Chapuzas con dinero público reabren el debate del respeto a la fisonomía de los pueblos de León

La calle una vez terminado el proyecto subvencionado por la Diputación de León.

C.J. Domínguez

El debate está abierto. Podría haber sido por muchas otras razones u otros lugares, pero ha ocurrido en redes sociales a raíz de publicarse una fotografía. En ella se aprecia un rincón de una calle del bello pueblo de Villar del Monte (municipio de Truchas, comarca de La Cabrera) que ha sido objeto de una reciente obra por parte de la Junta Vecinal para convertir su habitual suelo de tierra y verde en un pavimento de gris cemento.

Se trata de un vial que no comunica con ningún otro, sólo da acceso a algunos de los muchos edificios tradicionales que Villar aún conserva, con mayor o menor buen estado, auténticas joyas de arquitectura etnográfica.

Desde la izquierda, la calle en Villar del Monte antes de la obra, cómo quedó finalmente y cómo proponen algunos ejecutar este tipo de trabajos.

El aspecto final de la calle ha provocado en quejas y lamentos generalizados entre quienes han visto el resultado del proyecto, enmarcado de una inversión final de 10.665 euros, 6.000 de los cuales fueron aportados por la Diputación de León dentro del Plan de Obras de Juntas Vecinales en la anualidad de 2016 y el resto asumido por la pedanía. De hecho, allí figuró durante tiempo el pequeño cartel que la Diputación obliga a instalar en las infraestructuras que subvenciona, como fue el caso.

El caso es que parece evidente, con el ejemplo de Villar del Monte, que en la Diputación leonesa nadie inspecciona ni la memoria técnica que obligatoriamente las juntas vecinales tienen que elaborar y entregar a la institución, ni tampoco su resultado final. O si ocurre, esto no impide casos como éste de La Cabrera.

Bastante indignación incluso sin compararse con la estampa original, con la que ilustramos también esta información para que los lectores puedan comparar el antes y el después. Y en medio de ese debate, no pocos han sido los que, además de criticar la falta de tacto y estética de la pedanía de Villar del Monte, han ofrecido soluciones a su juicio mucho más respetuosas e incluso puede que más económicas.

Siguiendo ejemplos con muchos más respetuosos, como los ejecutados en pueblos como La Cuesta o Valdavido, por mencionar algunos, el uso de hormigón es menos duro ya que se presenta lavado en la cara superficial, y se 'decora' con piezas de pizarra, las cuales en la comarca son extraordinariamente fáciles de conseguir y baratas o gratuitas, teniendo en cuenta que existen escombreras de pizarra en la zona. Mantener algunas zonas verdes, con tierra, ayuda a las calles a mantener cierto aspecto antiguo y 'respirar', para que tampoco la pavimentación afecte a las fachadas de las viviendas, muchas de ellas abandonadas hace décadas.

Las soluciones son muchas. Una de las más conocidas, por el tirón turístico del que disfruta, es el aspecto de la pavimentación de Peñalba de Santiago (en el Valle del Silencio, municipio de Ponferrada), que ha conseguido convertirse en uno de los pueblos más apreciados por su belleza a nivel nacional.

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