Niños acosados y acosadores, el raciocinio de la psicología como solución al bullying

Foto: Pixabay

Marta Cuervo

Tiene sobrepeso, y se meten con ella por su físico. Hereda la ropa de sus hermanos, y le insultan porque no viste de marca. Sus orejas son prominentes y su defecto se convierte en burla. Para un acosador cualquier razón es válida y suficiente para que alguien sea su víctima. Puede ser por su físico, su forma de vestir, sus hobbies, su capacidad intelectual, su rendimiento académico, su raza, religión, algún tipo de discapacidad...

Son muchos los casos de escolares que sufren acoso en clase, y la justificación de que 'los niños son crueles' no plantea ninguna solución al infierno que muchos estudiantes soportan durante los años de colegio y de instituto. Para tratar de evitar la lacra que supone el bullying, nos acercamos a la figura del mediador. “Los conflictos son inevitables, así que la labor de los mediadores se centra en enseñarles a resolverlos y/o evitarlos sin recurrir a la violencia verbal o física”, declara Ana, mediadora de un IES de esta ciudad.

Los conflictos son inevitables, así que la labor de los mediadores se centra en enseñarles a resolverlos y/o evitarlos sin recurrir a la violencia verbal o física

La profesional explica que en algunos centros hay equipos de mediación en los que los mediadores también pueden ser alumnos. “En mi centro, no lo hay. Tengo que estar en contacto constante con el equipo directivo, los tutores y la orientadora, ya que son los que normalmente detectan el conflicto y me piden que intervenga. En otros casos, son los propios alumnos los que vienen directamente a mí”, añade.

Métodos y protocolos establecidos para evitar los conflictos entre los niños: ante todo diálogo

Ana detalla cómo, normalmente, se entrevista por separado con cada una de las partes. “Dependiendo del tipo de conflicto (insultos o amenazas durante el horario escolar o mediante las redes sociales) de la gravedad del mismo, de la duración, del número de personas implicadas (si es un enfrentamiento entre dos personas o son varios los que molestan a otro alumno) propongo una reunión de todos. Puede que antes de esa reunión, les dé unas pautas individualizadas a cada uno de los implicados. En la reunión conjunta, tienen oportunidad de decirse lo que les molesta del otro y cómo y por qué han llegado a esta situación. Cuando estamos todos, se establecen una serie de normas a la hora de hablar: respetar los turnos, evitar los insultos y descalificaciones, cuidar el lenguaje no verbal”.

Aunque las pautas están marcadas, Ana confiesa que en ocasiones “puede que hagan falta varias reuniones individuales o en grupo. Los acuerdos pueden ser verbales o en forma de contrato”.

Las redes sociales y el acoso

La mediadora de profesión asegura que las redes sociales “están teniendo una incidencia negativa ya que los adolescentes, especialmente en 1º y 2º de ESO, no son conscientes de las consecuencias que sus mensajes o fotos pueden tener”.

“Cambiar modos de comunicación a veces es tremendamente complicado ya que he comprobado que, en ocasiones, los adolescentes están siguiendo modelos aprendidos en otros ambientes”, aconseja.

Acoso: es intencional, la víctima se percibe vulnerable en una situación repetida y se da en relación de pares o iguales

Diferencia entre acoso y riña entre niños

Para ahondar más en la cuestión del acoso escolar, y no confundirlo con una pugna entre niños, como en ocasiones los responsables de los colegios defienden para suavizar el problema, analizamos el bullying desde una perspectiva psicológica. Los psicólogos Miguel Ángel Cueto y David Cueto de Cepteco, Centro Psicológico de Terapia de Conducta, diferencian estos dos conceptos claves.

“Hablamos de acoso cuando hay un maltrato que recibe un alumno, de otro u otros, repetidamente y a lo largo del tiempo y tiene efectos de victimización en quien lo recibe. Genera angustia anticipada, antes de salir de casa, por lo que le pueda pasar. Para que una situación de violencia responda al concepto de bullying debe presentar las características siguientes: ser intencional para causar dolor y sufrimiento; una relación desigual o desequilibrio de poder: la víctima se percibe vulnerable, desprotegida y sin los recursos del agresor; ser repetida y continuamente; y en relación de pares o iguales”.

Desde el punto de vista de la psicología es difícil determinar cuándo se trata de un escenario entre iguales y cuándo acciones violentas con intención de hacer daño. “Entendemos que se considera acoso al acto reiterado, a través de diferentes formas de hostigamiento, entre dos alumnos o entre un alumno y un grupo de compañeros, en el que la víctima está en situación de inferioridad respecto al agresor o agresores”, explica David Cueto, Psicólogo Sanitario.

“El acoso viene asociado a una situación de dominio-sumisión y tiene un gran componente colectivo al ser un hecho conocido, en la mayoría de los casos, por otros compañeros. Desafortunadamente, esta situación suele pasar inadvertida para los padres y profesores”, apunta Miguel Ángel, Psicólogo Clínico.

El cambio de centro escolar -en el caso que sea oportuno- lo debe de llevar a cabo el acosador

¿Cómo se supera el acoso escolar?

Miguel Ángel Cueto y David Cueto aseguran conveniente que el cambio de centro escolar lo lleve a cabo el acosador en el caso de que no deponga su actitud. “Con el cambio debe asumir que su conducta no es admisible, que no se le permite bajo ningún concepto y que tiene consecuencias. De este modo todo el alumnado asume que las conductas de maltrato grave no son permisibles y que se toman medidas firmes ante ellas. No es lógico que paguen las consecuencias quienes necesitan más ayuda por parte de todos, las víctimas. Algunas víctimas cambian de colegio pensando que así comenzará una nueva vida escolar, pero esto no siempre surte efecto porque puede haber una serie de circunstancias personales o del entorno que sean más propicias para ser acosadas. Sería conveniente enseñarles habilidades que les ayuden a crear nuevos vínculos de relación con sus compañeros y estrategias personales o de apoyos para defenderse del posible acoso”, detallan.

Síntomas de niños acosados y acosadores

Tal y como explican los psicólogos, los niños acosados pueden mostrar algunos de los siguientes síntomas que hay que tener muy en cuenta: cambios en el estado de ánimo, se muestran tristes y contrariados, extraños, huidizos, parecen nerviosos. “Suele existir un deterioro gradual del rendimiento escolar. Tienden a fingir enfermedades y simulan malestar para no asistir a clase. Presentan signos físicos de violencia: moratones, heridas. Sus libros estarían estropeados, dicen que han 'perdido' objetos o dinero. Tienden a faltar a clase y no dan explicaciones convincentes de porqué o dónde han estado”, declaran contundentes. “También tienden a no hablar en casa de lo que sucede en el colegio. Suelen estar solos en el recreo o en actividades extraescolares. En estado avanzado del acoso escolar pueden tender a autoagresiones o, incluso, al suicidio”, añaden.

En cuanto a los acosadores, los psicólogos de Cepteco apuntan que su participación en el acoso escolar puede implicar el no tener claros sus valores morales, no diferenciar el bien del mal o no ser empáticos. “Tener dificultad para seguir normas y aceptar la autoridad, y en general no afrontar sus responsabilidades. Presentan problemas de disciplina y suelen carecer de remordimientos por sus acciones contra sus compañeros, son incapaces de comprender el sufrimiento que provocan”.

La causa de que un niño se vuelva acosador

Las causas por las que un alumno arremete constantemente contra otro compañero son múltiples. “Diferentes estudios indican factores personales, familiares y sociales del acosador, así como factores relacionados con la cultura escolar. Es posible que haya sido testigo de algún tipo de violencia en el ámbito familiar y/o educativo por lo que la violencia es una conducta aprendida y erróneamente percibida como normal”.

El apoyo de los padres, aportar seguridad de manera incondicional y reforzar la autoestima del niños acosado son claves fundamentales para la superación

El papel de los padres en el acoso escolar

Al tratarse de menores, los padres juegan un papel fundamental a la hora de evitar o solucionar un caso de acoso escolar. “Sería recomendable que los padres de alumnos acosadores indagaran para esclarecer los hechos y actuar inmediatamente, en su caso, con firmeza manteniendo una supervisión cercana enseñándole a su hijo que el acoso no es admisible y que se debe valorar el respeto a las otras personas como clave de la convivencia en la sociedad. Mostrar la disposición a ayudarle en lo posible e indicarle que deberá asumir su responsabilidad y hacerle entender cómo se puede estar sintiendo al compañero que él acosa. Se sugiere que hablen con el colegio de inmediato, solicitar ayuda y consejo en el tratamiento conjunto de su hijo. Sería también conveniente que los padres de los alumnos acosados escuchen a su hijo mostrando interés por el asunto sin quitarle importancia y valorar la gravedad de los hechos. Para ello intentar averiguar si realmente ha ocurrido lo que cuenta y actuar en cuanto se tengan indicios confirmados de que está siendo acosado. Es conveniente apoyarle dándole seguridad de manera incondicional, reforzar su autoestima elogiando sus capacidades personales, preguntarle por lo que está pasando asegurándole que se contará con él antes de realizar ninguna acción”.

Además, Miguel Ángel y David Cueto subrayan que si es importante el acoso, hay que ponerse en contacto con el colegio solicitando la intervención y cooperación del profesorado y manteniendo una comunicación continua y fluida con ellos. “Si el acoso no cesa, y la respuesta del centro escolar no es el adecuado, contactar con las instituciones necesarias como la policía, y la inspección educativa”

Víctimas de acoso escolar con secuelas de adultos

En muchas ocasiones, el bullying puede convertirse en un problema tan serio que interfiera en el correcto desarrollo del menor, también en su edad adulta. “El acoso escolar, además de interferir en la etapa escolar provocando con frecuencia absentismo y malos resultados académicos, puede repercutir también en la edad adulta de la víctima, dificultando sus relaciones sociales y especialmente su seguridad y autoconfianza. Siempre dependerá de la personalidad del joven, de la intensidad del acoso, cómo lo haya vivido y la capacidad de adaptación personal ante la presión y a las crisis vitales a las que se enfrente”, sentencian los psicólogos de Cepteco.

Etiquetas
stats