Un decreto de la II República podría 'arrebatar' a la iglesia la propiedad de la Catedral de Astorga y varias iglesias

Eduardo Margareto/Ical. Catedral de Astorga

ileon.com

¿Y si la Catedral de Astorga o los monasterio San Tirso, San Lorenzo y La Peregrina en Sahagún, o los monasterio de San Pedro de Dueñas, Santa María de Sandoval, Santa María de Arbas o el de de Eslonza no fueran propiedad de la iglesia católica sino del Estado, de todos los españoles? Incluso aunque el Registro de la Propiedad así lo reflejara.

El deán del templo gótico leonés, Antonio Trobajo, ex responsable de medios de comunicación de la diócesis leonesa, lo considera poco más que una broma de dudoso gusto y apenas le concede trascendencia a raíz de conocerse, a través de una publicación firmada por Eduardo Bayona en el diario Público.es, que existe la hipotética posibilidad legal de que la iglesia 'pierda' varias de sus más valiosas propiedades patrimoniales en la provincia.

Se refiere a un documento oficial del Estado español que, de no haber sido derogado -y no parece haber pistas en este sentido-, decretó hace 81 años que un total de 36 catedrales, entre ellas la de Astorga -la de León no-, pasaban a ser propiedad del Estado gracias al trámite legal de ser ser declarados “monumentos histórico-artísticos pertenecientes al Tesoro Artístico Nacional”. Una propiedad que podría superponerse al registro realizado en su día por la Diócesis.

El documento tiene por fecha el 3 de junio de 1931, es decir, menos de dos meses después de haberse proclamado en España la II República. Y en él, el presidente del Gobierno provisional, Niceto Alcalá Zamora, junto al entonces ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Marcelino Domingo, firman el decreto mencionado. Afecta en toda España, según el cómputo del periódico, no sólo a esas 36 catedrales, sino también a 24 monasterios, 18 conventos, cinco capillas y más de 200 iglesias. Todas ellas “monumentos histórico-artísticos pertenecientes al Tesoro Artístico Nacional” a partir de ese momento.

La Iglesia de San Tirso de Sahagún, una joya mudéjar.

También se incluirían en aquella medida un total de 73 castillos, 21 palacios y 62 ruinas y restos prehistóricos. El decreto ponía firmeza legal a otro decreto que había sido impulsado en el año 1926, esta vez durante la dictadura de Primo de Rivera, que ordenaba “la intervención directa y eficaz del Estado” para que esos edificios monumentales fueran “adscritos al suelo de la Nación”, lo que suponía que pasaban a ser de propiedad pública por aplicación del Código Civil –lo que se levanta sobre el suelo va con el suelo-, y a quedar “bajo la tutela y protección del Estado”.

La lista leonesa

En el caso del decreto republicano, la Catedral no habría sido el único bien afectado. El texto incluye, amén de la Catedral de Astorga, las murallas de León -que hoy sí son propiedad del Estado-, y el Palacio del Conde de Luna, en León; las ruinas de restos de una villa romana en Navatejera; el hoy Patrimonio de la Humanidad de Las Médulas; el Castro de la Ventosa, en Pieros; Santiago de Peñalva, San Pedro de Montes y Santo Tomás de las Ollas, en el Bierzo; las ruinas del Monasterio de Sahagún, lo mismo que San Tirso, San Lorenzo y La Peregrina en esa misma villa; El monasterio de San Pedro de Dueñas y los de Santa María de Sandoval, Santa María de Arbás o l Monasterio de Eslonza; el recinto amurado de Mansilla de las Mulas; San Esteban; San Miguel de Corullón, tanto el castillo como el palacio de Grajal de Campos; la ermita de Santa Colomba, en Villaquejida; y por último el Castillo de Valencia de Don Juan.

Por ser recintos religiosos, y haber sido inscritos por las diócesis correspondientes en los procesos de inmatriculación de las últimas décadas, especialmente en los últimos años, se presupone que muchos de esos templos serían propiedad de la iglesia. Si no fuera por la posible interpretación del decreto republicano mencionado.

“Todos tenemos claro de qué manera actuó la República”

Pero esto no le quita el sueño a la iglesia, admite Antonio Trobajo. “A ver, todos tenemos claros de qué manera actuó la República, no es un secreto que quisieron expropiarlo todo, pero de ahí a que ahora se pongan en dudas las propiedades hay mucho, incluso al margen de las inmatriculaciones”, explica muy tranquilo, casi irónico, Trobajo, que dice estar acostumbrados a “este tipo de cosas de vez en cuando” que acaban en nada.

El deán catedralicio cree estar seguro de alguna norma derogó en momento alguno aquella decisión vía decreto que afectaría a las propiedades n él incluidas, “aunque habría que mirarlo, claro”, pero aún así no teme “para nada” que se vaya aponer en duda a estas alturas “que todas estas iglesias, como la Catedral, nacieron desde el primer momento para el culto católico y siempre ha sido así”.

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