Las pistas científicas para esclarecer el asesinato de Isabel Carrasco

La pasarela donde fue abatida a tiros Isabel Carrasco / Foto: C. Sánchez Campillo (Ical)

Ángela Bernardo

No ha pasado ni una semana desde que Isabel Carrasco fuera abatida a tiros en la pasarela del río Bernesga. En estos cinco días, la avalancha de información ha ido conformando un puzzle -rocambolesco-, en el que las piezas van encajando poco a poco. La inquina personal hacia la que fuera política más poderosa de la provincia sigue siendo el móvil más probable de un crimen que, lejos de resolverse, parece sacado de un capítulo protagonizado por Jessica Fletcher.

El trabajo de la instrucción judicial y de la policía científica ha permitido, por ahora, desvelar quién fue la mujer que disparó el arma: Montserrat González, la madre de Triana Martínez. Una larga historia en la que confluyen intereses políticos, litigios laborales y problemas económicos estaría detrás del asesinato de Carrasco. La implicación de una tercera persona, policía local de León, conducida hace unas horas a la prisión de Mansilla de las Mulas, demuestra que el fin de este caso parece todavía demasiado lejano.

Para conseguir encajar los hilos de esta enmarañada telaraña, la investigación criminalística y forense ha tenido que reconstruir los 125 pasos que dio Isabel Carrasco desde su casa hasta el lugar donde sería tiroteada. Acotar el escenario, encontrar el arma homicida y proceder a los interrogatorios son las tres claves que han permitido dar un poco de luz al trágico final de la que fuera presidenta de la Diputación de León.

Investigar en círculos concéntricos para reconstruir el crimen

Tras los disparos que acabaron con la vida de Carrasco, da comienzo una intensa investigación que trata de recabar todas las pruebas posibles para incriminar a las acusadas. Como explica a ileon.com Ricardo Magaz, criminólogo leonés y profesor de la UNED, “el análisis policial trata de procesar las muestras de menos a más, marcando círculos concéntricos desde la víctima hacia el exterior”. El objetivo no es otro que garantizar la eficacia de la investigación y hallar el máximo número de muestras que puedan ser utilizadas luego como pruebas.

Cuando la policía llega hasta la víctima, se acota en primer lugar el escenario del crimen. Acordonar este espacio, explica Magaz, sirve a los investigadores para evitar cualquier tipo de contaminación, ya que podrían dejar o llevarse elementos de la zona imprescindibles para el estudio. Muestras de ADN o hilos de la bata externos, que nada tienen que ver con el asesinato, pueden ser depositados por azar, al mismo tiempo que podemos arrastrar en las suelas de nuestros zapatos elementos imprescindibles para la investigación, como restos de pelo, piel u otras muestras que podrían identificar a los asesinos.

En el caso de Carrasco, Magaz explica que, tras el acordonamiento de la zona, el análisis policial se centra en el motivo del fallecimiento. A la hora de diseñar la primera hipótesis, con la que luego se irá trabajando, la observación de los tiros en la espalda, nuca y cara sugiere la ejecución (realizada de manera determinante y rápida). El criminólogo añade que es importante en estas situaciones desechar cualquier signo de pelea previa a la muerte, lo que se realiza descartando posibles señales defensivas, como restos de las agresoras en las uñas o heridas de 'parapeto' en manos y brazos.

Tras analizar de forma escrupulosa a la víctima, la investigación debe seguir en círculos concéntricos. Mirar de derecha a izquierda y tratar de encontrar casquillos de bala es fundamental para discenir cuál ha sido el arma homicida. No hallarlos, como sucedió en el crimen de Carrasco, añade una nueva pieza a la hipótesis: o bien las presuntas asesinas han recogido las vainas del suelo (hecho poco probable ya que González salió huyendo), o bien se utilizó un revólver, que al contrario que una pistola no deja rastro en forma de casquillos de bala.

Una vez que se conoce cómo y con qué se realiza el asesinato, la investigación policial se centra en la búsqueda del arma. Las treinta horas que transcurrieron desde el momento del crimen hasta la entrega del revólver de calibre 38 por parte de Raquel Gago fueron vividas con intensidad por las autoridades. La aguja percutora, explica Magaz, funciona como una especie de 'huella dactilar', que permite analizar el calibre o si es o no un 'arma sucia', como califican los investigadores a aquellas que hayan podido utilizarse en otros crímenes.

La prueba de la parafina detecta la presencia de sustancias nitradas y fue desarrollada a principios del siglo XX

La conexión fundamental para vincular a la madre de Triana con el cruel asesinato de la política leonesa se basó en un antiguo método que aún se emplea en criminalística. La conocida como 'prueba de la parafina' fue desarrollada inicialmente por Gonzalo Iturrioz y Font a principios del siglo XX, con motivo del homicidio del jefe de policía de La Habana. A pesar de su antigüedad, este examen sigue siendo fundamental para valorar la existencia de restos de pólvora en las manos, antebrazo y rostros de los acusados de crímenes como el de Isabel Carrasco.

La prueba de la parafina tiene como objetivo detectar la presencia de nitratos o nitritos como restos de la pólvora disparada. En el caso de obtener resultados positivos, sin embargo, debe ser valorada de manera crítica, y discernir si las sustancias nitradas proceden de la deflagración de la pólvora o de productos oxidantes en general, como podrían ser algunos cosméticos, tierra, orina, detergentes o fertilizantes. Por todo ello, se deben acumular otras evidencias para concluir la implicación de las acusadas en un asesinato, aunque la técnica de la parafina haya sido positiva.

Odio tóxico, la razón que podría estar detrás del crimen de Carrasco

Tras recoger las diferentes pruebas incriminatorias durante la fase de instrucción, llega la hora de valorar el comportamiento de las implicadas en el homicidio de Carrasco. La leonesa María Villalba, especializada en psicología forense, explica a ileon.com que “la participación de un perito psicólogo forense sólo es necesaria si así fuera requerido por el juez, a excepción de casos en los que se tuviera que realizar un informe de menores”. Su procedimiento por excelencia, sin duda, es la realización de la conocida como 'entrevista clínica semiestructurada' (es decir, plantear preguntas a las acusadas sin un guión de por medio).

Evaluar las razones del crimen es una tarea especialmente compleja, ya que según comenta Villalba, “nadie más que las personas implicadas saben lo que se les ha pasado por la cabeza para cometer un homicidio”. Magaz, por su parte, valora el asesinato de Carrasco como “un crimen a sangre fría, perfectamente organizado y que parece motivado por un odio fermentado durante años”. El criminólogo explica que el hecho de matar por la espalda y disparar contra partes vitales del cuerpo de la víctima demuestra la clara determinación que tenían las presuntas asesinadas por acabar con la vida de la política leonesa.

Al realizar los disparos por la espalda, se demuestra el ensañamiento contra la que fuera presidenta de la Diputación, prosigue Magaz, reduciendo asimismo sus posibilidades de escapar. Este “odio larvado durante años”, generado posiblemente a partir de de una relación amor-odio entre las presuntas asesinas e Isabel Carrasco, muestra también una “tremenda toxicidad”, ya que según Ricardo Magaz, se observa una retroalimentación en el que al menos González y Martínez habrían perdido totalmente la objetividad, pasando directamente a la obsesividad y posesividad.

En el caso de que la jueza del caso quisiera valorar el estado psicológico de las implicadas a la hora de valorar el crimen, debería contar con la ayuda del perito psicólogo forense, explica Villalba. Su informe podría aclarar si las acusadas eran o no conscientes de lo que estaban haciendo, lo que suele ser manifestado por muchos acusados, diciendo que su juicio de la realidad estaba alterado en el momento del homicidio. No sería el caso de las presuntas asesinas de Carrasco, dice Villalba, “ya que no se trata de un acto impulsivo e irracional, sino perfectamente organizado desde hace años”. La implicación de dos personas también hace difícil demostrar que ambas pudieran sufrir el mismo trastorno en el momento exacto del crimen.

La investigación criminalística y forense, por ahora, ha permitido imputar a tres mujeres en una rocambolesca historia con un final trágico. La muerte de Isabel Carrasco ha conmocionado a la sociedad leonesa, que históricamente contaba con una tasa de criminalidad muy baja y en la que jamás se hubiera esperado un asesinato tan atroz y organizado como el de la política del Partido Popular. Las pistas científicas seguirán siendo estudiadas en los próximos días para completar las piezas que faltan en este puzzle tan terrible.

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