Fermín Guerrero entrega en el Colegio de Abogados de León la explicación sobre su desaparición pero guarda silencio

El abogado Fermín Guerrero en una de sus muchas apariciones televisivas.

Elena F. Gordón / ICAL

El representante legal de la policía local Raquel Gago, una de las tres acusadas por la muerte de Isabel Carrasco, acudió hoy al Colegio Oficial de Abogados de León para hacer entrega de la documentación que aporta sobre la ausencia que protagonizó el pasado 27 de enero en el juicio, que obligó a suspender la sesión en medio primero de una gran preocupación por su integridad física y después un profundo escándalo por el efecto que tuvo sobre el discurrir del proceso judicial por el asesinato de Isabel Carrasco.

Fermín Guerrero, quien considera que no va a ser inhabilitado por ese motivo, y que ya había hablado anteriormente sobre los hechos con el decano del Colegio, se niega a dar explicaciones públicas de una desaparición que duró 20 horas y que desató todas las alarmas. “Las cosas privadas hay que preservarlas, por la intimidad, porque lo desconozca, porque no proceda”, argumentó.

“Que la gente piense lo que quiera”

El letrado, que asegura que no le importa la rumorología surgida en torno a su incomparecencia, aseguró que “si pudiera acabar con las especulaciones escogería otro problema más importante que mi justificación. Las cosas son como son. Yo no puedo evitar que la gente piense lo que quiera, me parece muy bien. Y cada uno tendrá que asumir las consecuencias de lo que no pueda justificar”.

Preguntado al respecto, comentó que lo que le hizo no comparecer en la sesión prevista para las nueve de la mañana -fue localizado sobre las dos de la tarde por agentes de la Policía Local- “pudiera ser” un problema de salud o relacionado con la salud. Todo parece indicar que en la documentación aportada hoy se incluiría un informe médico, extremo que no ha sido confirmado.

Aunque no dio explicaciones, sí aprovechó la presencia de los medios de comunicación para señalar que en las conclusiones finales las acusaciones fueron especialmente duras con Raquel Gago y para mostrar su deseo y confianza en que no se la condene por especulaciones y conjetura, porque para condenar a alguien tiene que haber una prueba realmente sustancial o unas presunciones que tengan alguna base, “no un cúmulo de calumnias, de injurias e invenciones muy mal intencionadas en la mayoría de ocasiones”.

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