que la fantasía o la variación sobre temas conocidos eran corrientes y a menudo se improvisaban.

Francia habría de convertirse en el terreno donde floreciera de forma especial la suite de danzas, aunque en la que aquí se ofrece aún conviven lo viejo con lo nuevo, por más que las primeras suites que presentaban una ordenación regular nacieran en Alemania, sólo unos años antes de que Samuel Scheidt publicara en 1621 sus pavanas, gallardas, correntes y alemandas.

Con el último bloque llega el momento de la reunión de todas las familias europeas a la misma mesa, y el desfile de grandes figuras incluso se acrecienta con la presencia de una de las increíbles fantasías de Purcell, culmen casi fuera de su tiempo del repertorio inglés para consort de violas, al lado de piezas del valenciano Cabanilles, el sajón Schein, el francés Dumanoir y el napolitano Valente, obras todas en las que los bajos danzables y sus ricas y variadas elaboraciones instrumentales trazan el dibujo de un mundo de desbordante y diversa creatividad.

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