Inversiones garantizados en las térmicas de Asturias mientras las leonesas cierran o tiemblan por su futuro

César Sánchez / Ical. Central térmica de Compostilla en Cubillos del Sil (León)

Antonio Vega

La eléctrica portuguesa EDP, propietaria de los activos de lo que fue Hidroeléctrica del Cantábrico (HC), ha anunciado una inversión en firme de 100 millones de euros para modernizar varios grupos de las térmicas de Aboño y Soto de Ribera en Asturias y prolongar su vida útil hasta el 2035, según adelantaba La Nueva España. Una situación que contrasta con la de incertidumbre que se vive en la provincia de León tras el anuncio de cierre de la central térmica de Anllares en Palacios del Sil y las sombras no despejadas sobre las de Compostilla en Cubillos del Sil y la de La Robla, que en principio se salvarían pero sin concretar posibles inversiones ante la incertidumbre legal.

Los límites de emisión impuestos por la Unión Europea obligan a invertir fondos en las centrales térmicas en plantas desnitrificadoras. Todo para reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno a la atmósfera. En caso de no hacerlo las plantas térmicas deberán reducir su potencia de producción eléctrica a un máximo de 17.500 horas totales hasta 2023 desde 2016. Y y en ese 2023 cerrar si no cumplen con los límites de las emisiones.

La continuidad de las térmicas es esencial para la supervivencia del sector minero, en estado crítico desde los recortes del Gobierno en 2012 y ante la incertidumbre sobre los incentivos para la compra de carbón nacional tras el varapalo que la Comisión Nacional de Competencia y los Mercados (CNMC) al modelo planteado por el Gobierno de Rajoy. La intención de Industria era subvencionar la modernización de las centrales térmicas para que a cambio las eléctricas compren carbón nacional para su consumo. La CNMC en un negativo informe, no vinculante, pide que se paralice su implantación hasta que la Unión Europea determine si la fórmula puede ser ayudas de Estado, lo que las anularía.

La térmica de Anllares, en el municipio de Páramo del Sil, ya sabe que cerrará a más tardar en 2023 tras decidir su propietaria, Gas Natural Fenosa, que no invertirá en su modernización. Así gradualmente reducirá su producción eléctrica para adaptarse a los límites marcados por la UE hasta finalizar su vida vida útil tras funcionar desde 1982.

La otra central de Gas Natural Fenosa en la provincia, la de La Robla, se acogerá de momento la Plan Nacional Transitorio que garantizaría su supervivencia aunque sin especificar inversiones ni si la modernización afectará a los dos grupos con que cuenta actualmente. La moratoria no garantiza en todo caso su supervivencia más allá del 2023 sin amplias inversiones que se deben ejecutar antes de junio de 2020.

La central de Compostilla, con tres grupos, también ha sido incluída en el Plan Nacional Transitorio por la eléctrica Endesa, pero condicionada a “la espera de una clarificación del escenario económico y normativo que permita adoptar una decisión sobre las inversiones ambientales que son imprescindibles para poder cumplir con los límites que fija la Directiva de Emisiones Industriales”. Esto es, que se mantiene a la espera de conocer el dictámen sobre el plan del Gobierno cuestionado por Competencia para decidir si invierten o no.

La realidad es que de momento en Asturias dos térmicas tienen garantizado su futuro más allá del 2023, y de momento en León las dos de momento indultadas lo saben con certeza. Con lo que ello puede suponer para el sector minero.

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