Los planes de obras de Diputación se retrasan por la avalancha de peticiones de los ayuntamientos
Hay 15 millones de euros en la cartera, pero los 208 ayuntamientos de la provincia leonesa que aspiran a una importante subvención del Plan de Obras de la Diputación han presentado peticiones por valor de 92. Es decir, que necesitan 6 veces más del dinero que la institución tiene.
Esta avalancha de solicitudes es la que ha planteado tal problema para ajustar el reparto final del presupuesto disponible que no ha dado tiempo a cerrarlo ni siquiera en este mes de enero, de manera que -si no hay sorpresas- se debatirá y aprobará en el Pleno de febrero.
Esta dinámica rompe la tradición de los últimos años, en los que los planes de obras se decidían incluso a finales del año anterior, de manera que los municipios disponían de plazo más que suficiente para poner en marcha al farragoso trámite de la adjudicación final de las obras, de manera que con suerte a mediados de año los trabajos estaban ejecutados. Este año, el retraso tendrá un efecto muy relevante en términos políticos, puesto que la culminación de las obras no llegará a tiempo para que se realicen las inauguraciones antes de las elecciones municipales del mes de mayo.
El problema de la saturación de peticiones ha estado principalmente en el PP y algo menos en el PSOE, que suman la inmensa mayoría de los municipios leoneses y por lo tanto tienen más complicado el equilibrio territorial para relizar sus propuestas de reparto, sin que levantes suspicacias ni problemas entre sus propios ayuntamientos. Así lo han reconocido tanto el grupo de UPL como el de no adscritos, que por su escasa representación municipal en el mapa de la provincia tienen un reparto más sencillo.
El caso es que mañana no sabrán aún los ayuntamientos leoneses el dinero de que finalmente dispondrán, dinero que cubre el 80% de la inversión total. Eso sí, en febrero podría llegar una 'lluvia' de illones, porque también en el Pleno de febrero se aprobará previsiblemente el reparto del llamado Plan de Pequeñas Obras, es decir, las subvenciones a las juntas vecinales. Otro quebradero de cabeza, pero que suele solventarse de manera más sencilla.
