Piloto de emergencias: “No hay segundas oportunidades, pero merece la pena salvar la vida de alguien”

Comandante José María piloto

Marta Cuervo

La alerta de la sala a través de un sms en el móvil de servicio, hace que se aceleren las pulsaciones y comience a fluir la adrenalina, sobre todo en el caso de que la salida sea un primario, la esencia de por sí del servicio de emergencias. “No sabes lo que te puedes encontrar, desde un ahogado hasta un tráfico, pasando por accidente en cualquier modalidad deportiva, sobre todo parapentes, muy frecuentes en las islas”. José María Álvarez Lora, -Chema- experimentado piloto con más de una década de vuelos en sus espaldas, contesta a nuestras preguntas, conmocionado por el trágico suceso en el que tres guardias civiles perdían la vida este domingo mientras realizaban el rescate de un montañero accidentado en Picos de Europa, y guardando el máximo respeto a sus compañeros fallecido y sus familias.

Independientemente de que se haya puesto en valor la labor de los pilotos en servicios de emergencia después de los últimos acontecimientos, Chema mantiene la misma actitud ante la manera de ver su trabajo: la alerta continúa y constante. “Ante cada salida, siempre existe una sensación de gusanillo en el estómago, pero con el paso del tiempo -ya son 9 los años en este tipo de servicio- acabas acostumbrándote y tus reacciones son más frías, calculadas y profesionales. En mi caso particular, intento no inmiscuirme mucho en la emergencia, a menos que el médico me lo solicite, sobre todo en el caso de tráficos con niños pequeños. Hay que recordar que cuando llegamos nosotros, son muchos los servicios de emergencia que acuden al lugar: bomberos, policías, guardias civiles y ambulancias; para echar una mano sobra personal y prefiero estar en el entorno del helicóptero, para no ser un curioso más, que de eso ya hay demasiados”, confiesa firmemente el comandante del servicio medicalizado de Tenerife en Canarias.

Conocer la trágica noticia del fallecimiento del capitán Emilio Pérez Peláez, de 56 años, el teniente Marco Antonio Benito, de 50 años, -ambos pilotos de la aeronave- y el guardia José Martínez Conejo, de 48 años, ha sido un golpe muy duro para todos aquellos compañeros de profesión. “Por desgracia ya son muchos los compañeros que han fallecido en este tipo de servicios. Aparte de este último, el que me marcó mucho fue el de los compañeros del Ejército del Aire con el Súper Puma en el sur de la costa de Fuerteventura, yo estaba muy cerca de servicio y el accidente fue en arco nocturno, periodo en el que suelo trabajar. El helicóptero es una de las mejores máquinas que hay por su versatilidad y la posibilidad de realizar estacionarios a gran altura, la diferencia es que en este tipo de máquina un error o un exceso de confianza se paga con la vida”, explica Chema, afectado por las consecuencias de los accidentes, y que recuerda, inevitablemente, cada uno de los accidentes producidos, y que en los últimos 10 años se han cobrado más de 23 vidas.

El helicóptero es una de las mejores máquinas que hay por su versatilidad, la diferencia es que un error se paga con la vida

Una actuación fantástica e impagable

Chema solo encuentra buenas palabras para describir la formación y el trabajo del Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña (Greim). “La actuación del Greim, como otros muchos servicios de rescate, es fantástica e impagable, pero poco reconocida. En el caso concreto del accidente de Picos de Europa, desconozco porque tocaron con el rotor principal con una de las palas contra un obstáculo, quizás un descuido, un exceso de confianza, o un golpe de viento en el momento del rescate e izado, no lo sé, pero a diferencia de otros trabajos aquí no hay segundas ocasiones y lo lamento como he lamentado la pérdida de otros muchos compañeros, por mi parte unos grandes profesionales”.

Chema, piloto de una empresa en las Islas Canarias que ofrece servicio de emergencias en un helicóptero medicalizado, es decir, una UVI móvil trata de explicar cómo, a pesar de que existen otras actividades de alto riesgo, la diferencia con su trabajo está en que no importan las condiciones, en un rescate no importa las condiciones del tiempo, por ejemplo, se sigue adelante aún poniendo la propia vida en riesgo. “No importa que las condiciones de ejecución no sean buenas porque, en muchos casos, una persona con familia y amigos, como tú, una persona que te habla y te mira, está esperando a que tu vengas a ayudarla, a a salvarle la vida”. Pero el comandante deja claro que su trabajo hoy en día es diferente al de los rescatadores como tal, la diferencia es que su helicóptero medicalizado carece de grúa y de rescatador a bordo y, en ocasiones, vuelan con sus compañeros de los GES (Grupos especiales de salvamento) que son los que sacan al herido de lugares particulares y lo evacuan al helicóptero, en una área cercana donde actúan sus sanitarios (medico y enfermero).

Antes de dedicarse a las emergencias sanitarias, Chema trabajó casi tres años en extinción de incendios, una larga temporada en la base leonesa de Cueto. “La labor es muy distinta, aquello era mas arriesgado al volar sólo y estar sólo uno pendiente de todo”, declara. A pesar de todo, Chema resalta que se siente “muy afortunado con su trabajo”. “Este servicio es impresionante, sobre todo en el caso de primarios, me considero una persona muy afortunada, principalmente cuando ves resultados positivos y salvas la vida de alguien, reconforta mucho”, confiesa emocionado.

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