El Laboratorio Social ocupa una nueva sede en la calle Dámaso Merino

Centro social indignados

Santi Fernández/Laboratorio Social

A las 21:00h el Laboratorio Social de León ha ocupado una nueva sede, tras el desalojo anterior del Laboratorio Pecuario, esta vez en la calle Dámaso Merino de la capital leonesa.

El colectivo ha difundido el siguiente comunicado público:

“En este último año no hemos dejado de salir a las calles para protestar, revindicando nuestros derechos mientras veíamos como la situación social se agudizaba y la crisis golpeaba a nuestras compañeras, amigas, vecinas...

En noviembre recuperamos un espacio institucional en desuso desde hace un lustro para construir alternativas ciudadanas ante los recortes sociales. Allí se desarrolló durante tres meses una intensa actividad con debates,

asambleas, exposiciones, comedores, talleres, creación de una biblioteca social... hasta que un fuego intencionado buscó quemar nuestros sueños. Pero el apoyo de todos nos hizo trabajar con más fuerza en el proyecto, y tras

una hacendera logramos devolverle una cara más amable al edificio. Sin embargo, poco nos duró la alegría ya que al cabo de una semana fuimos desalojados por unos agentes de seguridad privada a sueldo de la Junta de Castilla y León.

Hace ya tres meses de esto, y desde entonces el antiguo Laboratorio Pecuario ha vuelto a estar vacío y sin alma; y lo que es peor, sin un proyecto claro para un uso futuro. Simplemente hay unos carteles colgados de sus puertas que indican:

“Propiedad privada. Prohibido el paso”. Mientras tanto hemos tenido que aguantar todo tipo de inclemencias en las calles para poder seguir desarrollando nuestra actividad.

Hasta aquí nuestra ncesidad de espacios, ahora vamos con el porqué de este lugar.

En los Presupuestos Generales del Estado se ha realizado un recorte de más de 10.000 millones de euros en educación y sanidad, mientras que apenas se reducen las partidas presupuestarias para la policía, la Casa Real y el ejército; y a la Iglesia no se le recorta en un ápice su asignación presupuestaria.

De hecho la Iglesia disfruta de una exención al pago del IBI en todo su patrimonio, no solo en sus locales de culto. Todo esto priva al Estado de numerosos ingresos que podrían dedicarse a paliar el déficit presupuestario (sin olvidar que la mayor partida presupuestaria va para pagar la “deuda”; una deuda privada que han querido hacer pública, responsabilizándonos a todos los ciudadanos de los errores cometidos por las entidades privadas: bancos y grandes empresas).

A la vez que esto sucede nos dicen que la Iglesia es uno de los organismos que más contribuye a paliar las consecuencias de la crisis entre los más pobres, con sus programas caritativos y de ayuda. A la hora de presentar la Declaración de la Renta es cuando más fuerza cobra la campaña de la Iglesia por dulcificar su imagen, centrando la atención en sus programas de ayuda para alejar el interés de los escándalos sexuales y económicos por los que suele ser noticia.

Y así es como llegamos hasta este edificio, un inmueble propiedad del obispado de León que se alquila por la nada desdeñable cifra de 5000€ mensuales en estos tiempo de crisis. Cansados de que llueva sobre nuestras cabezas hemos decidido asentarnos en este inmueble, buscando ese lugar para experimentar formas de organización social alternativas y abiertas a todos que quisieron arrebatarnos tras el desalojo del Laboratorio Social.

Sin embargo, nuestra voluntad de diálogo con los propietarios del inmueble es firme, de modo que estamos dispuestos a abandonar el edificio si hay garantías de que el dinero obtenido con el alquiler va realmente para esos

programas de apoyo social con los que cuenta la Iglesia. Por ello, proponemos que una asamblea ciudadana verifique el uso que el obispado da a las rentas que le proporciona este edificio, comprobando que ese dinero se utilice para financiar los programas de ayuda social en esta ciudad.

Un año después volvemos a devolver con nuestras iniciativas a otro espacio vacío la vida y actividad que nunca debió abandonarlo. Un año después, seguimos avanzando.“

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