Las polémicas unidades de gestión clínica sanitarias arrancarán en 2015

Imagen: Carlos S. Campillo/Ical

S. Calleja/ ICAL

Estaba previsto que el proyecto de decreto recibiera la luz en marzo, pero los cambios que implicará la implantación del modelo de gestión clínica en el mapa sanitario a corto y largo plazo obligan a no dejar ningún fleco suelto. La oposición sindical por las dudas que genera el cambio, las voces que lo han tachado de sistema de privatización y el nacer en tiempos de crisis retrasan uno de los proyectos estrella de esta legislatura que está costando que madure más de lo previsto, pero dentro de la tónica general de España, donde comunidades que ya lo han implantado han tardado entre cuatro y cinco años para conseguirlo. En todo caso, no se trata de un proyecto encallado: el decreto de unidades de gestión clínica verá la luz en el plazo de dos meses, a mediados de junio, si todo marcha al ritmo previsto.

“Es un proyecto novedoso, al que hay que dar muchas vueltas. Va a cambiar el modelo, los conceptos, hay que analizar cómo va a evolucionar, y estudiar el contexto final completo es complejo”, precisó a Ical el director general de Asistencia Sanitaria, José María Pino, quien confía en que en unos días el texto reciba el visto bueno de la Dirección General de Presupuestos para avanzar en el proceso de consulta y que se apruebe a mediados de junio.

La gestión clínica implicará cambios en la organización en la estructura de recursos humanos para mejorar la eficiencia del sistema y mejorar su sostenibilidad. Restará peso a los gerentes de los centros de atención primaria y especializada en pro de los profesionales, al aumentar la implicación de estos últimos en la gestión. El objetivo pasa por crear grupos de profesionales que, con mayor autonomía, adopten decisiones que mejoren y unifiquen la gestión clínica, ya que sus actos condicionan el funcionamiento de la prestación en mayor grado que las decisiones de políticos o gestores.

No obstante, pese a que el decreto se apruebe es unos meses, no será hasta enero de 2015 cuando las unidades de gestión clínica comiencen a funcionar, debido a que los cómputos temporales en gestión se han de corresponder con ejercicios presupuestarios completos, según la propia normativa. Ante este escenario, Sanidad utilizará lo que resta de año para cerrar el procedimiento, formar a los profesionales y estudiar “a fondo y con detenimiento” los proyectos que se presenten. “Si hay tiempo, no habrá problema para que las unidades que se determinen se creen antes formalmente a través de una orden, aunque el tiempo de trabajo en gestión comience a contar en enero”.

Buenos augurios

Pese a las voces contrarias que denuncian que las unidades de gestión clínica son una privatización encubierta, Sanidad respalda el proyecto con los datos de las dos experiencias piloto que se han cerrado hace 15 días, la del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid y la de la Unidad de Salud Mental del Complejo Asistencial de Zamora. La primera evaluación cerrada, correspondiente a 2013, indica que la unidad de Cardiología cumplió el 81,5 por ciento de los objetivos fijados, y la de Salud Mental, el 92,5.

Además, en el caso concreto de la de Cardiología, los profesionales de la unidad redujeron hasta los 6,85 días la estancia media, por debajo del objetivo fijado de un máximo de 7,35 días, y aumentaron la cifra de estancias evitables, al pasar de las 2.200 fijadas en su plan de gestión a las 3.623 al cierre del ejercicio. A ello se sumó, entre otros aspectos más técnicos, que sobre el presupuesto marcado de 14,6 millones lograron un ahorro de 4,9 millones.

Por su parte, la Unidad de Salud Mental se marcó rebajar las estancias medias de ingresos por debajo de los diez días, y logró cerrar el dato con 6,23, al tiempo que consiguió que el 80 por ciento de la atención se prestara directamente en los centros de salud sin que el paciente tuviera que ir al hospital para resolver su problema, cuando su objetivo inicial era del 70 por ciento.

“Los resultados son buenos, razonables y adecuados, y nos hacen seguir pensando que este modelo puede avanzar en la línea pensada”, precisó Pino, para quien queda patente la “eficiencia del modelo, ya que se puede seguir hacer más y a menor coste con el cambio en la gestión”. “Lo importante no es que se ahorren costes, de hecho los porcentajes de ahorro son limitados. Lo fundamental es que lo que se gasta se hace de manera más eficiente y rentable para el usuario, que se mejoran los resultados asistenciales”.

Demanda

Hasta la fecha, el 20 por ciento de los equipos de Atención Primaria y un centenar de servicios de Especializada han mostrado a la Consejería de Sanidad su interés por convertirse en unidades de gestión clínica. No obstante, este departamento quiere que la implantación del modelo sea lenta, que se extienda como una mancha de aceite impregnando poco a poco todo la organización, de lo que se intuye que no todos los equipos pasarán el corte en su primera fase.

En todo caso, como punto de partida, los equipos de atención primaria o especializada que quieran constituirse como unidad de gestión clínica tendrán que cumplir una serie de requisitos, entre ellos, presentar una programación a cuatro años, definiendo sus objetivos asistenciales y de actividad, así como el modelo organización, los proyectos de investigación y la formación que promoverán. También, tendrán que reflejar resultados en términos presupuestarios.

Estas unidades tendrán un director, un comité ejecutivo clínico, formado por facultativos y enfermeros, y un procedimiento de funcionamiento consensuado. Anualmente, la Consejería evaluará y cuantificará el cumplimiento de los objetivos marcados. Además, prevé tres niveles de autonomía, que las unidades asumirán de forma progresiva.

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