Ramiro Pinto... y 2 millones de parados en 'huelga' de hambre

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C.J. Domínguez

“Genarín te protege. Ánimo Ramiro”. Este es uno del medio centenar de mensajes escritos que sobre la fachada de la sede de Trabajo en León que arropan al activista leonés Ramiro Pinto en su tercer día de huelga de hambre escricta como “la forma pacífica de legítima defensa ante una agresión” que sufren él y otros 2 millones de desempleados sin prestaciones en el país, sometidos a unas “prestaciones por desempleo indignas, no universales y que sólo atienden a la obsesión de nuestros políticos y nuestro sistema por someternos hasta la humillación”.

Tras 48 horas, Pinto supera con éxito, un “ánimo enorme”, cientos de apoyos personales y colectivos y un hambre que sólo aplaca con sorbos de agua cada 15 minutos su decisión “muy meditada pero llevada en secreto”. Duerme en un colchón que le llevan cada noche, le cargan solidariamente un móvil viejo, le permiten usar los aseos de la Delegación de Trabajo y soporta como puede el intenso calor de estos días.

Se alimenta agua cada 15 minutos... y muchos apoyos

Pero lo que de verdad le pone las pilas para “continuar con esta protesta que llevaré hasta las últimas consecuencias y hasta que nuestro drama no se debata en Madrid y en Europa” es que en tan escaso tiempo son cientos las adhesiones a su causa que está recibiendo. Provienen de toda España, como los colectivos, asociaciones, partidos, sindicatos y personas anónimas que ya se han coordinado para realizar el próximo domingo día 20 a las 12,30 horas una concentración de apoyo a él y a su causa. Ya siente el “aliento de Podemos, Los Verdes, Izquierda Unida, CGT, el 15-M, el 22-M, el Ateneo Varillas, el colectivo de desempleados de León... hasta me ha venido a ver el subdelegado del Gobierno”, que desde su despacho tiene frente a su ventana la llamativa protesta de Pinto.

Pero, ¿cómo nació esta drástica medida?. “No escondo nada: Tenía una renta de inserción activa y recibí por un miserable SMS que tenía que presentarme en el INEM; por esta vía, no les pude contestar que estaba cuidando a mi padre, con demencia y sin una pierna, porque le quitaron la ayuda de dependencia y mi madre, anciana, está cuidando a mi hermano con cáncer; así que me quitaron la prestación, por más que he demostrado todo esto y reclamado; estando en números rojos, mi banco me cobra 30 euros precisamente por eso, por no tener dinero, y ese mismo días, cuando voy a coger un autobús para ir de nuevo a cuidar a mi padre a Madrid, me dicen que sólo tengo un Supra y que cuesta casi el doble que uno normal... fue un cúmulo de cosas, me dio un aire de indignación tal que no me lo pensé: tenía que hacer algo, sobre todo porque sé que no es sólo mi caso, son millones dramas en millones de familias de este país que nos resignamos a vivir avergonzados cada uno en nuestra casa... y por ahí no paso”.

Consigna: #desempleodigno

Comenzó en secreto una dieta de fruta y zumos, que dejó sólo en zumos hasta que el pasado martes salió de casa para vivir en la calle, alimentarse de la fuerza que le dan los viandantes y de agua. Y sugiere que alguien ya ha querido revisar su prestación, pero advierte que “en este punto, ya no basta que me arreglen nada, esto ha pasado ya a ser un drama social y no pienso parar” hasta que se cumplan sus exigencias, muy sencillas de enumerar: “Prestaciones a los desempleados universales, sobre el umbral de la pobreza e incondicionales” para que no supongan un chantaje de miseria a tantos y tantos.

El domingo será la primera prueba de apoyo: vendrán colectivos de Asturias, de Madrid, de Zamora, de muchos puntos de la provincia leonesa. En torno a su causa, ya denominada #desempleodigno. Porque hay que acabar “con el sistema de unos políticos, banqueros y otros que se enriquecen quitando el dinero a los más pobres”. Sencillo de contar y tan difícil de cambiar. Pero Ramiro Pinto, que ya batalló sobre los tejados del Riaño que no quería morir bajo las aguas del pantano, entre otras muchas causas, seguirá luchando. Con su hambre y su dignidad como armas.

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