'Comarcas de León, a la carta y con polémica'

Mampodre en verano desde Maraña

Alejandr Díez González

Tras unas cuántas semanas rondando por mi mente elaborar un pequeño ensayo personal sobre la evolución histórica y presente de las diversas comarcas (o regiones) de León, con lo que ello conlleva en una tierra que cuenta con más sentimiento de identidad comarcal que regional en muchos casos, y por la consecuente crítica que, hacia el que escribe, se puede ejecutar, he decidido armarme de valor y “entamar” un cena de pueblos, valles y comarcas que arroje un poco de luz a tanto barullo generado en los últimos años en los mapas y en las denominaciones (y en los ocultos objetivos políticos, en ciertos casos).

Para abrir el apetito, unos entrantes con cecina de Astorga y puerros de Sahagún

Si, doy fe que mis habituales lectores (muchos de ellos de fuera de León) conocen bastante bien las comarcas que integran León (provincia). Más o menos, los montañeros, la gente que patea caminos, caleyas y otros caminos de dios, suele ser buena conocedora de los pequeños países que se forman a la vera de un tal río, o al abrigo de cierta barrera de montañas.

Sobrevolando León, con los prismáticos en la funda, podemos averiguar:

  • La Montaña, dividida en la parte oriental (Riaño), central (Villamanín) y Occidental (Villablino). Es decir, cerca de 200 kms de puertos, cumbres, brañas y foces, desde altitudes que van de los 1.300 metros de Torrebarrio hasta los más de 2.500 metros de Torre Santa.
  • Las Riberas, los valles descendientes de la cordillera que van perdiendo altitud y ganando espacio, desde el Cea de Almanza hasta Órbigo de Carrizo. Tierra de transición paisajística, verdadero corazón de León en muchos sentidos.
  • La Tierra llana, con el Páramo, Los Oteros, Campos. Es decir, lo que muchos llaman la meseta (aunque si bien no es meseta en sentido estricto, sino, muchas veces, tierra entre ríos).
  • El Bierzo, conglomerado de valles y pequeños mundos, desde la alta montaña del Catoute hasta las rojas tierras de As Médulas, desde los ventosos puertos del Morredeiru hasta la recóndita cuna del Cúa en Furniella. Una comarca, un tanto especial y con querencia a la expansión continua, con un eje central: el Sil.
  • Nos queda todo el sistema montañoso desde el Puerto de La Magdalena hasta el Teleno, esa tierra de nadie que separa las cuencas del Sil y el Órbigo, que arranca con Omaña y finaliza en Cabreira, vecina de la Sanabria zamorana, comarca esta llenina de cultura leonesa.

Vamos a coger los prismáticos y damos otra vuelta:

En La Montaña y sus divisiones (hechas básicamente para arreglo de las mancomunidades) empiezan ya a configurarse en subterritorios con cierta personalidad cultural, histórica y paisajística. Aparecen los valles de Valdión y Sayambre (en este artículo los nombres de las comarcas procurarán aparecer en la lengua tradicional), seguidos de La Reina, Valdeburón, Lillo...

Se estructuran valles milenarios, con denominaciones tan interesantes como Los Argüellos, que reagrupan los concejos más altos de las cuencas hidrográficas del Torio, Curueño y Bernesga (y es que los ríos son (o fueron) protagonistas en la formación de las comarcas leonesas). Se gestan grandes espacios con multitud de valles diminutos y recónditos como Omaña o La Cepeda, y se abren enormes vegas, blancas, amarillas o verdes, según el mes, como Babia y Luna, cercanas a la frondosidad del bosque lacianiego, encajado ya en la depresión de ese Río Sil gestor de todo el occidente leonés.

Siguiendo el río del Oro (el Sil) se nos abre la interesantísima y en constante crecimiento comarca (política) de El Bierzo, que será tratada durante el primer plato, pero que ya podemos adelantar que es un recopilatorio de comarquinas con cierto sentido funcional pero con tendencia de apisonadora de lo que fueron comarcas naturales e históricas como Ribasdesil, Ancares, Furniella, Valdueza... y Cabreira, esa Cabreira que resiste al tiempo (y a los incendios) en su propio rincón de la provincia, estructurada en baja y alta, guardando la vieja alma leonesa, quizás la más genuina, en los vieyos disvanes de La Baña y Trueitas.

Giramos volante hacia el Este y atravesamos el Manzanal, para sobrevolar ahora las comarcas de Maragatos (Maragatería), Cepeda, Valduerna... toda esa tierra capitaneada por Astorga, capital en otro tiempo del Conventus Asturum, es decir, la capital romana de la tierra de los Astures desde el Cantábrico hasta tierras de Tras-os-montes. Y vemos como lo que parecía llano y mesetario, en realidad es un conjunto sucesivo de valles con sentido norte-sur flanqueados por bordes montuosos, con un cierto desnivel entre el río y el teisu, ocupado por veigas, pueblos y montes, dando lugar a lo que los paisanos conocen como “la ribera”. La Ribera del Órbigo, del Bernesga, del Torío, del Porma... Tierra de transición, sebe, trucha, vaca, piedra y adobe.

Abajo de estas, cuando los ríos se van reagrupando, comienza a gestarse la submeseta norte, pero no antes de la ciudad de León, la cual también forma esa comarca imaginaria de “las tierras de León”, vecinas de la Sobarriba, Los Oteros o el Páramo.

El sur y sureste leonés, es, por una parte, tierra entre dos ríos, Esla y Órbigo, y por otra, ahora si, meseta de campos. La Bañeza, Santa María del Páramo, Coyanza, Mansilla, Sahagún... leonesas ellas con un sabroso condimento de panoya, uva y trigo.

Llega el primer plato: Butiellu del Bierzo

Afilemos los “cuchiellos”, pues este primer plato es contundente.

¿Qué es El Bierzo? ¿Donde empieza y donde acaba? ¿Es gallego, es leonés o es berciano (o es castellanoleonés)?

Vamos a ello comenzando con los cachelos y la berza.

El Bierzo es una comarca política, la más importante de España, creada en 1991 en base a la tradicional comarca natural de El Bierzo (Ponferrada, Villafranca, Cacabelos) y los valles aledaños que pertenecen a la cuenca hidrográfica del Sil e históricamente se han incluido en El BIerzo.

Pero no todo va ser tan fácil. Hay que dejar claro que no cabe duda de la utilidad de dotar a Ponferrada, la segunda ciudad leonesa de unas buenas competencias administrativas para gestionar el amplio territorio occidental leonés (una ciudad que incluso da servicios a algunas comarcas gallegas y asturianas). Pero eso no quita que no se llame a las cosas por su nombre.

El que escribe lleva años estudiando el caso del Bierzo (o el bercianismo) pues es sumamente interesante ver el creciente grado de sentimiento de pertenencia a un territorio relativamente nuevo. Voy a explicarme.

Tradicionalmente, a El Bierzo se le ha conocido como esa parte de la cuenca del Sil denominada por los paisanos como “la hoya”, integrada esta por las poblaciones de Ponferrada, Camponaraya, Cacabelos, Toral o Vilafranca entre otras.

El Bierzo es una comarca en continuo crecimiento, que se expande a lo largo de los cuatro puntos cardinales, incorporando a la bandera blanquiazul territorios tan dispares y lejanos como Palacios del Sil y Puente de Domingo Florez (digo dispares porque más lógico sería incluir Palacios con Villablino o Murias) o Balboa con el valle del río Tremor (semejantes en paisajes, bastante diferentes en sistema poblacional o lengua tradicional).

Como apunté anteriormente, nada malo sería estructurar el occidente leonés en una misma región administrativa con cierta base histórica y cultural. Pero en el caso berciano, una comarca (y todo lo que ello conlleva) se ha comido a otras creando una región no tan natural como aparenta ser (¿de verdad se creen que un paisano de Espina de Tremor tiene más relaciones con uno de Porcarizas que con uno de Brañuelas o Riello?) y un leve sabor anti-León en su pimentón (parece ser que la olla utilizada fue fabricada en el Pisuerga).

Ya cada vez menos, la despoblación y la tasa de mortalidad es muy elevada en todo León, se escucha a las gentes de comarcas de Alto Sil, Furniella, Ancares, Balboa, Alto Bueza... decir aquello de: “Pal Bierzu la uva está más adelantada”, “Nun se quita la neblía del Bierzo”, “Vamos a bajar al Bierzo al mercado de Vilafranca”...

Tanto en Langre, como en Balboa, como en Candín, como en Palacios del Sil, el que escribe, que aún es “joven” ha escuchado recientemente personas de más de 50 años comentarios que marcan una diferencia espacial entre su “comarca natural o valle” y “el bierzo”. ¿Qué quiere decir esto? A mi entender esto significa que, si bien los habitantes más jóvenes de la novísima comarca berciana ya no hacen diferencias entre Salentinos y Dehesas (lo cual es como decir que Portilla de la Reina y Jabares de los Oteros son de la misma comarca), sigue existiendo una parte de población que, aunque acepta la comarca del Bierzo y acepta su pertenencia a ella, sabe o sigue utilizando expresiones que limitan su valle o comarca natal con El Bierzo tradicional, representado siempre por la hoya (hoy llamado Bierzo bajo).

Incluso, en el caso del concechu palaciegu (Palacios del Sil), berciano por ley desde 2005, hay quien reniega radicalmente de este hecho comarcal, sintiéndose mucho más arraigado a Villablino, Murias o Degaña que a Camponaraya o Barxas. De hecho, sigue habiendo cierta oposición vecinal (hubo también política cuando se votó por la inclusión o no del municipio en el consejo comarcal).

Llamativo también es el cambio de nombre de municipios como Noceda o Fabero (El Fabeiru) para añadir el apellido “del Bierzo” cuando nunca fueron de la comarca tradicional del Bierzo (aunque si integrados en el espacio socioeconómico de esta)

Es curioso que el partido llamado Coalición por el Bierzo, cuyo cometido es la búsqueda del reconocimiento identitario del Bierzo y su desarrollo económico, también se presenta en las elecciones municipales en la capital de Laciana: Villablino. ¿Veremos en los próximos años un cartel anunciando El Bierzo en L.leitariegos? ¿Dejaran los lacianiegos de serlo para empezar a ser bercianos?.

El Bierzo es una comarca administrativa con variadas realidades culturales y linguisticas, lo que ello no entraña ningún problema, sino riqueza. Verdaderamente podría configurarse una provincia en torno a la cuenca del Sil. El daño es causado cuando se usa intencionadamente una cultura concreta para borrar otra, como es el caso de la enseñanza de lengua y cultura gallega (la lengua existe, la cultura gallega en cambio es una invención pactada entre la Junta y la Xunta) en municipios cuya lengua tradicional es el asturllionés. Y también daño producido por esta expansión comarcal aupada por ciertos intereses políticos, es aquel que hace borrar una historia asociada siempre (incluso durante el trienio liberal en el que la provincia del Villafranca fue erigida como tal) a León, al León astur, romano y medieval, también al eclesiástico y al cultural. Pero esto ya es otro tema.

Para acabar el butiellu, hemos de ofrecer una variedad de este muy sabrosa llamada “el Butelo”, dada en el Real Valle de Ancares.

Ancares (que no Los Ancares) debería ser tratado con mucho tacto en esta cena, pero vamos a intentar ser concisos.

Es el municipio de Candín, vertebrado por el río Ancares casi en su totalidad, el único Ancares tradicional y genuino del mundo. Repito, EL ÚNICO. Todo lo demás es relativamente nuevo.

Ni Furniella (Fornela para los Ancareses y el resto del mundo no oriundo del valle) es Ancares, ni tampoco lo es Villafranca, ni tampoco lo es Balboa, ni Cervantes... ni por supuesto el Alto Sil, como a veces escribe la Junta de Castilla y León, que nunca dejará de asombrarnos por su perfecto conocimiento del terreno de una comunidad más grande que muchos países.

Los habitantes de la Sierra de Ancares (sierra, no valle) siempre han sabido considerarse de su comarca real y tradicional. En Balboa saben bien donde está Ancares, como en Furniella o en Burbia. No son ancareses aunque si bien para explicar de donde son usen el término “Los Ancares”.

En el vídeo, a partir del minuto 23, se muestra a una señorina de Ancares hablando de lo que es y no es Ancares, su tierra.

Lo cierto es que los habitantes del municipio de Candín usan el término “Ancares” a secas para denominar a su maravilloso territorio. (Por cierto, hay ancareses que no se consideran bercianos, como prueba: el vídeo superior).

Luego tenemos los veciños lucenses, preciosa tierra que desde hace años intenta registrar la marca turística “Os Ancares” para su beneficio económico. Hacen bien, por supuesto. Pero saben que el único valle y río Ancares está en León. Lo que pasa es que el mercado, normalmente de la grandes ciudades, ya está asociando el nombre Ancares exclusivamente con Galicia.

Y es que como no existen “Los Somiedos” ni “Las Cepedas”, tampoco deberían existir “Los Ancares”.

Imprescindible lectura sobre “el caso Ancares”. Pincha AQUÍ.

Segundo plato: ternera de Riaño con queso Valdión

Si nos hemos quedado con “fame” de comarcas, no te preocupes, acompáñame Esla (antiguo Astura) arriba. Eso si, abrígate, porque este es un país de nieve y agua (agua gélida, llena de mala hostia).

  • Parque Nacional de Picos de Europa
  • Parque Regional de Picos de Europa (en proceso de llamarse P.R. de Montaña de Riaño y Mampodre, gracias a dios).
  • Picos de Europa (a secas)
  • Montaña de Riaño (la mancomunidad)
  • Alto Esla (grandiosa página web)
  • Valdeburón, Riaño, Alión, Alto Cea, Sayambre, Valdión y Tierra de la Reina.
  • Montaña Palentina (jaja, si, así llaman a muchos valles y montañas de Tierra de la Reina).
  • La meseta o Castilla (jejeje, algún asturianu llocu cuando pasa Tarna).
  • Montaña de Vadinia (un nombre precioso).
  • Pantano de Riaño (ni valle ni montaña ni hostias en vinagre).

Quizás se ha quedado el comensal un poco aturdido entre tanto nombre, pero es que así es como podemos encontrar en publicaciones, carteles y documentos a esta gran comarca en la que Riaño fue partido judicial y centro socioeconómico.

La montaña de Riaño y Mampodre (a mi parecer uno de los nombres más acertados, sugerido por el paisano Carlos Cuenya) hay que tratarla con delicadeza, pues, ni bien es Picos de Europa (esto solo son Valdión y Sayambre) ni bien es solo el municipio de Riaño. Sino que podría ser todo el conjunto de aguas tributarias del Esla hasta el municipio de Crémenes, puerta de entrada a esta bella comarca.

Nunca, nunca y nunca Riaño fue Picos de Europa. Y mucho menos Puebla de Lillo. La ignorancia y la falta de personal capacitado, ha hecho que ahora veamos carteles en el Puerto de San Isidro dando la bienvenida a Picos de Europa. Pero las gentes de la montaña riañesa saben bien que Picos de Europa no empieza hasta el Pontón, por lo menos.

Como siempre, se están perdiendo las denominaciones tradicionales tan bonitas como son Tierra de la Reina (municipio de Boca de Huérgano – La Villa -) o Valdeburón (Burón, Acevedo, Maraña) y también el ya casi olvidado Concejo de la Vegalión.

No es entendible el por qué de querer vender un espacio geográfico y natural como Riaño y Mampodre como Picos de Europa, que si bien es cercano en muchos aspectos, no forma parte de alguno de los tres macizos de esta montañas leonesas, santanderinas y asturianas.

El embalse, por otro lado, supuso la desaparición de la capital de esta, también llamada montaña oriental de León, lo que conllevó a una pérdida de población importante, generando un retroceso económico y social desastroso para, no solo el valle de Riaño sino para todas las comarcas del entorno que se servían de Riaño como centro administrativo de recursos.

La administración no parece tener mucho interés en estos lugares sino es por temas de caza. Y tan solo en los últimos años se está viendo algo de desarrollo de actividades turísticas en la zona, como el aprovechamiento del pantano para viajes en barco (desafortunado a mi parecer el nombre de “Los Fiordos Leoneses”), conciertos y recuperación de tradiciones locales de León. Pero lo cierto es que la comarca sufre un grave retraso y que no le llega ni a la suela de los zapatos de las ricas comarcas vecinas de Liébana (Cantabria) y Cangas (Asturias). Y eso que, en otro tiempo, fue justamente al revés (recordemos que Riaño contaba con Parador Nacional y era sede del campamento de la OJE).

Es también curioso como, en el ámbito montañero, se nombran a cumbres de Tierra de la Reina (La Rasa, Murcia, Lomas, Orpiñas...) como “Montaña Palentina”. Supongo que habrá que empezar a las vallinas y colladas de Cardaño de Arriba como “Montaña Leonesa”.

Los Postres: Frixuelos de Omaña y Tarta Babiana

Después de estos magníficos platos leoneses, vamos a ir acabando con ciertos detalles muy golosos en muchas publicaciones.

Omaña es una comarca regada por multitud de arroyos desembocantes mayormente en el río Omaña, tributario del Órbigo, en ella se integran municipios y pequeñas sub-comarcas como el valle chico o el valle gordo.

Las Omañas es un pueblo de la zona baja de esta comarca.

Creo que he sido muy conciso con el frixuelu omañés.

Tierra de reyes y pastores es Babia, pero también tierra ciertamente un poco marginada por todo el mundo (la administración la primera). Es inexplicable, en muchas fotos que veo por la red, como se tilda siempre de asturiana la magnífica Peña Ubiña (Penubina, en babianu). Pero es que no solo por su lado lenense, sino también por su lado babiano, es decir, leonés.

Dos cucharadinas: Más de la mitad del pico de Peña Ubiña está en Babia. Peña Ubiña la pequeña es integramente babiana.

Babia debe recobrar su protagonismo, y claro que si, actuar de la mano de Asturias (con Valladolid y León parece ser que poco va a conseguir, ya que estos centros de poder, uno sucursal de la otra, parecen no querer apostar ni un euro por las comarcas leonesas) pero sin dejar que esta invada todas sus cumbres, ya no solo las de Ubiña sino las que limitan con Somiedo.

Una buena cartelería en la AP-66 sin duda ayudaría a dar a conocer esta joya de León.

(Por cierto, no sería de extrañar que un día Babia fuera berciana, ya que aquí nace el Sil, y ya sabemos como rema a contracorriente el bercianismo).

Despedida y Fin de Cena

No se podría cerrar este banquete sin un buen traguín de aguardiente leonés, poniendo o quintando ese acento de los montes erbasios que andan entre la Carisa y la Barragana, con un Arbas de escaño y lumbre, y un Arbás de mapa y despacho.

Ha sido un placer esta cena con todos ustedes. Solo espero, como bien dijo Sabino Ordás, un buen futuro para todas la comarcas de León, al menos mejor del que el destino parece que le tiene adjudicado, es decir, la completa desaparición del paisaje humano para ser convertido en una gigantesca reserva de caza adornada con dantescos embalses solo útiles para hacerse un “selfie”.

* Este artículo fue originalmente publicado en el blog originalmente publicado'La Senda del Hayedo

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