La silenciosa revolución contra el exceso de deberes

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Carlos J. Domínguez

Las estructuras sociales cambian a ritmo frenético, la globalización se impone en la era del 2.0, los alumnos son la punta de lanza de ese cambio revolucionario... pero cuando llega el momento de ponerse a hacer los deberes en casa, después de toda una mañana de clase en el colegio o el instituto, todo o casi todo sigue igual que hace décadas. O peor.

El agobio que estos días, a escasas horas de empezar el nuevo curso escolar, sienten los escolares y sus padres va en aumento. El de los profesores, también. Amén del gasto económico de una educación supuestamente gratuita que deja agujeros en los bolsillos familiares, llega el tiempo de la temida palabra: los deberes. Esas tareas domésticas que en algunos casos extremos se alargan hasta cuatro y cinco horas, que dificultan el tiempo de ocio y juego, que frustan profundamente a los padres, porque no saben o porque no pueden ejercer de segundos profesores, creando enormes tensiones en casa.

Temor a 'represalias' ante las críticas

El debate es cíclico pero se ha acrecentado en los últimos cursos, también en León. ¿Son excesivos los deberes en la educación? Y la respuesta es crecientemente positiva: sí, lo son. Esto constituye una revolución silenciosa, que comentan unos padres con otros, que circulan por whatsapps de grupos de familias, que plantean tímidamente ante los tutores. Silenciosa porque aún hay temor en criticar abiertamente la sobrecarga de tareas en casa. Para elaborar este reportaje, más de un progenitor prefiere que no utilicemos su nombre, no vaya a ser que haya 'represalias' concretas si un profesor reconoce así a su hijo en sus críticas.

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Pero, salvo excepciones, hay mayor grado de unanimidad que nunca a la hora de concluir que los deberes tradicionales son un grave inconveniente, más que un apoyo, para los estudiantes. Incluso entre el profesorado consultado por iLeon.com. También los docentes, en su mayoría, reconocen el problema y aseguran esforzarse para corregirlo. Todo para luchar contra la negativa rutina de los ejercicios, por el bien de la educación de sus alumnos.

Engracia Prieto, Felampa León: Todos acaban agotados, supone una enorme tensión, crea discusiones en la pareja...

Desde la Federación Leonesa de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos, su presidenta, Engracia Prieto, admite que “el sentir mayoritario es que hay una carga excesiva de deberes en casa”, que “los chavales quedan hartos de trabajar en clase y tener que seguir trabajando igual en casa” y que “la mayoría de las familias no pueden” con esa carga, por cuestiones laborales o por desconocimiento de la materia. “Todos acaban agotados, supone una enorme tensión, algunos buscan la solución en clases de refuerzo, que cuestan un dinero, eliminando otras actividades extraescolares, deportivas, eliminando tiempo de juego, y en el caso de los padres creando discusiones y tensiones en la pareja...”, resume.

Técnicas de estudio como solución

Prieto aboga por acabar con esta “frustración” desde dos vertientes: por un lado, “que los currículums dejen de estar sobrecargados, en la Lomce son excesivos, porque las horas de clase son las que son y el exceso de sobreesfuerzo acaba cayendo en casa”; y por otro, que se incentiven “los buenos hábitos de estudio y que esas técnicas de estudio las asuman no sólo los niños sino también sus padres”. Algo que Felampa ha desarrollado en los últimos años a través de cursos.

Según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de diciembre de 2014, uno de los más recientes y que además forma parte del prestigioso informe PISA de calidad educativa, un estudiante español de la ESO dedican entre 6 y 7 horas semanales a las tareas escolares en casa. En tiempo dedicado, somos el quinto país que más, tan sólo están por encima en Polonia, Irlanda, Italia y Rusia. Curiosamente, los chicos que menos (entre 2 y 3 horas) son Finlandia, Corea, República Checa y Eslovaquia. No parece casualidad que se trate de los países con mejores resultados académicos.

Manuel López, director del Colegio Público Antonio Valbuena de León, confirma una realidad que, sin embargo, considera que “poco a poco estamos tratando de cambiar”, implantando “modelos más pedagógicos que dejan los deberes en un segundo plano, que utilicen otros recursos y metodologías más activas a través de la explicación en clase, del desarrollo de proyectos, de trabajo corporativo...”.

Las viejas estructuras educativas ya no sirven cuando un alumno llega a casa y juega con otro chico de Hong Kong, defiende el director de un colegio leonés

Son los docentes más jóvenes -aunque admite que con el frenazo de las oposiciones el ritmo no es el adecuado- los que abanderan ese cambio, conscientes de que las viejas estructuras que se ejemplifican en los deberes ya no sirven “en un tiempo en el que el alumno, cuando llega a casa y juega y se relaciona con otro chico de Hong Kong, o se comunica por Whatsapp” en busca de estímulos, relaciones, intereses comunes.

“En nuestro centro tenemos el reto a cuatro años de ir cambiando todo esto, con trabajo colectivo, y para ello es imprescindible una buena formación del profesorado”, remarca. Personalmente, es consciente de que “a niños de Primero a Tercero de Primaria apenas se les debería mandar sólo lectura en casa y como mucho aquellas tareas que no se hayan terminado” en el período lectivo. Aunque también recuerda que “cada alumno es un mundo, los hay que ocupan poco y otros muchísimo en hacer lo mismo”.

Este último caso es el de un alumno del colegio Luis Vives, de León, relatado por un padre que prefiere no identificarse. “Según llega del colegio y, buscando que acabe pronto para que pueda hacer otras cosas más divertidas, se pone a hacer los deberes incluso antes de comer... Pero al final es raro el día que le da tiempo a otra cosa”. “Ya no muy bien sabemos qué hacer”, añade, “porque claro, los profesores insisten en que los cuadernos y el trabajo diario es una enorme parte de la nota, y es lógico, pero pensamos que algunos no se toman la molestia de incentivarle para que acabe en clase su tarea, es más cómodo que nos quede a nosotros el marrón”.

Informe PISA: deberes negativos cuando superan 4 horas... ¡semanales!

Un marrón dificilmente compaginable con fútbol, tocar un instrumento, bailar, ir al parque, jugar... “El juego se ha perdido, es tremendo porque el juego es muy importante”, recuerda la responsable de Felampa ante casos así. Y todo ello, sumado al hecho destacado en el informe PISA del año 2009, según el cual es cierto que hacer deberes mejora el rendimiento escolar pero sólo cuando no se superan las 4 horas... semanales. “A partir de esa cantidad, el tiempo extra comienza a tener un efecto negativo”, destaca el director del instituto Bergidum Flamium de Cacabelos, Juan Carlos de Miguel.

Juan Carlos de Miguel, director de instituto: Mientras hacen tareas repetitivas, monótonas, intrascendentes, se quedan sin tiempo para estudiar, leer un buen libro, ver una película, tocar un instrumento, hacer deporte...

De Miguel publicaba recientemente en la revista Ined21 este artículo titulado “El deber improrrogable de racionalizar los deberes escolares”, en el que aboga por que “los deberes tengan una calidad mínima y estén contrastados por la experiencia, de lo contrario serán contraproducentes”, porque “no cumplen lo que prometen, producen desigualdad y distraen del verdadero aprendizaje”.

“Mientras nuestros niños y jóvenes hacen esas tareas, (las más de las veces, reconozcámoslo, repetitivas, monótonas, intrascendentes y que no aportan nada a la mejora de su aprendizaje), se quedan sin tiempo para estudiar, para preparar sus exámenes o por qué no decirlo, para cualquier otra actividad de ocio que les permita crecer como personas: leer un buen libro, ver una película, tocar un instrumento, hacer deporte o jugar a videojuegos con sus amigos, entre otras”, defiende este profesor de Música.

Las estadísticas oficiales aclaran que, en los últimos diez años, la dedicación diaria a los deberes escolares de alumnos de Primaria ha ido creciendo. Se redujeron del 37 al 20% aquellos que dedican menos de una hora a las tareas en casa, pero los que dedican entre una y dos horas aumentaron del 40% al 48%, y los que superaban las dos horas se incrementaron del 23% al 32%.

Tal es la preocupación creciente por este asunto que una CAMPAÑA DE RECOGIDA DE FIRMAS en Internet, bajo el nombre de “Por la racionalización de los deberes en el sistema educativo español” suma ya casi 119.000 apoyos en tan sólo seis meses. Y subiendo.

Vídeo “La educación explicada por un niño”, del programa Redes de TVE:

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