Una bandada de buitres devora a una vaca preñada y su cría en San Martín de la Falamosa

Estado en el que los buitres dejaron a la res que acababa de parir en los montes de San Martín de la Falamosa.

C.J. Domínguez

Ocurrió el sábado por la tarde en un monte de la localidad de San Martín de la Falamosa (municipio de Las Omañas) y la escena resultó dantesca: una bandada tan numerosa como bulliciosa de buitres acabó en cuestión de minutos con una vaca preñada y la cría que acababa de parir ante los atónitos ojos del ganadero, que llegó a contabilizar “unos doscientos, y sin exagerar nada, algo que no había visto jamás en mi vida”.

Pero lo que hizo más dantesco aún el escenario fue comprobar que “a la vaca se la estaban comiendo viva hasta dejarla en piel y huesos, si llego sólo media hora más tarde habría estado convencido de que se había muerto por causa natural y los buitres aprovecharon la carroña... pero pudo comprobar que no fue así, estaba viva, y no sé si habré pasado más miedo en mi vida”. Él y el perro que le acompañaba, que “al principio se acercó como para espantarlos pero los buitres apenas se alejaban veinte metros, se quedaban mirando como retando y al final le hicieron retroceder. Nos alejamos los dos, porque daba toda la sensación de que nos iban a cepillar”, relata Ángel Gómez.

Imagen -lejana y hecha con teléfono móvil- de parte de la bandada de buitres en San Martín de la Falamosa.

A duras penas tuvo tiempo de retratar parte de la numerosa bandada con la cámara del teléfono móvil, aunque desde la distancia no salió completa ni como es lógico de gran calidad, y certificar después con otra foto el estado en el que quedó la res, aún con restos de placenta a su lado. Con tales pruebas acudió a la unidad veterinaria de la Junta situada en Carrizo, donde le indicaron que el asunto era competencia de Medio Ambiente. Y los técnicos le confirmaron, como se temía, que el daño causado no tiene cobertura alguna de ayudas públicas —como sí habría ocurrido en el caso de un ataque de lobo, por ejemplo—, a pesar de que ambas especies son protegidas.

¿Es posible un ataque a mascotas seres o humanos?

¿Pero es posible que un ataque tan virulento y numeroso se produzca en los montes de León? Uno de los mayores expertos en aves de la provincia, Manuel A. González, doctor en Biología del Departamento de Biodiversidad de la Universidad de León, y responsable de la Asociación Más que Pájaros, deja muy claro que “los buitres son aves carroñeras, sólo comen carroña, sólo animales sin vida”. Lo cual no es óbice para que “accidentalmente”, matiza, ocurra una escena como la descrita por este ganadero leonés.

“Es algo habitual que tras el parto del ganado que anda suelto por el monte, los buitres acudan a comer la placenta, y es verdad que puede llegar a ocurrir que con el fragor de la disputa y por la fuerza con la que asestan los picotazos acaben hiriendo e incluso matando a la cría o a la madre, porque son muy fuertes... pero eso jamás ocurriría, jamás, con animales saludables y que estén en normalidad de sus condiciones”, explica González.

Viene al caso este matiz, dado que por la abundancia de buitres que se pudo presenciar este fin de semana en la zona (“yo mismo vi varios en Camposagrado”, comenta el biólogo) a veces crece el “erróneo” temor de que estos enormes animales puedan hacer daño e incluso matar a otros seres vivos, mascotas o niños incluidos.

Viajan desde la Montaña Oriental o Asturias

Para González, los dos centenares de ejemplares avistados por el ganadero “parecen muchos, salvo en casos en los que encuentran una cantidad enorme de alimento, con muchos ejemplares muertos de un mismo rebaño”, en cuyo caso sí podría darse tal concentración. Sobre todo porque los buitres no anidan ni en la zona ni en las proximidades. De hecho, “las colonias se sitúan en la Montaña Oriental leonesa y también en la vertiente de Asturias, que son los lugares donde crían al darse las condiciones que necesitan, en cortadas calizas”. Aunque al reclamo de la carroña “pueden recorrer largas distancias y, de hecho, no es rato ver buitres surcando el cielo de la capital leonesa”.

Un cielo en el que “cuando los ves volar, te llaman un poco la atención”, admite el ganadero, “pero qué distinto es cuando están en el suelo y a poco metros de ti”. Reclama el afectado “alguna medida, qué se yo, echarles comida en muladares” porque de otro modo “estamos desprotegidos”. Pero ese es otro debate, en el que median biólogos, ecologistas, sindicatos agrarios como la unión UPA-Coag, que exigen indemnizaciones, y la propia Junta de Castilla y León, que las sigue negando en el caso de buitres.

Proliferación de accidentes de avionetas

Pero cierto parece que existe una proliferación importante de estas enormes aves. Casual o no, parecen estar detrás de varios accidentes aéreos producidos en los últimos meses, como el que acabó trágicamente con la vida del empresario leonés Rogelio Fernández, impulsor del aeródromo de Pajares de los Oteros, y otros tres miembros de su familia, accidente que se repitió pocos días después en Madrid o hace apenas seis días con otro caso en Navarra.

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