Tiempo de espalar

Así estaba La Ercina. Fotografía de Rosalina Ferreras.

C.J. Domínguez

Espalar. Esa es la acción y la palabra más empleada hoy en la montaña leonesa, literalmente sepultada por una capa de nieve que ha dejado el temporal y que en algunos puntos concretos supera con mucho los 100 centímetros de grosor... en apenas dos días.

Fotografía de Salientes, del centro de turismo rural Mil Madreñas Rojas.

La Real Academia de la Lengua recoge este término tan específico, que tan sólo se refiere al hecho de “apartar con la pala la nieve que cubre el suelo”. Que se lo expliquen a la señora Leandra, que a sus 86 años ha tenido que armarse del instrumento en cuestión, doblar el espinazo y abrir un camino para que la gente pueda entrar y salir del Hostal Begoña de Posada de Valdeón que regenta. “Es dura como un morrillo”, comentan quienes observan su destreza entre la capa de nieve.

Lo de quitar la nieve, aunque hiciera algunos años que no se practicara por la ausencia de grandes temporales de nieve, es un viejo ritual que los paisanos conocen como nadie. Estos días la capa ha sido tan intensa y en tan escaso plazo de tiempo que los más viejos del lugar, y aquellos a los que el temporal les ha sorprendido, no han tenido más remedio que abrirse camino a paladas entre muros literales de nieve y hielo.

Esto ha ocurrido en decenas de localidades de la montaña leonesa. Enumerarlos todos es misión imposible pero a iLeon.com nos han llegado pruebas gráficas de varios de los casos más llamativos. Como en La Ercina, donde la nevada ha provocado aislamiento de numerosos domicilios que ha habido que combatir igualmente con la pala de toda la vida en la mano.

O en Salientes, donde han tenido que esforzarse de lo lindo para que se aprecie la fachada de Mil Madreñas Rojas, un maravilloso alojamiento de turismo rural que puede sumar a sus muchos encantos los del riesgo cierto de quedarse atrapado por unas horas. Toda una aventura de turismo rural.

Como consejo práctico que iLeon.com os ofrece si os toca hoy espalar para romper vuestro aislamiento, recomendamos que no se os olviden dos cosas muy importantes: contar con una buena pala preferentemente metálica, no tan grande que el peso acabe por agotaros; y 'ensebar' bien su superficie, es decir, untarla de sebo, aceite, manteca o cualquier otro material pingüe que evite que los bloques de nieve espalados se acaben quedando pegados a la pala por el lógico efecto de la congelación.

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