León instala más foto-rojo para multar mientras crecen las dudas judiciales en el sistema

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C.J. Domínguez

Es cuestión de días que entren en la capital leonesa en funcionamiento los tres nuevos puntos aleatorios de control y sanción a los conductores que se salten los semáforos en rojo. Las carcasas que albergarán la maquinaria que permite 'cazar' al infractor están ya ubicadas en las calles Reyes Leoneses (Eras de Renueva), Alcalde Miguel Castaño (entre San Francisco y la calle Las Fuentes) y en Doctor Fléming (cruce con la calle Industria). La novedad es que nunca se sabrá a ciencia cierta en cuál de los tres estará operativo ese día el radar fijo, que rotará de uno a otro.

Estos tres nuevos puntos se suman a los tres estables ya operativos en la ciudad desde hace muchos meses: Avenida Antibióticos (a la altura de la calle Orozco); avenida Alcalde Miguel Castaño (en el cruce con la Glorieta de Santa Ana; avenida Padre Isla (cruce con calle Ramiro Valbuena); y la avenida Mariano Andrés ( (confluencia con Plaza Don Juan de Austria).

De este modo, la capital tendrá desde ya seis de los conocidos como foto-rojos. Lo cual es más que Valencia (sólo uno) o tantos como Bilbao y Sevilla, todas ellas capitales mucho mayores en población, tamaño y parque móvil.

Se da la circunstancia de que también el Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo ha comenzado a seguir este método de moda en las multas, ubicando otros dos foto-rojos: en la transitada avenida Párroco Pablo Díez (a la altura de la plaza del Peregrino, en sentido Trobajo) y en el semáforo del cruce de la calle San Ignacio de Loyola con la calle Viriato (hacia la carretera de Caboalles).

Sin “suficiente garantía de veracidad”

Esta escalada del uso de este sistema, que los ayuntamientos defienden como herramienta para disminuir la siniestralidad y algunos colectivos denuncian como exclusivo método de recaudación de dinero, no está exenta de polémica y dudas sobre su fiabilidad. Tantos que se han producido varias sentencias judiciales firmes, la primera de ellas en Madrid en 2013, que inciden en que los foto-rojos no tienen “suficiente garantía de veracidad”.

Estas decisiones judiciales, incluso, han hecho a más de un ayuntamiento pensarse en continuar por la senda del foto-rojo. Entre los primeros, San Sebastián ya ha optado por no multar en base a los radares de este tipo.

El quid de la cuestión es si las máquinas encargadas de retratar al infractor cuando apura el color ámbar del semáforo y acaba atravesando con sus coche la línea contínua cuando ya está en rojo están o no homologadas, si se someten a un control metodológico y si es razonable que ni siquiera su resultado sea verificado por un agente de policía. “Ni lo ve ni puede entenderse que haya sido captado por un instrumento que no admita manipulación o que pase controles que aseguren el regular funcionamiento del instrumento en cuestión”, argumenta uno de los jueces pioneros en 'tumbar' una multa en el Ayuntamiento de Madrid, fechada el año pasado.

León buscaba recaudar 4,5 millones en 2013

Lo cierto es que los municipios han encontrado una 'panacea' de entrada de dinero procedente de los infractores. A razón de 200 euros de multa por cada conductor cazado, además de perder 4 puntos del carné, el Ayuntamiento de León preveía en sus presupuestos de 2012 que para el año siguiente pudiera recaudar la cantidad de 4,5 millones de euros en multas. Un buen pellizco. Visto que el número de radares no se reduce, sino que aumenta, está claro que el equipo de gobierno apuesta por esta vía de entrada de dinero fresco, dinero agazapado detrás del rojo de los semáfotos.

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