Periodo de hibernación para los osos, pero no para todos

Foto de la Fundación Oso Pardo

ileon.com

Cuando llega el invierno la regla general para los osos pardos es retirarse a una cueva e hibernar, debido al balance negativo que se crea con la escasez de alimento y el frío de los bosques templados. Las osas preñadas son las primeras en entrar en la osera y las últimas en salir, en abril o mayo, ya en compañía de su prole. Los machos adultos, sin embargo, permanecen activos más tiempo, hasta bien entrado enero y hasta marzo.

La hibernación de los osos consiste en un estado de dormición o letargia invernal que hace descender su ritmo cardiaco desde 40 ó 50 hasta unas 10 pulsaciones por minuto; además, el ritmo respiratorio baja a la mitad, y la temperatura se reduce en 4 ó 5 grados (desde 37-39 a 31-35°C). En este sentido, la hibernación de los osos se diferencia del letargo más profundo que experimentan otros animales, como los murciélagos y las marmotas, que igualan su temperatura corporal con la ambiental, acercándose incluso a 0°C.

Aun hibernando, controla lo que pasa alrededor de la osera y puede reaccionar con rapidez a estímulos externos. En cualquier caso, el oso deja de comer, beber, defecar y orinar y mantiene las constantes funcionales gracias a la energía proporcionada por las reservas grasas acumuladas durante el otoño, de las que consume una media diaria de 4.000 calorías.

Los partos tienen lugar durante el reposo invernal en la cama de hierbas y ramillas de arbustos que la osa ha preparado en el interior de la osera. Las osas se despiertan para lamer, alimentar, acicalar y desparasitar a sus crías, que nacen muy pequeñas con un peso en torno a 400 gramos.

Los osos que no hibernan

En ocasiones, los osos no se encuevan en la estación fría. Los equipos de la Fundación Oso Pardo han constatado que algunas familias de osos cantábricos no han hibernado o han tenido un sueño invernal muy breve. El desgaste que supone la lactancia es enorme y para algunas osas con crías permanecer activas durante inviernos en los que no falte la comida puede ser más rentable desde un punto de vista energético que hibernar.

Los osos son conscientes de su vulnerabilidad durante la hibernación, y por eso excavan sus oseras o buscan cuevas naturales en los lugares más abruptos y pendientes de la montaña. Los parajes que esconden oseras o que reúnen las condiciones para tenerlas, se consideran como áreas críticas, y deben mantenerse al margen de las actividades humanas que, por ruidosas y molestas, pueden llegar a perturbar la hibernación de los osos.

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