La capital leonesa sigue 'regando' para limpiar el centro de la ciudad durante una sequía histórica

El riego masivo para limpieza continúa, al contrario que en otras capitales.

La peor sequía de la historia de León desde que hay registros, que por ejemplo mantiene el embalse de Los Barrios de Luna al 4,2% de su capacidad, no mueve la conciencia del Ayuntamiento de León. Al menos teniendo en cuenta que a pesar de una sed generalizada y sin precedentes, las calles de la capital leonesa continúan regándose de manera habitual como método de limpieza viaria habitual.

Se trata de una estampa cotidiana la del baldeo de las calles. Bien con mangueras por las noches, bien con los camiones cuba del Servicio de Limpieza, sobre todo el centro de la ciudad sigue barriendo su suciedad a golpe del líquido elemento.

Un operario de limpieza regando anoche el centro de León para la limpieza de calles.

Cabe recordar que la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), a través de la llama Comisión de la Sequía, ya hace varios meses que ha incluido al Consistorio leonés entre aquellos de la provincia a los que ha recomendado el máximo cuidado y ahorro de agua, por lo exiguo de las reservas en los pantanos de los que se suministran para el agua corriente, la que sale por el grifo de cada vivienda de la ciudad.

Tal es la situación de sequía galopante, nada atenuada con las débiles lluvias de la última semana, que ya en el pasado mes de abril esa Comisión de la Sequía lanzó el aviso oficial a los ayuntamientos de León y de Astorga de que “extremen las medidas de control del consumo” de agua, ya que si persistía la falta de lluvias podría ponerse en riesgo a medio plazo incluso el agua de consumo humano.

CHD, como hiciera también en el Bierzo la Confederación Hidrográfica del Sil, no puede prohibir expresamente a un Consistorio este tipo de uso aparentemente inadecuado de un bien tan preciado, y se limita siempre a lanzar advertencias y avisos que sin embargo deja la decisión final en manos de los responsables municipales.

Para entonces, la llegada de un verano caluroso y sin precipitaciones sólo agravó la situación. Los baldeos de limpieza continuaron y al final la estación, el grupo municipal de UPL pidió la adopción de “medidas radicales”, más allá de la disminución a sólo 8 días al mes del ritmo de limpieza líquida. En concreto, solicitaban que el equipo de Gobierno del PP no volviera a regar las calles hasta que la situación de sequía no se revertiera.

De nuevo oficialmente, CHD requirió al Consistorio medidas de control máximo. A principios de este mismo mes de octubre la Comisión de la Sequía insistió en que León debía tomar cartas serias en el asunto. De hecho, dado que el principal abastecimiento de la ciudad proviene del pantano de Luna, cuyas imágenes desérticas son históricas, ya recomendó que priorizara el caudal de agua captado por su Estación de Tratamiento de Agua Potable desde el río Porma, para hacer frente a esta contingencia del Órbigo “mientras no haya precipitaciones significativas que incrementen el volumen del citado embalse”.

El caso es que el Porma también presenta unos registros inéditos de falta de agua, en concreto un minúsculo 15,5% de su capacidad total, lo nunca visto tampoco aquí. Pese a todo, el baldeo continúa muchos días de cada mes, como atestiguan las fotografías que ilustran esta noticia, tomadas en la mañana de este lunes.

Vigo, restricción total con su pantano al 56%

Curiosamente, este derroche de León queda muy lejos de las medidas adoptadas por otros Ayuntamientos. Por ejemplo, el de Vigo, en la misma fecha del segundo aviso de CHD, el Ayuntamiento de Vigo adoptó la prohibición total del baldeo de las calles e incluso de la restricción del riego en los jardines públicos de la ciudad gallega.

Allí, el pantano de Eiras del que se nutre la capital viguesa y otros municipios de la comarca se encuentra en “un año difícil”, remarcó entonces el alcalde, Abel Caballero. Un pantano que se encontraba a más del 56% de su capacidad, nada que ver con el menos de 5% que Luna mantenía a principios de mes.

Entre otros casos reseñables de Castilla y León resalta también el de Valladolid, cuyo Ayuntamiento decidió ya en agosto dejar de regar el 72% de sus zonas verdes por la sequía, tras el mismo aviso que León recibió, lo que afecta desde entonces a 216 de las 300 hectáreas de jardines de la capital pucelana.

Por contra, Palencia, también con idéntico aviso de sequía extrema, no aplicó restricción alguna en agosto, si bien en mayo sí limitó los riegos y los baldeos en los parques y jardines de la ciudad, anunciando la implantación urgente y preferente la irrigación inteligente.

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