En Casla, los niños tiene una puerta abierta a otros mundos

Telvi San Miguel y su hija Paula, responsables de Casla

Milena Pasetti

La librería Casla abrió sus puertas el 24 de noviembre. Pero por detrás tiene más de 40 años de trayectoria, bajo el nombre de Librería Hermanos González.

Y ahora, se incorpora la segunda generación, para la gestión de un rubro que ha cambiado mucho en los últimos años, de la mano de la irrupción de las nuevas tecnologías. Las responsables del proyecto son Telvi San Miguel y su hija Paula, que muestran con orgullo el local que ahora ocupan sobre la calle Velázquez.

Desde hace tiempo están especializadas en literatura infantil y juvenil, por eso han equipado una zona posterior con alfombras, estanterías, algunos juegos y láminas en las paredes, destinadas a los cuenta-cuentos. Un espacio multifuncional que se reordena con sillas, un proyector y altavoces para acoger presentaciones y otras actividades para adultos.

¿Hoy las librerías no sobreviven sin organizar actividades?

Yo creo que sí sobreviven. De hecho, en León tenemos librerías muy buenas. Pero el mundo de la literatura infantil es complicado, tienes que hacer actividades. Aquí no hemos inventado nada, es algo que se hace ya en otras ciudades. Y que era necesario en León. Tengo muchos autores amigos, de toda España, que me planteaban la posibilidad de hacer cosas, y necesitábamos un espacio para ello.

Cambios

Telvi San Miguel coincide con muchos otros libreros y editores en que la literatura infantil y juvenil ha cambiado mucho en la última década. Para empezar, en la cantidad de publicaciones. Y también en su calidad.

Pero también los hábitos de consumo. “Los padres ahora están más preparados. Y más concienciados sobre la importancia de la lectura. Además, venimos de unos años de expansión económica que ha acercado mucho el acceso a los libros”, opina Telvi.

“Hay colecciones de libros pequeños, muy accesibles, muy bellos por su texto. Otros son fantásticos en cuando a ilustraciones. Pero para hacer niños lectores tienes que atraerlos con todo. Un niño que lee por obligación es un lector perdido. Al niño le tienes que hacer sentir lo maravilloso que es meterse en otros mundos”, finaliza.

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