Sueños del sur moldeados con un buril en el Bierzo

Una de las obras de Victoria Delgado, artesana del estaño afincada en el Bierzo, en su taller de Ponferrada. / César Sánchez / ICAL

David Álvarez / ICAL

Victoria Delgado es una artesana que utiliza la técnica tradicional del repujado de estaño para crear objetos decorativos y piezas de bisutería. Esta andaluza, nacida en la localidad sevillana de Osuna, dejó atrás los despachos del Hospital Costa del Sol, donde trabajaba como administrativa, y el “entorno urbanita, con tráfico, cemento y demasiada gente” de Marbella para establecerse junto a su pareja en una de las apacibles localidades del medio rural del municipio de Ponferrada. ha puesto en marcha el proyecto de artesanía SenderArte, que está próximo a celebrar su primer aniversario. “Hace un par de años llegué al Bierzo y sentí que la tranquilidad y el sosiego del entorno me invitan a que haga esto”, explica.

En pocos días, Victoria cumplirá su primer año como autónoma, régimen en el que se dio de alta para poder vender sus coloristas creaciones en los distintos mercados artesanales. Durante este tiempo ha ido compaginando su pasión con distintos empleos, como el de profesora de informática en el Instituto Municipal de la Formación y el Empleo de Ponferrada. “Saliendo sólo a mercados no me da para vivir y tengo que coger otros trabajos. Pero si tengo otro empleo no tengo tiempo para seguir haciendo esto. La época de verano, que es cuando más mercados hay, me la perdí porque trabajaba. Voy equilibrando porque tengo claro mi objetivo, que es montar un local de artesanía”, explica resuelta.

En esa línea, las intenciones de Victoria pasan por instalar su taller en la trastienda de ese local y distribuir desde allí sus creaciones y las de otros artesanos de la comarca gracias al contacto directo con el público. “Durante este año he creado los cimientos de SenderArte, me he tomado en serio la fase de producir y he aprendido a no rendirme. Después de Navidad, el próximo paso es plasmar un plan de empresa en condiciones y presentarlo a entidades públicas, a bancos y a empresarios”, adelanta. “A falta de una base económica fuerte para sacar adelante el proyecto, mi motor es la ilusión por seguir creciendo”, explica.

Al respecto, otro de los planes de futuro de Victoria pasa por montar un taller de aprendizaje donde poder formar a alumnos en la técnica del repujado, un proyecto que admite que ve “un poco más lejano”, aunque avanza que “otra de las opciones es hacer esos talleres en centros cívicos”. “Yo siempre digo que si uno tiene un objetivo hay que estar atento a las señales que te puedan llevar a él, aunque en un momento dado te parezca imposible”, explica ilusionada.

En ese sentido, Victoria admite haber sentido “envidia sana” al ver el trabajo de otros artesanos. “Uno de los motivos que me impulsó a convertir SenderArte en un negocio es el haber visitado muchos eventos de artesanía, tanto en el sur como en el norte, y darme cuenta que la técnica que utilizo y el oficio de repujadora es poco común”, explica Victoria, que reconoce que el “cambio de chip” le llegó después de una visita al taller del ebanista berciano Gil del Pozo. “Me fascinó tanto que me dije a mí misma que lo tenía que intentar”, asegura.,

De afición a profesión

La artesana se muestra orgullosa de haber aprendido la técnica del repujado “practicando con los buriles, de una manera totalmente autodidacta” y reconoce con sencillez que no se le da bien dibujar a mano alzada, por lo que utiliza el ordenador para diseñar algunas de las composiciones. Sus primeros pasos en el mundo de la artesanía tuvieron lugar en el año 2010 y consistieron en vender pequeñas cajas de madera decoradas con estaño a sus compañeros del hospital. “Me pedían cosas desde todos los servicios del centro, incluso gente que no me conocía”, recuerda.

Ya establecida en Ponferrada, “lo que era una afición fue profesionalizándose poco a poco”. Al alta en el régimen de autónomos le siguió la certificación de los productos con un sello propio, que permitiera reconocerla como autora de una pieza, para lo cual se sirvió del sistema de licencias Creative Commons. “Es algo parecido a una patente, que identifica mi producto con mi nombre y mi apellido y con la marca del negocio”, explica.

Obra de la artesana del estaño Victoria Delgado, afincada en el Bierzo. / César Sánchez / ICAL

Firme defensora de la filosofía 'Hazlo tú mismo', ella misma se ocupó de crear todo el contenido de la página web del proyecto, desde el diseño del logotipo hasta la puesta en marcha de la tienda en línea o las fotos de los productos. “Yo siempre he querido ser emprendedora”, reconoce Victoria, que explica que “en ese momento tenía cierto respaldo económico, el sitio para poder hacerlo, tenía el tiempo y la oportunidad, así que me lancé”.

A la hora de hacer balance de su primer año al frente de SenderArte, Victoria se muestra optimista. “No me quejo demasiado, la cosa va a mejor porque voy dando con los artículos que la gente quiere”, explica. En este periodo, la andaluza ha llevado sus creaciones a mercados de Ponferrada y de varios municipios del Bierzo y de la provincia, así como a otras ciudades del noroeste como Benavente o Gijón. Además, el Palacio de Canedo le abrió sus puertas en marzo para exponer sus creaciones de mayor tamaño.

Objetos con un toque personal

Los senderos de la artesanía a los que hace referencia el nombre del proyecto son “una invitación para los encargos personalizados, para que la gente explore su imaginación y me pida lo que quiera, con el toque personal de cada uno”. Más allá de estas piezas elaboradas bajo pedido, la artesana da forma a objetos de gran tamaño destinados a la decoración de interiores, como cuadros o espejos, y a otros más pequeños como llaveros, inciensarios o portavelas, además de todo tipo de bisutería y un extenso catálogo de cajas de distintas formas y medidas. “Intento innovar y que mi trabajo sea atractivo, que aporte un valor diferencial”, resume la artesana.

Al respecto, la andaluza afincada en Ponferrada explica que “después de salir a vender los objetos más grandes en los mercados, he tenido que recurrir a hacer lo pequeño, porque es lo que todo el mundo se puede permitir”. En esa línea, Victoria asume que la venta directa en mercados supone la mayor vía de ingresos para el negocio artesanal, aunque reconoce que “lo más cómodo y lo más económico son los encargos por internet”. “La actual es una época malísima para este tipo de producto, que no es de primera necesidad y donde hay ofertas industriales más económicas. Los bolsillos de todo el mundo no están para la artesanía y hay mucha gente que ni siquiera la valora”, lamenta.

El nacimiento de una pieza

En el taller, el proceso de creación de cualquier objeto arranca con unas finas piezas de estaño a las que se les practicará el relieve. “Son como láminas de papel de plata como el que tenemos en casa, pero más gruesas para que no se rompan fácilmente”, relata la artesana ante su mesa de trabajo. “El material se trabaja por ambas caras. Por el revés se hace el relieve y por el derecho se van rematando las filigranas”, explica, mientras da forma a una de las láminas.

Una vez trabajado el metal y antes de unirlo al material que le sirva de base -madera o vidrio para los objetos grandes y una pasta polimérica que evita las alergias para la bisutería-, la parte interior del relieve tiene que rellenarse para que no se hunda. “Antiguamente se hacía con una mezcla de cera y resina, pero hoy en día se utiliza masilla, que es mucho menos engorrosa”, explica la artesana. Para “dibujar sobre el estaño”, Victoria se ayuda únicamente de un buril, una herramienta acabada en una pequeña bola metálica que le sirve para dar forma al material. “Es un proceso que requiere paciencia, imaginación y el toque personal de cada uno”, resume.

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