Emulando a los vaqueiros de alzada

Peio García / Ical. Un vecino se sienta al lado de uno de los muchos hórreos de Torrestío (León).

Elena F. Gordón/ Ical

La figura del vaqueiro de alzada ha sido abordada en numerosos libros, estudios e investigaciones sociológicas y antropológicas. La definición que muchos coinciden en señalar como la más acertada es la que hizo Jovellanos en su Carta Novena, donde señala: 'Llámanse vaqueros porque viven comúnmente de la cría de ganado vacuno, y de alzada porque su asiento no es fijo, sino que alzan su morada y residencia y emigran anualmente con sus familias y ganados a las montañas altas'.

La localidad leonesa de Torrestío (municipio de San Emiliano) es uno de los destinos, durante siglos, de los protagonistas de esta trashumancia biestacional familiar. Este pueblo babiano aparecía registrado en el Catastro del Marques de la Ensenada -año 1734- como poseedor de 124 casas habitables, una inhabitable, otra arruinada, una fragua y un hórreo que servía de panera, una taberna, conservada por el vecindario por días y meses, pagando a una persona para que la 'tabernee' a real el cántaro de vino, y seis molinos harineros de una muela.

También se recoge documentalmente que “los vecinos de Torrestío, a diferencia de los del resto de Babia, abandonan el pueblo en otoño para pasar el invierno en las marinas, como llamaban a los lugares cercanos a la costa asturiana, con un clima mucho más moderado”. En Asturias, los cronistas relatan que los vaqueiros de alzada “veraneaban en la Babia leonesa”. Rosa María Rodríguez relataba en un artículo de 2001 que “los vaqueros se casaban entre sí para juntar tierras y ganados hasta hace pocas décadas. Es quizás esta endogamia lo que ha permitido que sus costumbres y su modo de vida todavía no hayan sido olvidados. Nada tiene que ver la trashumancia de las dos familias que actualmente van a Torrestío con la que llevaban a cabo hace 50 años, cuando todavía iban andando y tardaban dos o tres días en realizar el camino”.

En Torrestío, donde esa tradición de la trashumancia biestacional se mantuvo del siglo XVI al XX según el estudioso de origen vaqueiro Ardura Parrondo, la huella cultural y tradicional de este colectivo quedó plasmada, entre otros aspectos, en el habla, con el bable, y en la arquitectura, a través de los hórreos que todavía luce la localidad. A los vaqueiros o vaqueros de alzada les acompañó siempre cierta leyenda que algunos vinculan a sus costumbres y forma de vida y que les valió también cierto menosprecio de sus convecinos y de los habitantes de los pueblos cercanos, que les llamaban 'moros'. Ellos aludían a sus paisanos, en su mayoría agricultores sedentarios, como 'xaldos' y 'marinuetos'.

También la iglesia y la autoridad civil, según los investigadores, les discriminaban pero, al tiempo, disfrutaban de algunos privilegios como estar exentos del reclutamiento para servir en el ejército. Tampoco pagaban ciertos impuestos y no realizaban labores comunales. Además, podían estar censados en los dos municipios entre los que repartían su residencia. “En la mente de sus críticos y de sus aduladores prima más lo legendario que lo real”, opinaba el historiador ovetense Juan Uría Ríu.

Con estos antecedentes, el alcalde de San Emiliano (León), Basilio Barriada, no duda en señalar que Torrestío es “la embajada asturiana en León” y con el ánimo de estrechar o revitalizar vínculos con los concejos del Principado y también con la intención de ofrecer un nuevo aliciente para conocer o redescubrir la comarca de Babia se ha implicado en un proyecto que aspira a ver la luz esta primavera.

Así, siguiendo los pasos de los vaqueiros de alzada, el Ayuntamiento de San Emiliano -cuya sede cumple este 2014 un siglo de vida- y algunos concejos asturianos trabajan para organizar una travesía de tres días de duración que siga el camino “de esos trashumantes especiales, que tenían vivienda y hacienda en Torrestío y las marinas de Asturias y con los que ha habido mucho mestizaje”.

Mayo es el mes elegido para iniciar lo que esperan que pueda convertirse en una tradición. Está previsto que la primera edición de esta ruta de los vaqueiros o vaqueros de alzada parta desde Asturias para concluir en León y que el próximo año se haga al revés. La idea general es que los años pares esta peculiar 'peregrinación' sea Asturias-León y los impares a la inversa.

La ruta se hará a pie, con tres etapas de unos 25 kilómetros cada día, para revivir -de la manera más fiel posible, incluido el menú que sustentaba a los trashumantes- el recorrido que asturianos y babianos hacía cada año. “Todavía hay familias que lo hacen”, explica el regidor. Está previsto que la travesía concluya en Torrestío con una gran fiesta que recuerde y festeje a esos vaqueros que desde tiempo casi inmemorial escapaban de las nieves y dejaban desierto el pueblo desde noviembre hasta abril.

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