Cinco claves para presumir de una visita a Astorga

Paseo por la Muralla Medieval de Astorga.

Marta Cuervo

Casi 12.000 habitantes, y una extensión que abarca 47 kilómetros cuadrados. Astorga es una ciudad con mucha historia, gastronomía y patrimonio. Astorga huele a vida, a pasado y presente. Tiene mucho que enseñar y por eso te proponemos una lista de cinco encantos maragatos a los que nadie podrá resistirse, y que a más de uno pondrán los dientes largos para preparar una visita a esta tierra de arrieros y chocolateros, de curas, de militares, de agricultores y ganaderos... de gente que mantiene día a día viva su ciudad.

1. Ciudad de 'curas y militares'. Presume de una de las diócesis más antiguas y más importantes de España

Algunas veces, en Astorga la gente del pueblo murmura: 'Si nos quitan los militares y nos quitan la Iglesia, la ciudad desaparece'. De marcado y antiguo carácter religioso, Astorga siempre ha destacado por su condición de sede episcopal, por su Seminario. Sin entrar en las convicciones religiosas de cada uno, los astorganos presumen, y con razón, de una de las diócesis más antiguas de España. “Los orígenes de las Diócesis de Astorga y de León son coetáneos en el tiempo. La primera referencia a ellas se recoge en una carta de San Cipriano de Cartago del siglo III, año 254, en la que cita los obispados de León y de Astorga”, explica el vicario judicial de la Diócesis, Julio Alonso.

La Diócesis de Astorga -aquí puedes leer más sobre su Historia-, ya empezaba a tener una organización en el siglo I. “Es una de las primeras fundadas en el país, junto con la de León, pero siempre separadas. La Diócesis de Astorga, desde que se retomaron los límites en el año 56, extiende su jurisdicción eclesiástica sobre las comarcas leonesas de Maragatería y El Bierzo (6.299 km²), la orensana de Valdeorras (1.700 km²) y las zamoranas de Sanabria, La Carballeda, Valles de Benavente y parte de Aliste (3.526 km²). Antiguamente, también se extendía a Miranda do Douro (Portugal), y tuvo épocas en las que acogía también parte de la provincia de Burgos. En la de León apenas se han modificado los límites”, apunta el vicario judicial eclesiástico.

Esta destacada Historia de la Iglesia ha marcado la tradición dentro de la capital maragata, donde muchos jóvenes ingresaban en el seminario para estudiar. Es el caso de Julio, un sacerdote joven, que ha dedicado su vida a la religión. “Ingresé con 10 años, en 5º de EGB, sin tener una idea clara de que quería ser sacerdote. Vine a estudiar aquí porque era un internado y mis padres lo decidieron, con el párroco de mi pueblo. Yo no me opuse. Después, durante los 14 años siguientes hasta mi ordenación, los 8 años de Seminario Menor hasta dar el paso al Mayor, fui madurando la idea, diciendo sí a Dios cada mañana. No tuve una revelación especial, aunque quizás alguien sí que la haya experimentado. En mi caso fue una decisión que forjé día a día. Fui ordenado sacerdote con 24 años”, recuerda Julio, natural de Carneros.

Los militares se mantienen, incluso parece que el regimiento que lleva tantos años en Astorga se incrementa. La Diócesis de Astorga, como cabecera, también se sigue manteniendo, aunque otras ciudades como Ponferrada o Bembibre sean mayores y muchas tengan su propia delegación. Pero los últimos años han sido complicados, no había vocación. “Hace 7 años el Seminario tuvo que cerrar por falta de pupilos. Sólo había dos alumnos en aquel momento y tuvieron que trasladarse para continuar sus estudios eclesiásticos, configurados en seis años. Pero este año, que ya tenemos 7, han vuelto de nuevo a Astorga. El Seminario está volviendo a renacer, incluso hemos tenido una ordenación después de 7 años. Se abre un rayo de luz en el futuro”, declara Julio esperanzado.

“Mantengo la ilusión en este mundo y en esta sociedad que nos ha tocado vivir: con tantos riesgos, pero también con tantas posibilidades, incluso de trabajo”, anima el sacerdote.

2. De la huerta, a tu mesa: martes, día de mercado en Astorga. Presume de los productos más naturales y frescos, y de ser testigo de oficios en peligro de extinción

Es martes en Astorga, y el centro de la ciudad dedica sus calles a los vendedores locales, agricultores, ganaderos y artesanos que desde primera hora de la mañana ocupan sus puestos para ofrecer lo mejor de su trabajo. Productos naturales que hacen del mercado de la capital maragata el más famoso de los alrededores, debido también a las dimensiones que abarca, con una amplia variedad de frutas, verduras, salazones, embutidos, y demás productos frescos que aportan un colorido espectacular al centro histórico de la villa romana.

Pero el mercado da mucho de sí y también dedica una parte a baratillos, ropa, zapatos y artesanía. Aunque, sin duda, serán los más curiosos los que se lleven un mejor sabor de boca, encontrado verdaderas joyas que sobreviven al tiempo, a la extinción, como las navajas, machetes y cuchillos, de talla de madera y de hueso, de Pepe, el último herrero de fragua manual, de Valdespino de Somoza, que a sus 91 sigue dándole al martillo con la fuerza espectacular que alimenta la pasión que siente por su trabajo.

3. La Vía de la Plata, arriería y chocolate. Presume de un comercio pionero, que abastecía gran parte del país. Y de una buena taza de cacao elaborado artesanalmente

Todos los caminos llevan a... Astorga. De norte a sur, recorriendo el camino que une Augusta Emerita (Mérida) y Asturica Augusta (Astorga) se extiende una de las rutas comerciales más antiguas del mundo: la Vía de la Plata, cuyo origen histórico es incierto, pero muy antiguo. Habría que remontarse al periodo protohistórico y discutir con diversos historiadores que dan diferentes nombres -principalmente atendiendo al uso comercial que se le daba en cada periodo- a una comunicación que dio principal protagonismo a la capital maragata durante el siglo XVII.

Fue en esta época cuando surgieron las relaciones directas con las comarcas colindantes. Gracias al desarrollo de la arriería surgió el proceso de elaboración del chocolate, su comercialización y exportación, utilizando el cacao transportado por los arrieros desde los puertos receptores de mercancías desde las colonias españolas, de Guinea Ecuatorial, principalmente. “La fabricación comenzaba, tras el proceso del tostado y depurado del cacao, con un rodillo y una piedra, con forma de asiento. Allí ponían el cacao y un brasero debajo, hasta que cogía la temperatura ideal. Luego daban con el rodillo sobre la piedra hasta que la semilla se iba moliendo y calentando al mismo tiempo, y la pasta de cacao caía para una artesa. Después se añadía el azúcar, la harina y las especias, se mezclaban los ingredientes, y vuelta a darle calor y más vueltas, y más molienda. Así se conseguía una pasta viscosa que, después, se enfriaba en el molde. Había que procurar que se enfriase lo más rápido posible para que al contraerse saltase del molde y quedase con más brillo”, explica Andrés García, heredero de la extinta fábrica 'Andrés García y hermano: La Nueva Aurora', fundada por su abuelo, hace más de 150 años.

Este proceso de fabricación artesanal y cientos de envolturas de todas las familias que dedicaron su trabajo al chocolate pueden contemplarse hoy en día en el Museo del Chocolate de Astorga, junto a una valiosa colección de utensilios, herramientas y máquinas usadas en los diferentes periodos. La visita está estructurada en ocho salas, dentro del palacete de Magín Rubio, comenzando por la acogedora 'Cámara de las Maravillas', un gabinete de curiosidades que conquista en un espacio reducido al visitante nada más poner un pie, invitándole a adentrarse en un pequeño mundo de 'tesoros' relacionados con el chocolate: objetos curiosos recogidos a lo largo de los tiempos y de la geografía mundial y cuya colección constituye el antecesor directo de cualquier museo.

Tras este mágico recibimiento, la guía continúa con los espacios dedicados al cacao y sus orígenes, y a la elaboración –con otro espacio en el que un audiovisual resume y proyecta todo el proceso-. Subiendo las escaleras, el visitante puede conocer todo lo relativo al consumo del chocolate, a su publicidad y coleccionismo, y una relación de todas las familias de chocolateros, de las que se conservan digitalizados todos los envoltorios y al alcance del usuario que a través de un ordenador puede buscar un determinado chocolatero, de una fábrica y pueblo concretos. La imprenta y la litografía despiden el final del recorrido en este museo.

4. Gastronomía de antes y de ahora. Presume de un sabroso cocido maragato y de lugares únicos, con encanto y personalidad propia

Marcan la diferencia por la decoración, en ocasiones más moderna, y otras sabiendo ocupar con el objeto adecuado el espacio perfecto para crear un clima personal, con encanto. Aunque, ornamentaciones a parte, si hay algo por lo que destaca el pueblo astorgano es por su buena mano en la cocina.

Es de todos sabido que el plato estrella por excelencia en esta tierra es el cocido maragato, y algunos de los restaurantes que más fama tienen a la hora de su preparación son la Casa Maragata, El Restaurante Hotel Gaudí, 'La Peseta' y otros 'de toda la vida'.

Pero en una perfecta combinación entre gastronomía tradicional y nuevos atisbos de cocina moderna, surgen apuestas como 'El Uno. Urban Food', en plena Plaza de España, junto al Hotel Astur Plaza, y el GPS Plaza, local de restauración situado justo enfrente. Otro de estos nuevos espacios, que armoniza a la perfección la unión entre pasado y presente, y de buena fama heredada, es 'La Guitarra', que recupera el nombre de un antiguo bar muy conocido en Astorga por su especialidad en tortillas, picantes o no, muy gruesas y muy sabrosas. La nueva gestión ha sabido aportar al local su toque, un estilo 'vintage industrial', con paredes vistas, y sillas metálicas de diferentes formas y colores en un ambiente luminoso, repleto de verdaderas antigüedades que dan la talla hasta para la vista de los coleccionistas más exigentes: botellas, frascos, muñecas y otros juguetes, cafeteras y molinillos de café originales, de más de 100 años. El mayor secreto de 'La Guitarra' se esconde al fondo, tras subir la escalera, donde te espera un salón con una decoración que no deja indiferente a nadie...

La Guitarra. Astorga.

Pero esta convivencia con el ayer va más allá de la gastronomía, en las calles de una capital en la que se combinan los negocios emergentes con los de siempre, como la mítica 'Joyería Relojería Los Maragatos', 'La Casa de la Cecina', la sombrerería 'Daiche', 'Fábrica de Hojaldres y Mantecadas', y 'Fábrica de Chocolates', que aportan al viandante un recuerdo romántico presente a cada paso, con cierta dosis de añoranza por los que el paso del tiempo a hecho desaparecer.

5. Arte y Arquitectura. Presume de un paseo de cuento, entre ruinas históricas y la magia de Gaudí

Como Roma en pequeño... alguien comentó alguna vez. Un paseo por Astorga puede descubrir al visitante maravillosas joyas, entre las que destaca el templo dedicado a Santa María, la Catedral, que tal y como se percibe actualmente data del siglo XV, cuando se remodeló en estilo gótico.

Otra de las visitas obligadas, además del Ayuntamiento, la Casa de Leopoldo Panero, los museos del Chocolate, de la Semana Santa y de Los Caminos, es la del Palacio Episcopal. Una obra que parece sacada de un cuento, firmada por Antonio Gaudí, y que descansa sobre uno de los laterales de la muralla medieval que abraza la ciudad.

Astorga es, sin duda, una ciudad con mucho patrimonio, con mucha historia. Pero, sobre todo, con mucha vida.

Etiquetas
stats