“En cuanto a solidaridad, a estar juntos, tienen una manera especial que no es fácil de explicar”

Carlos S. Campillo / Ical Joaquín García, párroco de la localidad leonesa de Santa Lucía de Gordón.

Elena F. Gordón/ Ical

Joaquín García es uno de los cientos de personas que ayer participaron en la concentración silenciosa que se celebró en Pola de Gordón por la muerte de seis mineros en el Pozo Emilio del Valle en la localidad leonesa de Llombera. En ese encuentro ocupó un espacio anónimo entre trabajadores, familiares, amigos y vecinos de las víctimas. Horas antes acompañó al obispo de la Diócesis de León, Julián López, en su visita a la explotación donde ocurrió la tragedia. Y este miércoles concelebra el funeral de cinco de los fallecidos en Santa Lucía de Gordón, el pueblo en el que ejerce su ministerio desde 1997.

A sus 56 años, lleva 30 de sacerdote y los ha vivido en varios destinos, todos ellos vinculados a la minería del carbón. Por eso, sabe lo que se siente cuando la tragedia se ceba con este colectivo y en esta ocasión, con más dureza de la habitual y de la que cabe esperar en pleno siglo XXI en una empresa que tiene buen nombre y fama de ser una de las más seguras del sector. Joaquín conocía a uno de los fallecidos pero se siente cerca de todos. Mi padre juega la partida con su padre y nos conocíamos desde pequeño. Y al que no conoces directamente, alguna vez te has cruzado con él. Son muchos años, por ejemplo, celebrando la fiesta de Santa Bárbara“, comenta.

La del lunes no es, ni mucho menos, la primera experiencia amarga que vive por el precio que se cobra la mina pero sí la más grave. Ha vivido algún otro accidente pero, añade, “no un palo como este. Lo vive uno con mucha tristeza e intentando estar al lado de la gente. Hay mucha pena y mucho dolor y ves que la gente está un poco desanimada. Dentro de eso, intentas, simplemente, acompañar”.

Él, en su condición de sacerdote, comenta que tiene “un rayo de esperanza por la fe y porque aún en medio del desánimo que cunde en estos momentos siempre hay también algo de esperanza”. “Cuando escuchas que uno de los heridos está en el Hospital por intentar ayudar a un compañero piensas que el ser humano tiene futuro y tiene esperanza dentro de la dificultad”, pone como ejemplo.

Reconoce que en circunstancias como las que se vive estos días en toda la comarca de Gordón, no hay palabras que alivien la pena de los familiares, amigos y compañeros de las víctimas. “No se consuela de ninguna manera, simplemente hay que estar al lado y estando al lado te sorprenden algunas cosas”. Como sacerdote acumula muchos casos y personas alrededor de su vocación y profesión. En ocasiones, detalla, “hay quien viene y te dice que las palabras que dijiste en un momento y que ni recuerdas supusieron algo importante para alguien. El ser humano es un misterio y se renace de las cenizas siempre. No se trata de consolar, simplemente de estar”.

También destaca el contagio de la tristeza por la fatalidad cuando se comparte tiempo y vida con los vecinos de los pueblos en los que ha ejercido o ejerce como sacerdote. “El abrazo que te dan y que sientes. Parece que no vas a conocer a nadie y te das cuenta de que es fulanito de tal y ese abrazo que te da su hermano o su mujer te llega”. Está convencido de que esa labor de acompañamiento en los momentos complicados deja cierto poso. “Yo como religioso siento que la gente mira y cuando mira ve que detrás está el cura y eso también se percibe y ayuda”, dice.

Recuerda la misa del primer accidente minero mortal que le tocó oficiar, durante su etapa en Villablino, otra de las principales cuencas de la provincia. Desde entonces, ha presenciado varias despedidas a mineros. Preguntado por cómo pulsa la forma de sentir la vida y la muerte en estas zonas asegura que no es muy fácil de explicarlo. “Los mineros en cuanto a solidaridad, a estar juntos, tienen una manera especial. Y no es muy fácil de trasladar. Puedes hablar de que son muy solidarios y la gente lo entenderá a su manera, posiblemente, pero cuando estás entre ellos ves que hay una serie de cosas en las que son especiales. Y son difíciles de comprender si no estás cerca”, concluye.

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