Una vida moliendo café: el adiós de Las Antillas

Las Antillas

Marta Cuervo

“La ilusión con que mi padre acudía día a día a tomar su cafelito creo que no se debe sólo a vuestro excelente café, sino sobre todo a vosotras mismas, con vuestra atención y buen servicio, a veces con vuestra paciencia si el cliente protestaba porque se habían acabado los miguelitos, o porque había un ruido ensordecedor por el moler del café... Fue para él casi un ritual...”

Las Antillas era mucho más que la tradicional tienda de venta de café de León, situada en Burgo Nuevo, y después también en Gran Vía de San Marcos hasta su reforma hace un par de años. De ello dan fe testimonios tan emotivos como el texto anterior, fragmento de la carta que un hijo escribió a Maribel -dueña de Las Antillas-, tras el fallecimiento de su padre, para darles las gracias por tantos años de compañía, por haber sido un punto de comunicación entre mucha gente que elegía este templo del café como una pausa en su frenesí diario. Un lugar en el que el ruido del moler del café espantaba preocupaciones. El mejor de los 'parones' para retomar las fuerzas en la jornada, o simplemente la excusa perfecta para acudir a la cita diaria de un grupo de amigos contertulios, que tanto discutían de política, de literatura o del frío en pleno mes de mayo de su querido León.

La niña de Las Antillas

Un trabajo familiar y muy sacrificado, visto desde detrás del mostrador, en el que Maribel se ha pasado las horas del día durante más de 50 años, pero “muy a gusto”. Y, es que, Maribel ha crecido respirando el aroma del café y aprendiendo y cuidando de su grano durante toda la vida. Cuando la tienda de Las Antillas llevaba abierta sólo unos meses en Gil y Carrasco, una jovencísima Maribel de 14 años entró a trabajar, para el matrimonio que llevaba la representación del café para toda España. “Antes si no querías estudiar te metían rápidamente a trabajar, pero a mí siempre me han gustado mucho las tiendas, y trabajar de cara al público. La niña de Las Antillas me llamaban”, recuerda con ternura.

Corría el año 64, pero no fue hasta el 69 cuando Las Antillas se abrieron en Burgo Nuevo. “La casa donde abrimos, en Burgo Nuevo, era un chalet. Se construyó el edificio y se amplió la tienda. Fue entonces cuando el marido de doña Tere, mi jefe, murió, y ella siguió al frente de la tienda junto a tres empleados más. En 1980, me quedé yo al frente del negocio”, explica Maribel, quien reconoce un cariño muy especial por sus dueños y por toda su familia.

La primera tienda degustación de café en León

Unos años más tarde, en el 96, ampliaron con otra tienda en Gran Vía de San Marcos. “La de Burgo Nuevo siempre ha sido la tienda del café en grano. Al principio era sólo tienda de café, no había degustación. En los años 70, nos quisimos adaptar a los tiempos y renovar el negocio, y pusimos la barra. Mi marido estaba en Bilbao y vimos que allí había muchas tiendas degustación, así que nos animamos. Fuimos los primeros, después se abrieron algunas más, pero la tienda de café de toda la vida ha sido la de Las Antillas”, declara orgullosa Maribel.

Trabajadora y constante desde niña, Maribel ha trabajado mucho, “pero muy a gusto”. “Me gusta el trato con la gente y he hecho muy buenas amistades; los clientes ya no son clientes, son amigos”.

Los escaparates de Las Antillas, de premio

Además de la satisfacción que ofrece el 'premio' reconocido por la gente que cada día se acercaba a tomar el café de Las Antillas, esta tienda ha recibido muchos galardones, entre ellos el de 'tienda tradicional' y 'escaparates navideños' y 'de Semana Santa'. “El establecimiento de Burgo Nuevo era muy grande, y al tener sólo un artículo (el café) queríamos que llamase la atención de alguna manera. Así, empezamos a decorar el escaparate por cambiar. El primer nacimiento que puse era de mi hijo y, después de ese primer año, repetimos todos los siguientes sin excepción”, recuerda la dueña de la tienda tradicional.

Gamoneda y Vargas, fijos de Las Antillas

Tras tantos años al frente de Las Antillas, Maribel recuerda muchas anécdotas vividas con sus clientes, entre los que no podían faltar figuras muy relevantes dentro de la cultura leonesa. Eran muchos los escritores, literatos y pintores que frecuentaban el local, entre ellos: Gamoneda, que iba acompañado de Vargas. “También venía un grupo de 4 profesores que se jubilaron y seguían yendo a tomar café. Uno de ellos se quedó viudo y no quiso marchar con el hijo, que vivía fuera, él se quedó en León”, comenta Maribel. Otro de los grupos, era uno de cinco personas “muy conocidas en León que no han fallado ningún sábado, de toda la vida”.

El escritor Julio Llamazares, otro de los fijos.

Ruido y café recién tostado

Una de sus máximas ha sido la excelente calidad del café. “Cada 15 días nos llegaba el café recién tostado. Podía pedirlo para medio año, porque la fecha de caducidad es de un año, sin embargo el café requiere mucho cuidado, que esté recién tostado, recién molido... eso influye en el sabor. También el ambiente del café: no es igual el de un almacén con otro género, al que conserva sólo café”, confiesa la experta cafetera. “Es en beneficio del sabor, del cliente. Nosotros no trabajamos con café molido, todo se muele en el momento”, y ahí está la gran diferencia de sabor, según argumenta la dueña de Las Antillas.

Tras todos estos años al frente de una tienda tan emblemática, la de la venta de café en grano y molido, a Maribel le da pena cerrar, pero por otro lado siente mucha satisfacción de haber estado más de 50 años trabajando en lo mismo, en lo que a ella le apasionaba. Además, Maribel le ha pasado el relevo a su sobrina, que continuará con la venta del mismo café de Las Antillas en 'No Sólo Café', en Gran Vía de San Marcos, quién ha aprendido todos los secretos del buen arte del café, y reformó y modernizó la tienda, pero conservando la esencia que la convirtió en una de las mejores de la venta de esta semilla en la capital leonesa.

“Después de tantos años me quedo con la cantidad de amigos que he ganado, con mis jefes, que fueron buenísimos, son mi familia”. Antes de despedirse, Maribel no puede ocultar su pasión por el fútbol, gracias a la que participaba en el programa de radio 'La quiniela de los entendidos'. “Se dejó de hacer hace 20 años, y consistía en que llamaban a los bares para que los dueños diésemos un resultado. Con ellos se hacía una quiniela, y quién más se aproximaba ganaba. Yo quedé campeona 4 años. Al final de la temporada hacíamos una cena, en la que nos juntábamos 30 hombres y yo. En esos años que una mujer hablase de fútbol no era normal, pero yo he sido muy aficionada, socia de la Cultural toda la vida”, recuerda.

El local de Las Antillas de Burgo Nuevo está cerrado de momento. “Son tiendas muy personalizadas. Y no me gustaría que hubiera comparaciones con lo que pudiese llegar detrás. Estoy tranquila porque la tradición sigue en No Sólo Café, pero la etapa de Las Antillas se acabó”, concluye Maribel, a la espera de que sus puertas den vida a un nuevo negocio, al que siempre le acompañará el aroma a café recién tostado.

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