Las visitas a la sede de la Diputación cayeron en picado en 2014 por empezar a cobrarse

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Carlos J. Domínguez

El Palacio de los Guzmanes, la céntrica y monumental sede de la Diputación de León, está de capa caída entre los turistas. Sólo en el último año 2014, el número de visitas recibidas a este edificio renacentista que es Bien de Interés Cultural desde 1963 ha caído en un enorme 56%, poniendo fin a cuatro años consecutivos batiendo su propio récord.

La causa hay que buscarla en la decisión adoptada a finales de 2013 por la entonces presidenta de la institución, Isabel Carrasco, de comenzar a cobrar en 2014 las visitas guiadas, impidiendo, como desde que llegó a la Presidencia, cualquier otra visita que no se realice con la guía del Palacio.

El precio instaurado de 2 euros para la visita normal, de 20 minutos de duración, y 3 euros para la especial, por espacio de unos 45 minutos, ha echado para atrás a muchos visitantes que en los años precedentes acudían en mayor número. Hasta tal punto que en todo el año 2014, la cifra total de visitantes que pasaron por caja superó por muy poco los 8.000. Una caída enorme, si se tiene en cuenta que sólo el año anterior habían sido 14.333. Es decir, más de 4.300 turistas menos.

Por encima de la media

Hay que recordar que existe una tarifa más barata, exactamente de la mitad, para centros educativos, grupos de más de 25 personas, hogares del pensionista y asociaciones de la tercera edad, así como niños de entre seis y 14 años y beneficiarios de los carnés joven y de estudiante.

Sin embargo, la cantidad media de personas interesadas en conocer los entresijos del Palacio construido por el arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón desde que se contabilizan estadísticas (1997) se sitúa aún por debajo de la cantidad del pasado año, ya que esa media no alcanza las 8.000 visitas.

Nunca hasta 2014 se había cobrado por el acceso turístico al Palacio de los Guzmanes, y eso ha hecho sobre todo caer en picado el número de visitantes contabilizados que en realidad eran amplios grupos de escolares. Un colectivo que con el precio fijado ha reducido de manera casi total su interés por conocer los detalles de este singular edificio situado junto a la Casa Botines de Gaudí y en el inicio de la céntrica Calle Ancha.

El efecto llamada del asesinato de Carrasco

El grueso del descenso principal, pues, no obedece realmente a turistas y visitantes, los cuales precisamente desde casi la mitad del año pasado han acudido al monumento no sólo con exclusivamente interés cultural sino alimentados por el 'morbo' que provocó el asesinato en mayo de la presidenta Carrasco. Las estadísticas no lo reconocen así, pero sí lo hacen muchas personas que trabajan en la sede de la institución.

La visita normal incluye un recorrido guiado por el patio, las escaleras y la galería de la primera planta, y en la especial se añade el paso por el salón de plenos. El número máximo admitido es de 50. Y la nueva ordenanza especifica que el turista deberá abonar el importe que puedan suponer los desperfectos o daños que pudiera causar en las instalaciones u objetos del edificio o en el propio inmueble. La prohibición de acceder a estancias fuera de las que estén incluidas en el recorrido es total.

El Palacio de los Guzmanes es un edificio renacentista del siglo XVI, construido a partir de 1.560 en unas obras que duraron más de una década y que se paralizaron sin terminar hasta que en el siglo XX la institución se encargó de concluirlo y adecuarlo a su actual función.

En la construcción destaca su fachada principal flanqueada por dos torres con cuerpos de ventanas y balcones adintelados, su portada desplazada hacia la derecha, un balcón esquinado y la galería superior de arcos de medio punto rematada con gárgolas.

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