Dos años de tres tiros que convulsionaron la política leonesa

ICAL

Antonio Vega García

Parece mentira, pero dos años y casi cuatro elecciones después, se cumple el aniversario de la muerte de Isabel Carrasco, la todopoderosa política leonesa que falleció de tres tiros sobre el río Bernesga en la capital leonesa. En este tiempo se han escrito centenares de noticias y crónicas sobre el crimen por el que Montserrat González ha sido condenada a 22 años de cárcel, su hija Triana Martínez a 20 años y 2 meses y Raquel Gago a 5 años de prisión. Lo que estén realmente en prisión, pendientes de la revisión de la condena, es otra historia.

Cabe recordar que Isabel Carrasco fue asesinada en la campaña de las elecciones europeas de 2014, en esas en la que surgiría con fuerza el fenómeno político de Podemos. Y mucho ha cambiado la política leonesa también en estos dos años sin la mujer a la que (casi) todos temían por su dictatorial forma de entender y ejercer el poder.

Por hacer un poco de breve historia cabe recordar que Isabel Carrasco era la 'mandamás' del Partido Popular de León desde el año 2004, y presidenta de la Diputación de León desde julio de 2007. Experta en las oscuras artes de la supervivencia política se hizo con el control total del partido en la provincia hasta que se creó el llamado 'Carrasquismo'. O eres de los míos o estás contra mí. Una fórmula de entender y ejercer la política desde la presión del poder de una institución imprescindible en una geografía política fragmentada como es la de León.

La muerte de Carrasco más que un especial impacto social supuso cambios notables en la política leonesa. Amén del 'shock' inicial ante la posiblidad que hubiera un 'cazapolíticos' matando gente por ahí, que llevó a que Subdelegación del Gobierno pidiera a insignes políticos leoneses que se escondieran, lo cierto es el que crimen más famoso de León se llevó por delante al 'carrasquismo', y a la mano derecha de la Presidenta, Marcos Martínez 'aka' Barazón.

ICAL. Lugar del crimen de Isabel Carrasco.

El intento de imitación del actual alcalde de Cuadros, el citado Martínez imputado por varios delitos en la operación Púnica, del ejercicio de poder de Carrasco se saldó con León salpicado por una de las tramas corruptas que más titulares han generado en los últimos años. Una situación que llevó a convertir a Emilio Orejas Orejas en el tercer presidente de la Diputación en una legislatura y a una parálisis total en la institución, hasta el punto que ha encontrado ahora más de 60 millones de euros sin gastar.

Lo más curioso de estos dos años sin Isabel Carrasco en nuestras vidas, políticamente hablando, es quizás haber visto como sus rivales Juan Martínez Majo y Antonio Silván han alcanzado, respectivamente, la presidencia de la Diputación de León y la Alcaldía de León. O cómo el camaleónico Eduardo Fernández dirige en medio de una importante tensión y rivalidades los destinos del PP leonés.

Pero el 'carrasquismo' sigue latiendo en algunos círculos de poder, especialmente en la Diputación, y la herencia envenenada de la política nacida en Santibáñez del Bernesga sigue ocasionando encontronazos en el PP. El más reciente, el que casi lleva a las manos a un alcalde y a un diputado provincial. Y todo por ser del bando 'pro' o 'anti' Carrasco.

De los intensos días que sucedieron al asesinato de la presidenta de la Diputación me quedo con tres cosas que a día de hoy no se me han borrado de la mente. La primera el intenso frío leonés que se vivió la mañana del 13 de mayo, el día de su entierro, a las puertas de la sede de la Diputación. Un fenómeno meteorológico que quizás acompañaba el clima ciudadano ante el asesinato de la política. La segunda, la imagen de los centenares de ramos y coronas de flores que había el miércoles 14 de mayo en el patio del Palacio de los Guzmanes. Una imagen que unida al intenso olor de las flores recordaban inevitablemente el funeral y que esa misma mañana fueron retirados. La tercera imagen que la retina captó y el cerebro no borran es el abrazo de dos exconcejalas del PP, y no precisamente de pena. Así de cruel es la vida.

Pero dos años después y probablemente demasiadas noticias sobre el crimen, y demasiadas dudas también, parece que nadie, al menos de forma pública, se acuerda de Isabel Carrasco. Ni el PP ni la Diputación han convocado actos de memoria a la política leonesa. Y mucho menos nadie plantea una placa o similar después de la polémica concesión de la Medalla de Oro de la Provincia 'ad mortem'.

Lo que no ha cambiado en estos dos años es una cosa en la que Isabel Carrasco puso un empeño especial. Su antecesor como presidente de la Diputación, al que obligó a apearse del puesto y buscar el cobijo de Silván en Valladolid, el actual concejal de Educación en el Ayuntamiento de León, Javier García Prieto, sigue sin retrato en la galería del Palacio de los Guzmanes. La humillación pública que Carrasco ejecutó en vida poniendo su propio retraro y no el de su compañero de filas sigue sin resolverse. Quizás porque algunos fantamas del palacio sede de la Diputación no se han ido del todo, o quizás nunca se vayan.

Etiquetas
stats