“El Foro perpetuo de Cembranos”: El tributo medieval que se quiso recuperar en el franquismo

Cembranos

Diego Fidalgo

Los tributos medievales no se acabaron en la Edad Media, ni en la Edad Moderna, sino que en algunas ocasiones llegaron a intentar sobrevivir hasta casi la década de los años setenta del siglo XX.

Las primeras apariciones de Cembranos en la documentación se sitúan en el año 1088, año de las Cortes Leonesas de San Isidoro, en un documento en el que se nombra como Zambranos, de ahí que algunos historiadores aleguen el significado toponímico como una evolución de Zamoranos. A partir de la Edad Media se adscribe esta localidad al Marquesado de Astorga y en el Catastro del Marqués de Ensenada se reconoce como señorío de Escobar, miembros de la casa aristócrata maragata.

Con ese pasado de marquesado y señorío medieval no era extraña en esta localidad la carga fiscal tanto a los nobles como a la Iglesia. Tanto fue así, que pese a que en la mayoría de las poblaciones leonesas en el siglo XIX vieron como se abolió ese tipo de costumbre, Cembranos comprobó en 1968, como su párroco Feliciano González a través de la fundación “Legado Foro de Cembranos de D. Juan Balanzátegui”, (Balanzátegui fue el heredero del señorío de Escobar a comienzos del siglo XX) interpuso una demanda judicial contra la Junta Vecinal de Cembranos y sus vecinos reclamando pensiones forales por valor de 350.000 pesetas, pendientes de cobro desde 1.954, alegaba el párroco.

El foro fue una figura jurídica que pervivió principalmente en el noroeste de España. Este foro imponía el pago de una pensión anual u otras contraprestaciones al dueño del foro. En un primer momento, trigo, gallinas u otros bienes servían como forma de pago, aunque con el paso del tiempo el pago en dinero se fue imponiendo. En el caso de Cembranos se conoce el pago de este impuesto desde casi la edad moderna, hasta que a finales del siglo XIX los vecinos de Cembranos se negaron al pago del impuesto, aunque los Balanzátegui vencieron el conflicto jurídico. Definitivamente, parecía que tras la llegada de la II República no tendrían que pagar más impuestos los habitantes de esta localidad.

El párroco de Cembranos en el inicio de la segunda mitad del siglo, Feliciano González, intentó imponer el foro al Concejo y a los vecinos sobre más de la mitad de las propiedades de la población. En 1956, el párroco como administrador de la Fundación “Legado Foro de Cembranos de D. Juan Balanzátegui” comenzó a demandar al pueblo de Cembranos el pago del foro. Evidentemente, los tribunales no dieron la razón al párroco de la localidad por pleitear sobre una cuestión casi medieval.

Para la defensa de los derechos de esta localidad fueron muy importantes las reuniones concejiles que se celebraron en las décadas de loas años 50 y 60 del siglo XX, en ellas de defendieron los derechos de la población por encima de los particulares. Por último, los “raposos”, sobrenombre con el que se conoce a los vecinos de Cembranos, no tienen un especial recuerdo de ese párroco que quiso recuperar un tributo medieval.

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