Palomas mensajeras de premio en León

Costa y su hija Aroa muestran dos de sus pichones, de unos 15 días.

Marta Cuervo

José Fernando Costa, desde muy niño, tuvo un sueño: criar palomas mensajeras. Este “portugués de León”, como a él mismo le gusta llamarse, explica que en Portugal solo tenían las mensajeras y el fútbol. “El fútbol me quedaba lejos porque yo era de una aldea y mi vecino competía con las mensajeras. Yo era un niño y veía como las atendía y la felicidad que le daban las palomas cuando ganaban las carreras y yo me alegraba tanto o más que él”, recuerda. Con esfuerzo y dedicación Costa comenzó con sus polluelos a crear su propio pedigree. “Me las he llevado siempre conmigo”.

Las palomas, utilizadas antiguamente como carteros durante la guerra para llevar mensajes entre la monarquía y muy útiles para los marineros que querían hacer llegar noticias a casa, con la llegada de los medios de comunicación pasaron a ser un hobby.

¿En qué consiste el deporte de las palomas mensajeras?

En León existen dos clubes: el San Francisco y el Club Leonés, que es el de Costa. “Estamos a un nivel nacional bastante bueno, hemos traído a León la Copa del Rey dos veces, que es el mejor galardón de la colombofilia, entre otros muchos premios”.

En la competición de las mensajeras a nivel nacional, las carreras más prestigiosas, cada competidor se reúne con sus palomas en el club e inscribe a las que van a competir.

“Se registran en una memoria electrónica y por esa memoria van al ordenador y de ahí a la impresora”, explica Costa. El siguiente paso es precintar las cestas donde van a viajar y llevarlas al punto de suelta: Huelva, Tarifa o Melilla. “Las palomas tienen un día para viajar: salen el jueves, descansan el viernes, comen en sus jaulas adecuadas para ellas, y el sábado a las 7.00 horas, si el tiempo acompaña, las soltamos y ellas regresan a su punto de origen”, explica el criador de palomas.

Cada ave regresa a su casa. Para saber la hora exacta de llegada, con minutos y segundos, las palomas entran por una bandeja donde hay un reloj electrónico. Las aves llevan un chip en la pata y según pasan por la banda con ese chip se detectan la marca y el número de la paloma competidora.

Cada paloma tiene en la pata una pulsera identificadora.

Normalmente se compite por autonomías. “Hacemos el programa de sueltas de competición y a través del nacional de España nos lo tienen que aprobar, todos tenemos que realizar los mismos kilómetros, que se calculan por una cordonada que marca la distancia”.

Pongamos un ejemplo: “Si en una carrera participan 100 ejemplares y se clasifica el 30%, cuando llega ese tanto por ciento se cierra la carrera, las otras que no han llegado quedan descalificadas” asegura Costa. De esta forma gana el mejor coeficiente, es decir, las clasificadas tienen que entrar todas juntas: “si regresan por separado pierdes coeficiente, si entran todas a la vez consigues el mejor coeficiente”.

Las palomas se sueltan en conjunto pero, luego, “cada una se tiene que buscar la vida”. Sus mayores enemigos son los halcones y los cazadores. “Ella puede tardar más o menos pero siempre regresa, porque es el instinto de la mensajera, regresar a su punto de origen”.

¿Cómo se prepara una paloma?

Según Costa, las palomas mensajeras nacen con el instinto. Los polluelos empiezan a salir y a estudiar el terreno y su casa. “No se puede soltar una paloma adulta (con tres meses) de golpe porque se perdería”. Las palomas salen todos los días, hacen preparación física, todas en conjunto, ellas mismas ya saben ir y volver. “Las llevo a Valencia de Don Juan o a Benavente para que cojan forma física y llegan antes que yo a casa”, presume orgulloso el portugués.

La competición comienza a primeros de año pero, en León debido al clima se espera a después de Semana Santa. Las palomas de Costa son las mismas que se sueltan para el encuentro de Semana Santa en la Catedral y para las fiestas de San Andrés.

Nada que ver con las de la ciudad...

Las palomas de Costa son brillantes con un plumaje espectacular y las patas perfectas. ¿Por qué existe tanta diferencia entre estas y las de la calle? “Las palomas de la ciudad suelen estar llenas de suciedad, comen mucha porquería y suelen tener las patas cortadas... a estas palomas les damos todo lo que necesitan, desde agua limpia y pura, hasta el mejor grano que hay: pipa, lenteja, guisante, maíz, trigo y cebada”, asegura el colombófilo. “No se ensucian ni las patas, yo las tengo como oro en paño, son mis aletas y las tengo que cuidar porque sino no tendría buenos resultados”, añade.

Además de la satisfacción de que una paloma tuya sea la más rápida en España, también existe una recompensa económica. “En un derbi en Canarias, en una carrera desde la Casa Blanca de Marruecos hasta Canarias, de las tres primera palomas que llegaron, la primera la compró un belga por 5 millones de las antiguas pesetas”. “Un japonés ha llegado a pagar 32 millones de pesetas por una mensajera, y otro amante de las palomas 18 millones de pesetas por otro ejemplar”, asegura.

Un japonés ha llegado a pagar 32 millones de pesetas por una mensajera

La vida de una paloma en competición puede alargarse 10 años, luego pasan a ser adultas y suelen dedicarse a la cría, puesto que “han sido unos cracks fabulosos, permanecen como trofeos”.

Viven unos 18 años, y son capaces de recorrer 1.000 kilómetros al día con una media de unos 100-130 kilómetros a la hora.

Costa diferencia a todos sus ejemplares (unas 200), pero su preferida es, sin duda, Aroa, que lleva el mismo nombre que su hija, ya que “es la que más alegrías le ha dado”. Pero cada una tiene su mérito: algunas poseen un gran fondo, Melilla-León, otras han ganado Tarifa-León y otras son especiales porque son muy bonitas.

Según explica Costa, los expertos aseguran que las palomas se orientan por el cayo que les sale en el pico, que con los años se les va a “adornando”. “Dicen que tienen unas piedras en el cayo que detectan las ondas magnéticas existentes entre el suelo y el cielo y se orientan por ellas, por eso nunca vuela en línea recta”.

Las palomas mensajeras constituyen el segundo deporte en Portugal y, aunque en España en general son bastante desconocidas, las leonesas son de las mejores de toda la península.

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