La historia de una mina en Fabero que Franco borró del mapa por “graves daños causados por los mineros”

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Fabero tiene corazón de antracita. El municipio forma parte del manchón carbonífero más extenso de la provincia de León y a pesar de que las capas del yacimiento eran de una potencia meridiana y escasa, la calidad del mineral era excelente. Así, algunos pequeños empresarios de la zona comenzaron una actividad extractiva en la que la línea de ferrocarril entre Villablino y Ponferrada, construida en 1918, jugó un papel importante. El carbón de Fabero pronto cobró prestigio, como demuestran lo anuncios publicitarios de la época. El 15 de enero de 1924, el periódico ABC publicaba el anuncio de un almacén de carbón en la calle Hortaleza 75 que ofrecía carbón de Fabero, 40 kilos por cinco pesetas. Destacaron entonces empresas conocidas como Antracitas de Fabero, Minas de Fabero, Sucesores de Tomás Fernández o Carbones Moro.

Sin embargo, al margen de estas grandes empresas subsistieron hasta 1936 'chamizos'. Es decir, explotaciones asentadas en pequeñas concesiones donde se empleaban unos medios de producción muy rudimentarios. Así era 'la Pacita', una explotación en régimen de colectividad ubicada en Bárcena de la Abadía. Allí, un grupo de mineros trabajaron de forma cooperativa hasta el golpe de estado del 1936. Tal y como explican desde el Ayuntamiento de Fabero, una de las primeras medidas adoptada por la nueva corporación municipal nombrada por el gobierno provisional de Franco el 29 de agosto de 1936, fue intervenir esta concesión minera y el carbón acumulado en sus instalaciones.

Según consta en el acta del pleno extraordinario de la Junta Gestora Municipal de la localidad la decisión fue tomada por la necesidad de hacer frente a los “graves daños” causados por los mineros “tales como la quema del cuartel de la Guardia Civil”. “Por tanto para responder económicamente de los daños causados se acuerda intervenir las existencias de dicho carbón”, dice el acta. De esta manera, la explotación cooperativa fue cerrada y el carbón requisado. Por supuesto no sería el fin de la actividad minera en el municipio, pero sí en condición de colectividad.

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