Guía útil para no perderse sobre las nuevas tarifas eléctricas

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Raúl Álvarez/Asturias24.es

Dice una broma que circula por los despachos del sector eléctrico que si a uno le explican las tarifas del recibo de la luz y cree que las ha entendido, demuestra entonces que no ha entendido nada. A pesar de la mala reputación que ese grupo de empresas ha llegado a labrarse entre los consumidores, no hay cinismo en el chiste. Los constantes cambios en la legislación desde el comienzo de la liberalización en 1996 han sumido en el desconcierto a las compañías y a los usuarios, aunque son los segundos quienes al final pueden quejarse de unas facturas crecientes. Con el comienzo del mes de julio, se acabó el periodo de transición al nuevo sistema de precios fijado por el Gobierno en respuesta a los resultados del anterior modelo de subasta (conocido como CESUR). Los hogares –cualquier domicilio o pequeño negocio cuya potencia contratada esté por debajo de los 10 kilowatios— tienen ahora ante sí tres modelos tarifarios entre los que elegir, dos en un régimen regulado por el Estado (un precio variable o un fijo anual) y uno en el mercado libre. Las siguientes líneas –redactadas con información procedente de la compañía EDP, y de las recomendaciones de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU)— intentan ayudar a orientarse entre ellos y apuntar criterios para decidirse por unos u otros.

Lo primero que le explicará una empresa eléctrica es que su papel en el precio final del recibo es contenido. El coste de la energía que gasta un hogar supone, en un cálculo aproximado, solo la cuarta parte del total del importe. El resto corresponde a impuestos, subvenciones, peajes y ayudas que los sucesivos gobiernos han cargado sobre la factura de la luz. Por eso, advierten las compañías, incluso los mayores esfuerzos por modificar hábitos y rebajar el consumo solo pueden alcanzar un éxito limitado. Aun así, puede intentarse y no tienen el mismo coste para el bolsillo unas tarifas que otras. La más extendida –se aplica a 17 millones de titulares en toda España— es la que hasta ahora se denominaba tarifa de último recurso (TUR) y con el cambio pasa a llamarse precio voluntario del pequeño consumidor (PVPC). En ella están todos los hogares que no se han pasado al mercado libre. Sin salirse del ámbito regulado por el Estado, esos consumidores tienen ahora la posibilidad de contratar el suministro por un precio fijo anual. La última opción es pasarse al mercado libre.

El precio anual, la peor opción

¿Cuál elegir? Tanto los expertos de EDP como los especialistas de la OCU creen que la peor alternativa, sin ninguna duda, es la del precio fijo para todo un año. A primera vista, tiene la ventaja de permitir saber por anticipado exactamente cuánto va a gastarse uno en la luz y es también el tipo de tarifa que más claramente permiten comparar las ofertas de empresas diferentes. Pero al final el precio no es tan fijo. Nunca hay que olvidar la primera salvedad: el consumo solo supone una parte (y no la mayor) del precio. Si el Gobierno modifica alguno de los otros ingredientes, la factura cambiará. Y, además, muchos contratos incluyen cláusulas de revisión con los que las comercializadores se protegen contra los desvíos del mercado. Si el precio sube en exceso, se lo trasladarán al consumidor al final del año. Además, en esos acuerdos pueden incluirse condiciones de permanencia y penalizaciones si se incumplen. Es muy probable que en todos los casos acabe por ser la solución más cara.

Las compañías tienen cuatro años y medio para instalar los nuevos contadores inteligentes

Entre el PVPC y la salida al mercado libre, la elección no es tan clara. Ambos tienen ventajas e inconvenientes y, en parte, decidirse es una cuestión que implica a la personalidad y las preferencias de cada consumidor. Para empezar, al menos durante los próximos años, el PVPC no será igual para todos. Quienes tengan instalado uno de los contadores inteligentes de última generación –son una minoría, apenas el 30% de los usuarios—, recibirán una factura a la medida de su perfil. Con 24 horas de antelación, Red Eléctrica de España fijará los precios para cada una de las franjas horarias del día siguiente. El contador permitirá a la comercializadora de cada hogar calcular el gasto casi minuto a minuto.

Quienes aún no dispongan de uno de esos aparatos, quedan en manos de la ciencia estadística. Red Eléctrica ha elaborado una gigantesca matriz matemática para recoger los hábitos de consumo de los españoles y hacer un retrato robot. En este caso, el cálculo del precio no será diario, sino semanal. En principio, el plazo legal para que las empresas reemplacen los contadores antiguos por los modernos y sofisticados acaba el 31 de diciembre de 2018. El Ministerio de Industria cree que el proceso puede acelerarse y estar concluido en 2016, pero ese enfoque optimista no tiene muchos seguidores fuera del Gobierno.

Perfil personalizado

Frente al precio fijo, el PVPC tiene la ventaja de estar pegado a los precios del mercado mayorista y de evitar sustos con reclamaciones de sobrecostes. Y, una vez que disponga de un contador inteligente, en teoría cada consumidor podrá adaptarse a las horas más baratas para intentar reducir su factura. La OCU, sin embargo, considera que ese intento de modificar hábitos y horarios puede ser “una locura”. La madrugada siempre va a ser el momento valle en que el kilowatio resultará más barato, pero difícilmente va a encajar con la ocasión apropiada para meter la colada en la lavadora, por ejemplo. Además, la tarifa tiene otras limitaciones: como depende de un mercado fluctuante, hace imposible calcular por adelantado el gasto y, por esa misma razón, es muy difícil comparar las ofertas de compañías distintas.

La última opción es pasarse al mercado libre. EDP, que tiene su propia oferta y, por lo tanto, puede considerarse parte interesada, la recomienda a sus clientes. Pero la OCU tampoco desaconseja esa opción entrada. A juicio de sus especialistas, ese tipo de tarifas pueden ser interesantes porque a menudo incluyen descuentos en el gas y servicios adicionales, como revisiones o reparaciones gratis, pero también advierte que deben manejarse con precaución para no contratar opciones que exceden las necesidades propias y encarecen la factura sin llegar a ser usadas. EDP, por su parte, garantiza que no aplica en ellas más de un cambio de precio en cada periodo de facturación y que, de esa manera, los usuarios quedan protegidos contra las fluctuaciones del mercado sin atarse con un contrato rígido a un año. En el mercado libre, además, está prohibido fijar permanencias obligatorias o imponer penalizaciones a los clientes que decidan cambiar de compañía.

Para quienes deseen comparar una a una las decenas de posibilidades que hay en el mercado, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, el regulador oficial, ha inaugurado recientemente un simulador de las nuevas facturas y este comparador de las ofertas libres de las empresas.

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