Gago y su 'bloqueo': “Una amiga mía detenida por el asesinato de una persona, todo era muy extremo”

Raquel Gago junto a su abogado observada por Montserrat González. / EFE POOL / Javier Casares

C.J. Domínguez / M. Cuervo

Raquel Gago Rodríguez, la agente de policía local desde 1997 que comparte acusación de asesinato por la muerte de Isabel Carrasco, comenzó su declaración siendo la primera en hacerlo a todas las partes. Acompañada de una carpeta con datos anotados.

  • PREGUNTAS DEL ABOGADO DEFENSOR RAQUEL GAGO.

El letrado defensor de Raquel Gago, Fermín Guerrero, dedicó el interrogatorio a su defendida a demontar las “hipótesis” de las acusaciones, algo en lo que insistió reinteradamente. “Yo llamo a Triana a las 17,36 porque no ha vuelto; un testigo, Pedro Mielgo, un policía jubilado, sigue a Montse como a las 17,15 y se puede tardar a donde tenían el coche unos 10 minutos y cuando llega allí estaba dentro del coche llega Triana; si son las 17,25 cuando llega Triana, demuestra que yo estaba con Julio cuando se produce la detención”, vino a argumentar en su descargo.

Por otro lado, aseguró que “yo no tengo ningún motivo” para estar involucrada en la muerte de la presidenta, “sólo conocía de vista o en medios a Isabel Carrasco” y no perjudicó a nadie de su familia directa o indirectamente, así como algún “motivo de dependencia” con Triana Martínez.

“¿Se arriesgó unas 30 horas a que la policía la detuviera?” “Porque no sabía nada” del arma, afirmó, queriendo justificar en eso seguir “con mi vida normal”.

La psicóloga que la ha tratado un año “entiende perfectamente mis reacciones, un choque en mi cabeza al entrar la parte racional con la emocional por ser una persona cercana y que conoces”, de modo que no hubiera actuado de esa forma “si la persona no tuviera para usted ese componente sentimental”.

En el momento clave de la intervención de los Policías provenientes de Burgos en el piso de Gago, la acusada recuerda que “deciden que lo llevemos todo -bolso y arma- en mi propio coche a Comisaría, conduce Nacho”, y por eso se mueve el asiento del conductor. Pero antes, al descubrir el bolso incriminador y avisar a su amigo policía Nacho “lo mira, entró por el lado donde está el bolso, le doy luz con mi teléfono móvil, creo que lo agarra por un asa y mira dentro para comprobrar que había un arma”. Y peor aún, “los de Burgos, lo han sacado con algo y lo tiran en el suelo, y lo vuelven a meter en el coche, atrás. Ya en casa se lo cuento todo, los de Burgos hablaban más, me dijeron que me creían porque Triana había dicho lo de la frutería”. En las sucesivas declaraciones judiciales y policiales, “yo por tres veces cuento mi versión de los hechos, la misma”, destacó para afianzar su falta de implicación.

PREGUNTAS DE LA ACUSACIÓN.

EFE/J. Casares (Pool)

  • El letrado del PP, Ricardo Gavilanes, se centró en que Raquel Gago mantenía conversaciones con Triana todos los días o en detalles tales como que al avisar a sus compañeros policías tras descubrir el bolso 30 horas después de la muerte de la presidenta “les pedí que no vinieran con las sirenas”, algo que justificó en el estado de salud de su propio padre, para que no se alarmara, a pesar de que Gavilanes suponía que buscaba un trato de favor.
  • Carlos Rivera, el letrado de la hija de la víctima, Loreto Carrasco, centró su interrogatorio en lo que para él son ciertas incongruencias, relacionadas con su falta de reacción a pesar de conocer el asesinato y sobre todo la implicación de su amiga triana y su madre; o como el hecho de no detenerse al ver el revuelto en la zona de pasarela donde había caído asesinada Isabel Carrasco; así como permanecer durante tanto tiempo en la calle donde Triana le dejó el bolso con el arma en su coche. Raquel Gago dio las mismas explicaciones que había ofrecido a las dudas del fiscal, aprovechando para asegurar que “no me ha avisado nadie” de que en Comisaría ya sabían que el arma estaba en su coche de boca de Triana, y eso que como recordó Rivera “apenas 20 minutos después entregó ese revolver”.
  • Beatriz Llamas, letrada de la acusación de parte de la pareja sentimental de Isabel Carrasco, se interesó por alguna videollamada entre Triana y ella, por su pareja oculta y también se centró en su larga estancia en la calle donde Triana le metió el bolso con el revolver que mató a Carrasco dentro de su coche y en la llamada de su amiga desde el teléfono de prepago, desde el que había tenido otra llamada de Triana dos semanas antes del suceso, aunque pese a la insistencia de la letrada -reprendida por el juez- Raquel repetía que no recuerda ese número.

Respecto a su shock emocional, “¿sabría discernir la realidad?”, le preguntó la abogada. “Sí sabía lo que había pasado, me lo habían dicho, otra cosa es que no me pareciera real, quizá dije cosas que no son conscientes”. Y de todos modos, defendió que “mi forma de ser es no meterme en la vida de nadie, no preguntaba” a Triana sobre su relación sentimental 'secreta'. A otras preguntas, Gago negó que en la noche del asesinato cuando acudió al taller de restauración llevara para ocultar una bolsa que contendría el arma homicida, sino una puerta; y aseguró que lo que metió que aquello que no era la puerta era en realidad “una lija de agua”.

  • EL INTERROGATORIO MÁS COMPLETO, DEL FISCAL.

A preguntas del fiscal, Emilio Rodríguez, aseguró que su amistad con Triana “no es íntima, muchas cosas no nos hemos contado” aunque se llamaban todos los días, negando una relación amorosa, porque la mantiene con Fernando Muñiz, desde hace 16 años.

Comenzó concretando las llamadas de Triana aquel 12 de mayo de 2014, el día del asesinato de la presidenta, y acudió a su casa “10 o 20 minutos” a tomar café. Tras salir acudió a la calle Lucas de Tuy para acudir a una tienda de manualidades, aparcando su coche allí, recordando que aunque llegaría tarde a una clase que tenía de restauración “no hay horarios”. Aunque eran las 4.37 de la tarde, “sabía que podía esta abierta” porque tenían horarios irregulares, admitiendo, eso sí, que la pintura que quería comprar no la necesitaba para la clase.

Allí pasó una hora “porque sabía que como podían variar el horario, decidí esperar”. Realizó varias gestiones telefónicas rutinarias. Y a preguntas del fiscal, no volvió a mirar si la tienda había abierto antes de decidir marchar. Fue cuando “apareció Julio, un controlador de la ORA, y me dijo que quería hablar conmigo”, lo que alargó su estancia. “¿Esperaba que llegara Triana?”, preguntó el letrado. “No”, respondió tajante, negando también que recibiera alguna otra llamada de Triana mientras se encontraba charlando. “Me sonó el teléfono, contesté, dije 'sí', y como no oí nada lo guardé en el bolsillo, para mí fueron 2 o 3 segundos”, concretó, a pesar de que la duración peritada fue de 17 segundos.

Gago abundó que “me apareció un número y no sabía de quién era, lo cogí porque yo contesto todas las llamadas”, respecto a preguntas sobre lel móvil de prepago de su amiga que le acabó dejando en el coche el bolso con el arma que acababa de matar a Isabel Carrasco. “Y al mismo instante veo a Triana, más o menos en ese momento, y me quedé sorprendida, venía de Condesa por la misma acera en la que yo me encontraba”. Para entonces “no nos habíamos enterado de nada” del asesinato.

Gago se emociona al ser preguntada por qué Triana la implicó

“Insintivamente activé el mando a distancia” de su vehículo “y me dijo 'ahora vengo, me voy a la frutería'”, no pudiendo apreciar “que metiera algo en el coche” porque “yo estaba en una conversación” con el controlador. “Y cuando me iba a ir, me pregunté dónde habría ido, la llamo por teléfono porque veo que es muy tarde para saber dónde estaba” Triana. “Tuvo que ser en ese momento” cuando su amiga había metido el bolso de Fornarina en su coche, admitió, algo “que no me gustó”. ¿Cómo le pudo hacer esa faena?, le preguntó el fiscal. “Desde que eso pasó yo no he tenido vida (llora y pierde la voz por segundos). Ella lo que haya hecho, es su conciencia, yo no estoy dentro de su cabeza. No sé por qué tomó esa opción, yo explico mis actos, no los de otra persona”.

“Para mí era imposible” que Monserrat y Triana hubieran matado a la presidenta

Antes de marchar, “vi que podía haber pasado algo” cerca de la pasarela por los coches de policía pero “yo nunca hago eso” de acercarme cuando ocurre cualquier suceso. Y al llegar al taller de manualidades negó haber dicho a una amiga que se había quedado dormida. “Y en cuanto llego me llamo Eduardo”, un compañero, “me dijo que han matado a Isabel Carrasco y Triana y su madre están allí, que hay mucho revuelo”. “¡Qué me estas contando, no me lo puedo creer, para mi eso era imposible que fuese verdad!, ese era mi estado, no sé por qué no dije que había estado en su casa”, explicó.

Posteriormente habló con el encargado del lugar donde se realizaba el taller de restauración para acudir en otro momento y al salir metió garrafas de unos ocho litros de agua en el coche. “En mi coche siempre hay muchas cosas, revistas, algo de comer, cosas para la clase, el paragüas y demás... no vi nada”, respondió por qué no vio entonces el bolso con el arma.

Al día siguiente, según su versión, “vi el bolso de Fornarina más metido para dentro” tras el asiento del copiloto, pero no el mismo día del asesinato. “No, no lo vi, llevo normalmente bolsas negras para la compra y no le presté atención” al bolso que metió Triana. El fiscal le mostró fotos del 'desastre' interior de su vehículo, aunque Raquel Gago matizó que al día siguiente “la primera que veo el bolso fui yo; lo limpio de agua y veo lo que es (contiene el revolver); Nacho (policía nacional amigo suyo) lo sube, lo mira; los policías de Burgos lo sacan, lo tiran al suelo, lo volvieron a meter... Esas fotos son de después, en la Comisaría, no estaba así”.

Pero antes, el día del asesinato, una amiga se había subido esa noche en la zona donde luego aparecería el bolso. ¿Cómo no lo pisó? “Porque el bolso no ocupa todo el espacio y tuvieron que mover, apartar, todo lo que había, y montó unos 15 o 20 segundos”. ¿Y dónde estaba el bolso, lo escondió en otros sitio? “No, no”, dos negaciones de Gago de un detalle clave para el inquisitivo fiscal.

“En mi mente, no podía creer que eso era verdad”

Ya en su casa, a ninguna de sus amigas o hermana le dijo que había estado tomando café en casa de Triana. “No se lo dije a nadie. Aunque lo estábamos viendo ninguna nos lo creíamos, era como que en mi mente no era capaz de ver que eso podía ser verdad. No sé por qué no lo hice, fue mi reacción”, admitió. “Yo no he dicho que estaba bloqueada, necesitaba hacer cosas porque estaba nerviosa, no me parecía real...”, aunque el fiscal recuerda que ella y su abogado siempre habló del 'bloqueo' de la agente.

“¿Eso le impidió ir a la policía a contar que había estado dos veces con triana y su madre? Porque como policía tenía una obligación especial”, preguntó el fiscal. “No, era algo personal, era una amiga mía detenida por el asesinato de una persona, y eso era muy extremo”.

Fue al mover los asientos para meter una bici en la tarde del 13 de mayo cuando veo las garrafas, cae una y sale el agua. Empecé a quitar el agua... Y al mover la mano he visto algo negro, podía ser mío, y he visto el bolso. En ese momento me pongo muy nerviosa, ese bolso era mío, Triana no me lo había devuelto, y digo 'no tiene que estar aquí, qué es esto?'. Lo abro, miro un pañuelo, un guante y un bolso, tiro del asa y veo algo brillante en el interior que identifico como parte de un arma“, relata Gago el momento clave de localizar el arma. ”Ha sido un flash, no fui consciente de que Triana había abierto mi coche (el día anterior) y entonces llamo a Nacho, de la Policía Local“, concreta. ”Le habíamos visto en televisión, estaba en la pasarela y fue el primero que me vino a la cabeza“.

¿No pensó acudir a Comisaría? “Casi no podía respirar, irme a Comisaría, pues no”. Bajó su amigo y ella al coche, solos, admitió. Para añadir: “Después bajó su compañero, había llamado a su jefe (Paco), esperamos y han venido con dos policías que se identificaron de Burgos. Les dije que subiéramos a casa, me han ido preguntando sobre todo ellos, volvemos al garaje, han mirado ellos el arma y hemos ido a Comisaría”.

Y quedó en libertad: “Voy a Comisaría de testigo, no detenida. Al comenzar la declaración, Paco sale, habla con alguien y han decidido entre comisaria, de Burgos y más que tengo que pasar a ser imputada y detenida”, con abogado y derechos leídos. Pero decretada su libertad, a la mañana siguiente “fui a trabajar”.

A preguntas del fiscal, afirma que “no” borro nada de su ordenador, porque se encontró una memoria vacía. También aireó el fiscal “un papelito con tres anotaciones: el teléfono del Juzgado 4 (el que llevó el caso); otra que pone 'pareja'; y 'bolsa'”, aunque Gago negó que 'pareja' se refiriera a Triana.

¿Seguimientos a la víctima? “No”, con papeles en la mano

Más adelante, también negó haber hecho seguimientos a Isabel Carrasco. Y con folios en la mano, aseguró que el informe policial “tiene un montón de errores” al analizar sus llamadas y los puntos donde las realiza, con horas, a pesar de que “en principio no es real, porque analizan las conexiones a Internet” y “hay disparidad de movimientos” que no cuadran. Como que en 48 segundos se localicen llamadas de Isabel Carrasco primero en Correos en León y después en Santa María del Páramo. “Es imposible”, zanjó, con el fiscal algo boquiabierto.

Y por último, “sí, claro”, que sabía que odiaban a Carrasco, pero “no” les oyó que hubiera que matarla. Así como tampoco Triana le dijo que la presidenta hubiera intentado besar a su amiga.

Etiquetas
stats