La vecina de Carrasco identifica a Montserrat, a quien tomó por escolta de la presidenta, y su hija

La vecina del edificio contiguo al de Isabel Carrasco en el Paseo de La Condesa destacó, reconociendo a Montserrat González, “su forma de moverse, de estar, sus gestos... y así una vez, otra vez y casi a diario, salvo los fines de semana” realizando claros seguimientos a los movimientos de la presidenta. Casi siempre “entre las 8 y las 9 y 10 de la noche”. Se solía situar en la acera y en la zona frontal, ajardinada.
“Iba casi siempre con una parca verde, una gorra verde y bufanda verde, y un bolso de paño, de tejido, del tipo bandolera”, con “los ojos chiquinos y la cara ancha” y le llamó la atención “cómo andaba, me pareció que tenía una pierna más corta, pero después un día yendo a la farmacia me pareció ver que metía una pierna para dentro, y a partir de ese momento empecé a desconfiar, hasta pensé que sería escolta, pero desde ese día me pareció que una policía no podía” caminar así.
Y por eso un día se dirigió a ella. “Tenía siempre con la mano derecha en el bolso”. “Bajé, le pregunté por qué estaba siempre ahí, le dije que que si era policía, y me dijo que me marchara, que estaba esperando a una persona”. Y ese día se decidió a llamar a la policía. “Estaba muy muy nerviosa, llamé al 092, no me contestaron, luego al 112, me dijeron que eso no era suyo, luego hablé de nuevo con la Policía y me iban a mandar una patrulla, que me relajara”, algo que ocurrió el 24 de marzo.
¿Pero estaba alguna vez otra mujer? “Alguna vez, una chica más joven, paseando normal desde San Marcos a Guzmán y de Guzmán a San Marcos”, admitió. En el Juzgado llegó a identificar en aquellas mujeres a Montserrat y su hija Triana “sin ninguna duda”.
A preguntas de la defensa de las dos acusadas, llegó a pensar “que podían ser terroristas” y de todo ello “me acuerdo como si fuera hoy”. El letrado quiso saber si “le han refrescado la memoria” recientemente porque en su último testimonio ante el Juzgado habló de que a la joven la vio “dos veces”. “Repito que las vi a las dos caminando, hablando, se marcharon juntas”, aseveró.