El Ayuntamiento de León quiso desmontar el cubo de Conde Rebolledo y la Junta lo paró por ser ilegal

El cubo de la muralla romana y medieval de León de Conde Rebolledo, con su esquina derrumbada. Foto: Uribe.

Jesús María López de Uribe

La Comisión Territorial de Patrimonio de León acordó en su reunión del 2 de mayo pasado “no autorizar las medidas de aseguramiento propuestas en el lienzo y cubo de la muralla en la esquina suroeste del recinto amurallado de León entre los números 4 y 6 de la calle Conde Rebolledo, dado que incluye trabajos de desmontaje de partes del monumento, no permitidos en ningún caso de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 89.1 del Reglamento para la Protección del Patrimonio Cultural de Castilla y León”.

Así de contundente se mostró la comisión de control provincial dependiente de la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León con el proyecto presentado por el Ayuntamiento de León, supuestamente para consolidar los restos del torreón cuadrangular de la esquina suroccidental de la Muralla Romana legionense. Mientras tanto, el bastión de la defensa tardorromana del siglo III después de Cristo sigue desmoronándose poco a poco y sin medida alguna de sujeción o consolidación de los restos, corriendo cada vez más peligro de venirse abajo en cualquier momento.

Esta singular torre esquinera (junto a la de los Ponce, una de las dos cuadradas que quedarían en la antigua muralla de hace 1.800 años aunque reconstruida en la Edad Media) fue motivo de una fuerte polémica tras el espectacular desplome de una de sus partes hace más de tres meses. El derrumbe se produjo horas después de terminar los trabajos de demolición de las dos casas en ruina que según los técnicos de Urbanismo y arquitectos municipales afectaban “a la integridad de las fábricas de la muralla”.

La Comisión Territorial de Patrimonio recomendaba en el acta de su reunión del 2 de mayo —tras denegar el permiso al plan inicial de los arquitectos de Urbanismo del Ayuntamiento de Léon de 'tirar' abajo parte del cubo—, que “deberán llevarse a cabo trabajos de apeo, consolidación y refuerzo del lienzo exterior, procediendo en caso de necesidad al vaciado de los rellenos interiores no coetáneos con el monumento”. Lo que viene a decir que sólo se permitirá eliminar los añadidos a la fortificación, como las baldosas de las cocinas de las casas derruidas.

Además, también exigía al Ayuntamiento leonés que “deberá presentarse un proyecto que contenga un diagnóstico de los daños de este tramo de la muralla y las medidas de reconstrucción y conservación del monumento”. En román paladino: que los técnicos arquitectos de Urbanismo no habían planteado ninguna de esas medidas como exigen los más mínimos estándares de protección del Patrimonio Monumental.

Demolición sin medidas de protección de la muralla

El alcalde de León proclamaba el día anterior del desmontaje de los inmuebles que rodeaban al baluarte cuadrangular adyacente al Palacio del Conde Luna que León “recuperaba un singular espacio de uno de los monumentos romanos más importantes de la ciudad”. Sin embargo, cuando se produjo el desmoronamiento, fuentes del Ayuntamiento indicaron entonces que “entraba dentro de lo previsible”, llegando a afirmar que no se había producido un derrumbamiento sino “un deslizamiento de materiales”. En esos momentos la polémica entre los ciudadanos por lo ocurrido se extendió por toda la capital.

El desmontaje de los dos edificios de la calle Conde Rebolledo se licitó en noviembre de 2011 por el inminente estado de ruina que habían detectado los técnicos de Urbanismo. El proyecto indicaba varias veces que el motivo de la demolición estaba justificado para evitar daños a los viandantes y específicamente porque “el posible colapso completo de las estructuras de cubierta y cerramientos [de las casas en ruina] podría asimismo afectar a la integridad de las fábricas de la Muralla”.

Sin embargo, en todo el proyecto de los arquitectos municipales no se indicaba una sola advertencia o medida de protección para garantizar la estabilidad de la torre cuadrada, de la que ya se conocía su endeblez porque en la Edad Moderna se la llamaba “la torre derribada”. Las obras de desmontaje de las casas en ruina de Conde Rebolledo estaban dedicadas por completo a la demolición, sin mención alguna a la proteccción del Patrimonio Romano más que para decir que los edificios que sujetaban el bastión eran los que podían dañarlo.

Los técnicos de Patrimonio desconocían el proyecto de 'consolidación' de los arquitectos de Urbanismo

En todo este cúmulo de despropósitos de la Concejalía de Urbanismo dirigida por Ana Franco —que incluso dejó 'vendido' al alcalde leonés con sus triunfantes declaraciones previas al derrumbe del cubo cuadrangular que el proyecto de demolición ni siquiera se molestó en evitar— destaca una manifiesta falta de coordinación con los técnicos del Área Municipal de Patrimonio.

Se da la casualidad de que en una rueda de prensa del 8 de junio, la Concejalía de Cultura y Patrimonio aseguró que desde Urbanismo les habían informado de que se “licitarían en breve obras de consolidación del cubo de Conde Rebolledo”. Sin embargo al ser informados para que dieran su opinión de que la Comisión Territorial había echado atrás ese proyecto, mostraron su total estupor. Sorprendidos reconocieron que no conocían este aspecto, incluso más de un mes después de haberse producido la negativa por parte de la Junta. Ni les habían consultado ni les habían comunicado la paralización del mismo. iLeon.com accedió al acta de la resolución que denegaba el permiso por franca ilegalidad el día 23 de este mes, tras las denuncias por parte de algunos expertos nacionales en Patrimonio de lo que estaba ocurriendo con este baluarte militar romano reconstruido en el siglo XIV.

Lo que sí aprobó sin problemas la Comisión Territorial de Patrimonio fue lo que indicó el arqueólogo municipal, Victorino García Marcos, en aquella rueda de prensa: “la intervención arqueológica solicitada en el ángulo suroeste de la muralla, en los términos recogidos en el proyecto presentado”. Unos trabajos que tendrán que realizarse antes del 31 de diciembre de este año y que sí corresponden a la Concejalía de Patrimonio.

La destacada negativa de los expertos del Servicio Territorial de Cultura y Patrimonio a las pretensiones de la concejala de Urbanismo y Medio Ambiente de León, Ana Franco, que es la que firma el proyecto de consolidación rechazado de forma contundente, sugiere que no informa debidamente de sus decisiones a la de Patrimonio. Hasta el punto de que el servicio de arquitectos municipales elaboren los proyectos sobre bienes inmuebles patrimoniales sin consultar a los técnicos del Área de Protección Patrimonial. Una práctica que en este caso ha provocado que todo un Ayuntamiento como el de la capital leonesa haya presentado a la Junta un proyecto que va contra las leyes autonómicas de protección del Patrimonio Histórico.

Expertos nacionales en esta temática sugieren que “no es de recibo que en una ciudad tan importante en bienes patrimoniales como es León, los arquitectos municipales desarrollen una política de proyectos en la que no se detecta el más mínimo interés en seguir la legislación autonómica y nacional de Patrimonio”. El desmontaje de cualquier elemento de un bien inmueble histórico está absolutamente prohibido, ya que la normativa busca asegurar a toda costa la consolidación de los restos que quedan en pie. Y, además, crearía un daño irreparable al bien que se intenta proteger, porque la Ley de Patrimonio Histórico obliga a restaurar los monumentos dañados con materiales distintos y distinguibles de los originales.

“Es una barbaridad tratar así el Patrimonio en León”

“Pretender desmontar el cubo es una barbaridad, porque podrían llegar a montarlo con muros de hormigón entre los que incrustar alguna de las piedras de su fachada; y viendo la nula sensibilidad de los arquitectos municipales con el Patrimonio leonés como se ha visto en la plaza del Grano y con la casa centenaria de la carretera de los Cubos, lo más probable es que así ocurriera”, comentan los expertos nacionales que no han querido que se hagan públicos sus nombres por temor a represalias.

“Pero lo más increíble es que siendo una ciudad que destaca casi exclusivamente por su Patrimonio Histórico de nivel mundial, los arquitectos de Urbanismo se empeñen en destruirlo ninguneando a los técnicos de Patrimonio y que la concejal delegada del Área no sólo no les ponga freno sino que no consulte a los expertos de la Concejalía que de verdad sabe cómo hay que tratar los monumentos de forma legal y conservacionista del pasado; algo que a día de hoy es importantísimo para la Economía y el futuro turistico de las ciudades”, remachan.

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Nota: el arqueólogo Emilio Campomanes explica en estos tres artículos de su blog de iLeon.com la historia de esta parte de la muralla (1, 2 y 3)

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