Una afirmación “rotunda y sin lugar a error”, según la cronista de la ciudad de León

Margarita Torres Sevilla, José Manuel Fernández-Corral y José Miguel Ortega del Río (Foto Ical: Carlos S. Campillo)

ileon.com / Agencia Ical

“La copa que las comunidades cristianas consideraron que era la Copa de Cristo es la que se trasladó a León en el siglo XI procedente de Egipto y después de pasar por Denia”. La afirmación rotunda, “sin lugar a error” la hace la historiadora medievalista Margarita Torres Sevilla, quien hoy compareció junto a José Miguel Ortega del Río, para presentar el libro que ambos han escrito bajo el título 'Los reyes del Grial', en el que exponen las conclusiones de tres años de investigación y los argumentos que sustentan tan llamativo hallazgo.

Según detallaron, dos pergaminos egipcios originales fechados en el siglo XIV señalan que el cáliz fue enviado al rey de León Fernando el Grande o el Magno en el siglo XI, después de haber sido saqueado de la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, donde había permanecido hasta entonces y desde el siglo IV.

“No hay lugar a dudas”

El origen de la aventura que ha concluido con un descubrimiento que para sus responsables no da lugar a dudas, se encuentra en un trabajo de investigación que la Consejería de Cultura financió sobre las piezas de procedencia islámica que se encuentran en la basílica de San Isidoro. La localización de un arca de plata del visir Sadaqa ibn Yusuf hizo que se enviase a un documentalista a Egipto para profundizar en el tema y el trabajo posterior dio con los pergaminos que han resultado claves para averiguar que la Copa de Jesús que le fue arrebatada a la comunidad cristiana de Jerusalén fue trasladada a León desde Denia, cuyo emir había respondido a la llamada de socorro lanzada desde Egipto durante una terrible hambruna.

La falta de una esquirla del cáliz, que saltó durante su viaje a Occidente es otro de los rasgos que apoyan la argumentación de los historiadores, soportada también con otros hallazgos documentales. “Ahora encajan todas las piezas de un enorme puzzle que estaban deslabazadas”, señaló José Miguel Ortega“, antes de reconocer que quedan muchas preguntas por responder sobre, por ejemplo, dónde estaba el cáliz hasta el año 400 o ”por qué no sacó pecho el rey de León de tenerlo en su tierra“.

Margarita Torres comentó que sólo en Europa hay 'localizados' unos “doscientos supuestos Santos Griales” —que no son tales ni la investigación dice siquiera que la copa llamada de doña Urraca sea el Grial ni la copa que tocó Cristo, sino la que los primeros cristianos creyeron que era la de la Última Cena en casa de José de Arimatea— y aseguró que el libro desmonta la supuesta autenticidad de algunos de los más afamados. “La Copa de Cristo que lo fue para las primeras comunidades de cristianos es la que se trasladó a León”, reiteró antes de recordar que su apariencia original nada tiene que ver con la lujosa imagen que ofrece el hasta ahora conocido como el Cáliz de Doña Urraca, recubierto de oro y con joyas que la propia Urraca donó.

Homenaje a Viñayo, el primer “descubridor”

La historiadora también tuvo un recuerdo para el que fuera abad de San Isidoro, Antonio Viñayo, estudioso del que dijo, “fue el primero en apuntar la posibilidad de que el Santo Grial estuviese en León”. Las pinturas del Panteón de los Reyes del templo, dijo, también avalan la afirmación que ahora puede tener repercusiones en el ámbito académico y también puede provocar un aumento de la visita de turistas 'de calidad' a León, además de los estudiosos del tema.

La Fundación Monteleón ha patrocinado la edición de una obra que, según destacó su máximo responsable, José Manuel Fernández Corral, merece el apoyo de la institución por sus “aportaciones históricas e implicación con León”. La presentación tuvo lugar en el Edificio Botines de la capital leonesa y estuvo acompañada de una proyección de imágenes que documentaban algunos de los detalles aportados por los autores sobre su trabajo.

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