León, visto por Gaudí y recordado en Madrid

Botines en plena fase de construcción en el corazón de la capital leonesa, una imagen poco conocida.

La Casa de León en Madrid acogió una interesante conferencia a cargo del escritor y doctor en Historia del Arte, José Mª Fernández Chimeno, que en esta ocasión no asistió para presentarnos uno de sus libros dedicados a los grandes arquitectos del medievo en el Viejo Reino de León sino para pronunciar una conferencia que llevaba por título: “El León antiguo que conoció Gaudí (1888-1893)”.

El coordinador de Cultura de la Casa, José María Hidalgo, dió la bienvenida a todos los asistentes y presentó al conferenciante recurriendo a las recientes palabras pronunciadas por el articulista Javier Tomé: “...acudo a uno de los grandes expertos en iluminar al lector sobre la figura del genial artista catalán que, dicen, huele a santidad. Me refiero al astorgano José María Fernández Chimeno, autor de afilada inteligencia y excelente estilo que ha estudiado en profundidad el soplo casi divino que inspiró a don Antonio a la hora de crear ese escaparate de asombros que es la Casa Botines”.

José María Fernández Chimeno en un momento de la conferencia sobre 'El León de Gaudí'.

Acto seguido cedió la palabra al Chimeno, quien, asistido de un Power Point con texto e imágenes del León antiguo que llegaron a conocer nuestros abuelos, o quizá visabuelos (dependiendo de la edad de los asistentes), comenzó por realizar una introducción en la que resaltó “la importancia de aquellos años” en los que Antonio Gaudí vivió en tierras leonesas (a caballo entre Astorga y León), mientras realizaba sus dos únicas obras de estilo neogóticó lejos de Cataluña (Palacio Episcopal de Astorga y Casa Botines de León).

Tras investigar las actas municipales de ambas ciudades, Astorga y León, para sustentar, cual pilares de un edificio, el argumento de su última novela de época 'Gaudí, la forja de un genio', J. F. Chimeno encontró una veta de jugosa información sobre la sociedad leonesa de finales del siglo XIX, cuyo filón le ha permitido recrear en la figura de Antonio Gaudí un más que “idílico paseo” por la capital, visitando no solo sus emblemáticos monumentos, sino comprobando in situ el deseo de sus habitantes por incorporarse a la modernidad, con la exigencia de los barrios para que se les dotase de alcantarillado, alumbrado eléctrico y empedrado de calles y plazas.

Antonio Gaudí marchó de León a finales del año 1893, tras dejar finalizadas las obras de la Casa Botines, no así las del Palacio Episcopal. Al presentar su renuncia al cargo de arquitecto director en carta dirigida al Vicario Capitular de la Diócesis asturicense, el 4 de noviembre de 1893, se marchó de tierras leonesas para no volver jamás.

Al año siguiente se propuso la creación de un “templete de música” en el Paseo de la Condesa de Sagasta y en su proximidad, la colocación de una estatua dedicada al héroe leonés Guzman el Bueno (que no sería inaugurada hasta 1900). Por suerte para Gaudí no tuvo que escuchar la sentencia que aún hoy prevalece hacia los visitantes de nuestra ciudad, cuando estos salen airados del trato que por cualquier motivo reciben: “Si no estás agusto en León, por ahí se va para la estación”. Con estas palabras finalizó el acto, y como ya es costumbre en la Casa de León en Madrid, se organizó un ameno, distendido e interesante coloquio entre los atentos y numerosos asistentes y el conferenciante que agradeció su presencia.

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