La defensa de Montserrat y Triana no evita los detalles más duros de la autopsia

Ignacio Alija, perito forense.

C.J.D. / M.C. / A.M.

La mañana de hoy miércoles en el juzgado por el asesinato de Isabel Carrasco ha sido uno de los momentos más desagradables, al menos para el jurado popular y los asistentes a la vista en la Audiencia Provincial, durante la pormenorizadísima exposición -con fotografías y en formato PDF- de la autopsia realizada y hoy presentada por los doctores peritos Ignacio Alija y Manuel Aguirrazabal.

Un momento a modo de clase magistral que muchos han afrontado sin mirar, apenas escuchando todos los detalles técnicos, en los que se han detallado entre otras muchas cosas los efectos de los tres disparos recibidos por la presidenta, uno en la parte trasera de la cabeza, otro en el cuello y un tercero en la espalda, cuyo proyectil se alojó en el interior del corazón. Detalles que, contra lo que es habitual, Montserrat siguió con cierto interés.

Detalles que la defensa de Montserrat Gonzánez y Triana Martínez intentó evitar, “aceptando todo el contenido del informe”, aunque el juez consideró necesaria toda la explicación detallada de los forenses especialmente importantes, adujo, para el conocimiento de los miembros del tribunal. Éstos tuvieron que escuchar cómo el primer disparo por el de la espalda, en concreto en la región baja, después de que la persona que la disparó optara por convertir el tronco de la presidenta en el primer lugar porque “los disparos al tronco no se fallan y causan más daños”.

10 minutos de vida

Una vez caída “de manera controlada, no a plomo” la presidenta, “la persona que disparó no puede saber si su disparo ha sido mortal y ve que sigue consciente”, con lo que “no tiene más remedio” que acercarse aún más, situándose a la izquierda del cuerpo caído, y descerrajándole los otros dos tiros con el revolver, el primero de ellos en el cuello y el segundo en la parte trasera del cráneo. “No es necesario explayarse sobre los desastrosos efectos que causan” estos disparos, porque son “mortales de necesidad” con “la víctima totalmente inconsciente” aunque “queda una vida agónica”, detallaba Alija, que dató en diez minutos el fallecimiento definitivo.

Sin lugar a dudas, a juicio del perito, “un homicidio” que se consumó sobre las 17,25 horas del 12 de mayo sin “señales de lucha o defensa de ningún tipo”, admitió a preguntas del fiscal. Aunque según interrogó el defensor de las dos mujeres, José Ramón García, el perito Manuel Aguirrazabal, admitió que el hecho de que el disparo inicial diera en el corazón fue casual y no tiene que ver con un buen ejercicio de puntería. “Esa maravillosa puntería no, se dispara al bulto”, concretó.

ADN de Triana en el coche de Raquel Gago

El informe que defendieron los forenses respecto al ADN únicamente arrojó como novedad relevante que el par de guantes que aparecieron en el coche de la policía local Raquel Gago, dentro del bolso que contenía el arma, era para los forenses de su amiga Triana Martínez, mientras el otro par del turismo de ésta se corresponden con prendas que portaba su madre, Montserrat. Mientras el resto de las prendas estudiadas, como la gorra, la cazadora o el revolver mismo, presentaban “poco perfil genético” como para compararlo, así como que “había poca sangre en la ropa de Triana”.

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