Esperando a Soria

Periodistas

Jesús María López de Uribe

Cincuenta minutos esperando. Eso es lo que estuvieron haciendo los compañeros de la prensa esta tarde en la Subdelegación de Gobierno. Por una vez alguien se la coló pero bien, ya que, claro, si estás esperando a un ministro no te vas a mover del sitio no vaya a ser que te eche la bronca el jefe por no haber cogido con tu grabadora lo mismo que la docena de medios allí presentes. Cosas de las convocatorias ministeriales, que o estás para escucharlas o parece que no has hecho nada.

El caso es que José Manuel Soria, a la sazón ministro de Industria (o sea, de la Minería) le ha echado un par de narices al pretender venir a León el día que se mueren asfixiados unos trabajadores a seiscientos metros de profundidad. Y más que le habrán puesto algunos para decirle a todo un señor Soria -que ha sido absolutamente inflexible con el carbón leonés como nunca otro ministro ni del PSOE ni del PP- que no se le ocurriera ir al tajo, a la puerta de la mina como pretendía en los primeros momentos. Muchos se dan cuenta de que de esas ni Soria, el imperturbable, saldría entero. Así que le han aconsejado que se venga a León para ir al hospital y al tanatorio.

Pues no hay foto de eso. Siempre hay alguien más listo que los periodistas, que en estos días terribles como hoy se quedan totalmente perdidos ante la magnitud humana de un suceso como éste. Así que, vamos, para evitar malos momentos y tensiones innecesarias -no vaya a ser que alguien le recuerde a don José Manuel que no se ha portado “bien” con los mineros durante su mandato- justo delante de las cámaras, lo mejor es irse al hospital y al tanatorio sin que estén ellas. Y, también hay que decirlo, se evitan muchos líos cuando no están las cámaras y los periodistas, que la gente se envalentona más de la cuenta.

El caso es que lo de volver a ser periodista (qué mal día he elegido para regresar, leñes) tiene también su dosis de mala leche. Estoy convencido de que mis compañeros y compañeras allá en la Subdelegación de Gobierno no se sentían especialmente contentos por esperar al ministro. Son muchos como él los que han pasado por aquí y ya hay gente con el “culo pelado” que no le gusta perder el tiempo sea Soria, Rajoy o el 'Sumsum Corda'. Que hay muchas más cosas que hacer como terminar el trabajo e irse a casa, que se lo merecen. Además, vaya salita para las cinco cámaras de vídeo, los diez periodistas y los fotógrafos.

Ah, y periodistas de Madrid. Como siempre que pasa algo tan fúnebre en la minería de León y de este país. Por desgracia esta provincia sólo se hace famosa a nivel nacional, e internacional, con desgracias como éstas: con muertos en un pozo minero. La gente de la mina, los únicos trabajadores que se han esforzado en defender sus derechos, tienen un alto poder de convocatoria en este periodismo romántico que tanto admira la audiencia. Debe ser por las películas, porque se lo han currado con sus marchas negras o lo que sea... que la gente de Madrid tiene que preguntar, aunque sea una obviedad de esas que los periodistas leoneses enarcan la ceja por no echarse unas risas, porque mucha idea no tienen; pero para la poesía en su reportaje televisivo seguro que les dá.

Siete y cuarto de la tarde. Lo de siempre como antaño (repito: mal día escogí para volver a esta detestable profesión), dejar el número del DNI en la puerta, subir a la primera planta, hablar con los compañeros y observar que todo sigue más o menos igual: el poderoso sigue siendo el poderoso para seguir haciéndonos esperar mientras sibilinamente nos hurta el momento de verdad, el que el periodista tiene que ver; el duro, el que puede ser violento, fuerte, en el que una mujer de un minero le diga algo sin importarle que es ministro como sí nos importa a los que juntamos letras.

Ocho menos veinte de la tarde. Yo me largo. Me voy al tanatorio para no llegar. Así creo que hago un periodismo distinto que los demás. Pero son ellos los que se quedan al pie del cañón y yo sin ver al ministro ni en el tanatorio ni en la Subdelegación de Gobierno. Antes que hacer más el ridículo me voy a la redacción de ileon.com a ver si hago algo.

Soria poderoso, sí. Incluso para desligar el que no viniera a León como Ministro de Industria a conocer la mina y sí para estar “con las familias”. No niego que hay que tener cojones para enfrentarse a eso, señor ministro. Cojones tiene que los periodistas no lo hayan podido ver. Eso sí, cojones tiene que pocos vayan a decir en sus noticias que les han dado esquinazo. Porque parece que no es el día de soltar la palabra cojones. Pero cojones, que no es fácil hablar de muertos; cojones, qué día para regresar a este terrible mundo periodístico y que te la cuelen porque por cojones te tienes que quedar esperando al ministro. Cojones tiene que por tener cojones, e irte, te quedes a dos velas.

Sí, tiene cojones. Pero lo que más tiene que la muerte de seis hombres, algunos seguro que padres de familia sea hoy el espectáculo de televisiones, ministros y demás. Más que cojones da coraje. ¿Informar o espectáculo, cojones?

Tiene cojones. Que tenga que trabajar en ésto mientras no tengo cojones para imaginarme cómo lo tienen que estar pasando los amigos y familiares de Antonio, Carlos, José Luis, Manuel, Orlando y Roberto; que todos los días sí que se los echaban para entrar en la mina.

Tiene cojones...

Nota a las 00:20 horas: esto de haber sido periodista y volver tiene lo que tiene. Que me informan de un detalle que es vital para matizar este artículo y hay que escribirlo aunque acabe de cenar y no me apetezca nada. El caso es que de bien nacidos es ser agradecidos. El ministro Soria hizo esperar a los medios porque una familia de las cinco de los intoxicados no quiso que la Prensa estuviera presente. Nada de fotos. He preguntado por qué razón no se le dijo a los medios ese aspecto... me contestan que es trabajo de los que llevan a los medios. Pienso que bastante tenían ya con una visita sorpresa de un ministro como para explicarlo. De todas maneras, la falta de transparencia es lo que tiene. Estoy seguro que los medios de León habrían aceptado no ir, pero no tanto de los de fuera (y menos de los de Madrid). Lo que sí es cierto es que el ministro Soria no se lo pensó dos veces y se plantaba en la puerta del Grupo Tabliza de La Vasco. Eso le honra, aunque el sentido común le parara los pies. Ojalá hoy al ver a esas familias de los trabajadores que han sobrevivido se dé cuenta de que la mina del carbón no sólo es dinero, sino que es el alma de esta tierra. Ojalá. Y que le eche cojones una vez se dé cuenta de eso y haga Justicia con esta provincia que se muere.

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