Los héroes del verano se llaman monitores de tiempo libre

Monitores

Javier García

Cuando se termina el curso lectivo y comienzan las vacaciones de verano, los campamentos abren sus puertas para recoger a todos los niños que quieren disfrutar de su merecido descanso de una manera especial. Para supervisar a los jóvenes campistas aparecen los monitores de tiempo libre, unos héroes sin capa, sobre los cuales recae la dificil tarea de que no les ocurra nada y, sobre todo, que disfruten de su estancia en el campamento.

Sin capa pero sí con una sonrisa de oreja a oreja, Lorena Santiago, leonesa y estudiante de enfermería, junto a Josu Salazar, vitoriano estudiando ADE (Administración y Dirección de Empresa) son dos jovenes que han decidido 'sacrificar' su verano para poder disfrutar de algo que de pequeños les volvía locos: los campamentos. Ambos se encuentran amenizando las mañanas y las tardes de los campistas con juegos y actividades, complementándolo así con el baloncesto. Aunque no solo están para que se lo pasen bien, a su vez tienen que velar por la seguridad de cada uno de los 90 participantes que se encuentran disfrutando de sus vacaciones.

“Desde pequeña fui a campamentos y veía cómo lo disfrutábamos mucho, yo y el resto de mis compañeros, tanto que yo también quería ser monitora para enseñar a otros niños la ilusión de irse de campamentos” asegura con una ligera sonrisa Lorena Santiago. Para Josu, en prácticas, es su primer campamento pero comparte con Lorena algo en común, el realizarlo por vocación y con el ferviente recuerdo de los campamentos de Vitoria: “De pequeño fui a muchos campamentos, pero este año empecé a entrenar a chavales pequeños y me entró el gusanillo de hacerme monitor de tiempo libre porque me lo paso bastante bien con los niños”.

Aunque la vocación y las ganas de disfrutar junto a los niños hacen más de la mitad del trabajo, para poder ser monitor es necesario poseer un título que te acredite como apto para ello.“El curso dura 150 horas teóricas y 150 horas de prácticas”, nos explica Lorena, prácticas de las que Josu se informó a través de sus amigos de cuadrilla. “Una parte hace dos años hicieron las prácticas y nos dijeron que estaba bastante bien y entretenido, por ello este año decidí dar el paso”, comenta.

Intensivos, urbanos, deportivos; hay muchos tipos de campamentos pero siempre con la necesidad de contar con monitores de tiempo libre, incluso cuano se junto un deporte con el tiempo libre, una tarea a veces más difícil de lo que parece, ya que los campistas necesitan descargar de los entrenamientos y, sobre todo, desconectar disfrutando de una manera diferente.

Con varios campus a su espalda, Lorena se declina por los campus multiaventuras. “Ahí eres responsable de todas las actividades, puedes hacer más actividades al aire libre y puedes hacer actividades diferentes”.

Un trabajo no siempre bien remunerado

Si disfrutas con tu trabajo, no trabajarás ningún día del año, o eso dicen. La responsabilidad que recae sobre cada monitor de tiempo libre es enorme. “Los padres dejan una confianza en ti que es grandísima, el que les pueda pasar algo a su niño o que esté a gusto; al final los tienes que entretener y enseñar tú solo”, algo que muchas veces no se valora económicamente del todo. “Tienes que hacer todas estas cosas y dedicándole muchas horas, al final lo haces por que te gusta, por vocación ya que el dinero no lo compensa”.

A ello hay que añadirle el factor de la polémica. Cuando en algún campamento algo no sale como debería, los primeros damnificados son los organizadores y los monitores de tiempo libre“. La mayor parte de las veces solo sacan la parte mala que es cuando hay desgracias, pero la parte buena, que es la mayoría de los casos no se valora tanto, si al final tu hijo vuelve a casa feliz después de una semana con los monitores es que algo habrán hecho bien”.

Centrados como monitores y con la idea de algún día convertirse en coordinadores, ambos estudiantes universitarios y gracias a los campamentos veraniegos, no les surge ningún problema a la hora de compaginarlo con sus estudios. “Como los campamentos suelen ser de verano no me surge ningún problema, es más, es una buena razón, ahora que somos jóvenes y estamos estudiando todo el tiempo libre que tenemos lo podemos dedicar al campus y estar sin preocupaciones”, cuenta Josu.

La palabra verano tiene un significado diferente

“Cuando pienso en ello, me viene a la cabeza mi infancia y mi adolescencia cuando iba de campamentos, siempre me lo he pasado muy bien, creando amistades que te marcan aunque no la vuelvas a ver, o las experiencias vividas” confiesa Lorena. Una manera de desarrollarse como persona conociendo a personas nuevas y de lugares que no has visitado y que al final se traduce en “felicidad” para Josu, quien nos reconoce que “algunos de sus mejores amigos salieron de las relaciones que surgieron en esos campamentos”.

Experiencias, vivencias y sobre todo muchas anécdotas es lo que desprende el dejar de ser uno más en el campus a ser el “jefe”, el “médico” o incluso su confidente. A pesar de que a Josu como monitor no le ha ocurrido nada que recordar como cuando se quedó encerrado en un baño al romper un pomo de la puerta, Lorena hace un par de campamentos recuerda con ternura una de sus anécdotas más recientes. “Una niña de 6 años tenía el gran problema de que no se podía comprar un helado y me vino llorando porque no le dio tiempo a comprarse el helado, me pareció muy curioso, tú pensando en todos y que a estos pequeños cualquier cosa les hace llorar y les hace reír”.

Y como en todos los lugares puede surgir la chispa, las convivencias entre monitores acaba surgiendo un cierto cariño y aunque Lorena se sonroja al hablar de ello sí que reconoce que ella si consiguió ligar con otro monitor en su primer año. Con la ilusión de proseguir sus caminos como monitores, Josu quisiera realizar campamentos por toda España e, incluso, fuera, al igual que Lorena, la cual busca seguir contagiándose de la niñez, de la energía y felicidad que te transmiten los más pequeños, el motivo que les mueve a “sacrificarse” cada verano por intentar hacer de esta época estiva de los demás algo divertido.

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