La teoría del acoso sexual, laboral y judicial hace derrumbarse entre lágrimas a Triana y Montserrat

EFE/J. Casares. POOL. Montserrat González (2d), de 60 años, autora confesa de los disparos que acabaron con la vida de Isabel Carrasco; su hija, Triana Martínez (2i), de 36; y la agente de la Policía Local de León Raquel Gago (d), de 42, durante el juicio por el crimen de la presidenta de la Diputación de León que se celebra en la Audiencia Provincial de León.

C.J. Domínguez / M. Cuervo

Lágrimas de madre e hija, de Montserrat y de Triana. Se han venido abajo y ha sido uno de los momentos más llamativos para los asistentes en la sala de vistas del juicio por el asesinato de Isabel Carrasco.

No importa que la lectura del escrito de calificación de su abogado defensor, José Ramón García, haya sido una lectura fría de la letrada judicial. El relato del constante “acoso” y “persecución” de la presidenta de la Diputación ha hecho refrescar a las dos acusadas meses de lo que consideraron un suplicio, que acabó con la decisión de segar su vida de tres tiros. Y ese recuerdo ha hecho que a las 10.10 horas las dos se hayan venido abajo.

Ha sido el momento en el que el informe defensor relataba sus principales líneas exculpatorias: el acoso sexual que sufrió Triana por parte de Carrasco, que intentó besarla agarrándola por la cintura en su mismo domicilio; la posterior persecución laboral tanto en la Diputación, donde era funcionaria, como en otras empresas con las que trabajó posteriormente; y el “acoso judicial” en reclamación de diferentes cantidades económicas, un proceso que incluso siguió adelante aún muerta Carrasco.

Este relato ha hecho venirse abajo a la ex funcionaria Triana, que ya había dado muestras de ser la que peor estaba pasando el trago del inicio del juicio. Y en sus lágrimas ha arrastrado a su propia madre, Montserrat.

Para esta última, el defensor ha solicitado en sus calificaciones una pena de 7 años, seis meses y un día, con eximente de trastorno mental y atenuante de “reparación del daño”, así como la libre absolución con responsabilidad únicamente de “encubrimiento impone” para Triana Martínez. Porque, explicaba ese informe, la madre “no tenía más remedio que darle muerte (a Carrasco), haciendo justicia y un beneficio para la humanidad”.

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