“¡Un premio para vivir, un premio para vivir!”

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Carlos J. Domínguez

Los ancianos de la residencia mixta de la Junta de Castilla y León situada en la junta vecinal leonesa de Armunia acababan de desayunar cuando oyeron un creciente revuelo. No lo sabían todavía, pero era el sonido creciente del júbilo incontenible que suponía la noticia de que en la cafetería del centro, regentada “desde mayo” de este año por Jesica García, acababan de repartir 6 millones de euros.

Una cifra, los 6 millones, que sólo fue más repetida que el 07617 que les inundó de suerte. 30 series completas que habían salido de la administración número 17 de León, cuya propietaria, Loli Martínez, apenas ponía contener las lágrimas.

La suerte no ha sido sólo para los mayores residentes sino a casi todos los que acuden al Centro de Día, los trabajadores, cocineras, limpiadores y cuidadores, así como numerosos familiares que llegaron a adquirir un décimo en alguna de las visitas e incluso numerosos vecinos de la zona, que acuden regularmente al establecimiento de la residencia a tomar su café o echar la partida. Así lo explicaba la directora del centro, Purificación Domínguez, que llevaba un décimo premiado, y que iba abrazando aún incrédula a todos y cada uno de los ancianos a los que se encargaba de informar de que tenían en su poder un muy importante pellizco de dinero.

En el Centro de Día ya corrió el espumoso a eso de las once de la mañana, entre gritos de alegría incontenible de quienes iban llamando a sus seres queridos para informarles de la buenísima noticia. Frente a esta algarabía, tres ancianos permanecían aún desorientados cada uno de ellos con cuatro décimos premiados, uno sentado en una silla apartado del resto y otro buscando un teléfono “para llamar a mi mujer, que no sabe nada”, algo que hizo desde el teléfono móvil de un periodista de iLeon.com. El tercero se limitaba a repetir en voz alta y de manera insistente: “Es un premio para vivir, es un premio para vivir...”. Y así sin descanso.

Para quienes no se lo creían del todo, la televisión encendida iba repitiendo en la pantalla cada poco el 07617 que ha motivado la locura colectiva en un centro habitualmente muy tranquilo, y rebrotaban de nuevo las lágrimas y los abrazos colectivos entre empleados y residentes, algunos de ellos en silla de ruedas. La masiva llegada de periodistas y cámaras impedían que el alboroto cesara y por eso continuó hasta última hora de la mañana.

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