Dos policías de Burgos, claves en el Caso Carrasco a los 5 meses de su asesinato

Tiroteo a Isabel Carrasco. Pasarela

ileon.com

Hoy se cumplen exactamente cinco meses de la muerte a causa de tres disparos a bocajarro en la pasarela del río Bernesga de León de la presidenta de la Diputación leonesa y el PP provincial, Isabel Carrasco. La conmemoración de un suceso que sacudió a toda España desde el 12 de mayo de este año no cuenta con ninguna novedad esencial en la investigación del caso ni en las condiciones de las tres imputadas desde los primeros días: Montserrat González, su hija Triana Martínez y su amiga la agente de policía local de León Raquel Gago, que permanecen encarceladas en la prisión de Mansilla de las Mulas bajo acusación de idénticos delitos, los de homicidio, atentado contra la autoridad y tenencia ilícita de armas.

Sin embargo, en breves fechas, el próximo viernes 17 de octubre, sí se producirá un momento clave en la instrucción que mantiene a buen ritmo el Juzgado de Instrucción número 4 de León, a pesar de sus precarios medios. En esa fecha están llamados a declarar dos agentes de Policía Nacional que están directamente relacionados con dos momentos esenciales de la clarificación de las presuntas autorías del asesinato: la confesión de la considerada hasta ahora autora material de los disparos, Montserrat González (esposa del entonces comisario de Policía Nacional de Astorga); y también el hallazgo un día después del arma homicida en el interior del vehículo particular de Raquel Gago. Dos momentos sin los que este Caso Carrasco no habría avanzado ni por asomo tal y como lo ha hecho en este tiempo.

Los agentes de Policía Nacional, según ha podido confirmar iLeon.com, acudieron en cuestión de horas a León procedentes de Burgos en cuanto se conoció la noticia de la muerte en el acto de Carrasco. La orden provenía directamente de Madrid, junto con otra que especificaba que ambos participaran de manera muy activa y prioritaria en las primeras y vitales pesquisas, aduciendo su experiencia contrastada. Fuentes de la Comisaría de León confirman que ambos tomaron las riendas de todos los aspectos de la investigación y lo demuestran dos hechos: ese protagonismo de los dos agentes en esos dos momentos vitales mencionados y, además, la celeridad con la que entonces el director general de Policía Nacional, Ignacio Cosidó (que se personó en León la misma tarde del suceso) aseguró en menos de 48 horas que el caso estaba prácticamente cerrado.

El testimonio de los agentes 78890 y 85494 es especialmente relevante para la defensa de madre e hija, dado que su abogado basa gran parte de su estrategia en que la confesión inicial ante ellos al día siguiente del crimen se produjo con engaños y sin las necesarias garantías legales. Esos presuntos engaños habrían sido, por ejemplo, que los agentes hubieran asegurado ser amigos del marido de Montserrat y padre de Triana. Estos extremos ya fueron negados ante la jueza el 5 de junio por el inspector jefe y el segundo inspector de Burgos, quienes recordaron que su intervención fue a propuesta la Jefatura Superior de Castilla y León, que entendía que la investigación ganaría «objetividad» con personas que, al contrario que el resto de agentes de León, no tuvieran posibles amistades o relaciones personales más o menos estrechas, al ser ambas familiares de un comisario de este cuerpo.

Los primeros en manipular el arma homicida

Pero el sumario también revela que el otro momento definitivo para esclarecer la autoría y responsabilidades penales del Caso Carrasco, el hallazgo del revolver utilizado en el asesinato, los dos policías de Burgos también fueron protagonistas en primera línea. Porque cuando Raquel Gago aseguró haber encontrado el arma en un bolso de su propiedad pero que le había prestado meses atrás a su amiga Triana, y que según su versión localizó en la tarde del 13 de mayo al secar agua que se le había derramado dentro de su turismo, Gago se lo notificó en primer lugar a un policía nacional leonés amigo suyo. Y éste no acudió solo sino en compañía de los policías burgaleses.

Por lo tanto, fueron también ellos los primeros que identificaron la pistola y los que, en última instancia, la trasladaron a la Comisaría de León, donde horas más tarde Raquel Gago acudiría por voluntad propia a declarar lo sucedido, siendo posteriormente puesta en libertad provisional sin cargos ni fianza, algo que no dejó de sorprender entonces.

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