Nacho Abad: “Navegamos sobre un mar de heces”

Nacho Abad. Foto de Maho Ikekita

Manuel Cuenya

“Céline era un poco nazi y no puede entrar en el cielo, y Mishima era un fundamentalista de derechas y tampoco tiene sitio junto a los buenos. Así que robamos un citröen sin motor y nos fugamos de nosotros mismos, porque es muy cansado estar todos los días con uno mismo, siempre, en esta piedra redonda y mojada que gira monótonamente alrededor del yo”.

Poeta y narrador, cofundador del Club Leteo y miembro del consejo editor de la revista 'The Children's Book of American Birds', Nacho Abad vive en la actualidad en Madrid, como tantos leoneses y leonesas, que han tenido que irse de su tierra en busca de un mejor futuro, o de un futuro, sin más. Y en la capital de España trabaja como realizador de cortometrajes, documentales/antidocumentales y trabajos de vídeo arte en su propia productora, Vulgo Films, algunos dedicados dedicados a rescatar a autores leoneses o a personajes de la época actual. Un trabajo, el audiovisual, en el que interviene mucha gente, por contraposición al mundo literario, de modo que “eres menos tú, y más el equipo. Debes tragarte tu ego muy a menudo. Es difícil y desagradable. Pero luego ves el resultado, y merece la pena”, aclara Nacho que sigue escribiendo, sobre todo narrativa, aunque hace años que no escribe poesía porque, según él, descubrió que no tenía talento para los versos. “Desde entonces, me siento mucho mejor. Era un suplicio intentar superar mi propia mediocridad”, dice Nacho, que se muestra muy autocrítico y escéptico con y ante la realidad, y para quien escribir es, en cierto modo, tener fe en el futuro: “un acto de comunicación tan retardado, donde pasa tanto tiempo entre que el emisor lanza su mensaje y el receptor lo toma y lo lee, sólo puede estar soportado en una fe ciega en el futuro”.

Céline era un poco nazi y no puede entrar en el cielo, y Mishima era un fundamentalista de derechas y tampoco tiene sitio junto a los buenos. Así que robamos un citröen sin motor y nos fugamos de nosotros mismos, porque es muy cansado estar todos los días con uno mismo, siempre, en esta piedra redonda y mojada que gira monótonamente alrededor del yo.

He conocido a pocas personas tan íntegras e inteligentes como a Vicente Muñoz Álvarez.

El autor de 'El empleo' (Eclipsados, 2007), una novela en la que aborda la alienación, la vigilancia y el control casi orwellianos, entre otros asuntos, confiesa que la escribió cuando trabajaba como limpiador, en el turno de madrugada, en el Corte Inglés. “Yo pasaba la mopa y alguien se dedicaba a seguirme con las cámaras de vigilancia. Era más pobre que una rata, y me dedicaba a limpiar por las noches y escribir por el día. No diría que era un control orwelliano, más bien del Opus, y ya se sabe, Dios lo ve todo”.

Deudor de grandes literatos como Houellebecq, Coetzee, Céline, la Generación Beat, la literatura japonesa de Kawabata, Murakami, Mishima, Akutagawa, Sarashina, Soseki, Abe Kobo... Melville, Beckett, Borges, Ballard, Lowry o Gamoneda, pues “a medida que sigo leyendo, la lista se hace más y más grande”, Nacho recuerda con especial cariño al escritor leonés Vicente Muñoz Álvarez, que apostó por él para ser incluido en algunas antologías poéticas, entre ellas, 'Poesía para bacterias', 'Tripulantes', 'Hank Over' (dedicada a Bukowski) o '10 nuevas voces de la poesía leonesa'. “Vicente es así: cree en alguien y apuesta por él. Te hace sentir profeta en tu tierra. He conocido a pocas personas tan íntegras e inteligentes como a Vicente”. Por otro lado, también recuerda las broncas que tenían los miembros del Club Leteo y algunos números de la revista 'The Children's Book of American Birds', que “es una joya y hay números especialmente buenos. El diez, por ejemplo, no tiene desperdicio. Pero el mérito es de lo autores, obviamente, y del trabajo infatigable que hizo Alberto Torices para que saliera cada número. Él es el verdadero motor de la revista. Que yo figure en el consejo editor es una imprecisión que retrata el espíritu generoso de Alberto”. También recuerda Nacho, harto descreído, su etapa en un colegio de León, en el que la Conserje, una mujer sin apenas formación, daba clases de historia. “Llegaba al aula con un radiocasete para que memorizáramos poemas musicados de José María Pemán. Del mono vendrá Darwin, nos decía, nosotros venimos de Adán y Eva. Allí también nos daban clase la preciosa mujer de un diputado socialista, el fundador de una prestigiosa revista de crítica literaria y un cura con las manos largas y el rostro cianótico. A menudo el realismo es injusto con la realidad: hace que muchas de las cosas que me ocurrieron en aquellos años parezcan increíbles”.

Una mujer sin apenas formación, daba clases de historia. Llegaba al aula con un radiocasete para que memorizáramos poemas musicados de José María Pemán. Del mono vendrá Darwin, nos decía, nosotros venimos de Adán y Eva.

El autor de 'Talita cumi' (Leteo, 2012) -su hija preferida, aunque tenga “heridas en las rodillas y manchas de chocolate en la comisura de los labios”- se ha sentido orgulloso de su tierra cuando le han hablado de la literatura leonesa, por ejemplo cuando un catedrático de Literatura Española de la Universidad de Tokio le dijo en una ocasión que la conocía y la admiraba a través de la obra de Julio Llamazares, pero se siente ofendido cuando la gente sabe de León a través de políticos mediocres que cobran catorce sueldos y cuentan con el apoyo de sus paisanos.

'Talita cumi', es un viaje iniciático escrito en prosa poética, que describe el limbo adonde han ido a parar muchos escritores a los que admira su creador, “porque Céline era un poco nazi y no puede entrar en el cielo, y Mishima era un fundamentalista de derechas y tampoco tiene sitio junto a los buenos. Así que robamos un Citröen sin motor y nos fugamos de nosotros mismos, porque es muy cansado estar todos los días con uno mismo, siempre, en esta piedra redonda y mojada que gira monótonamente alrededor del yo”.

Nacho Abad, convencido de que navegamos sobre un mar de heces -“y supongo que no hay nada que se escape de las corruptelas, las picarescas, y los chanchullos de los caciques” en lo referente a premios literarios y demás-, está ahora escribiendo una novela negra.

Entrevista breve a Nacho Abad

“Me gustaría ser buen tío, pero enseguida me canso”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?'

'Muerte a Crédito', de Céline.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida)

portada de Talita cumi

Para mí, yo mismo.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable)

Benjamín Prado. No sé se es insoportable, pero no le soporto.

Un rasgo que defina tu personalidad

Me gustaría ser buen tío, pero enseguida me canso.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

Cinismo.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Me gusta mucho Rajoy. Tiene un cuerpazo.

¿Qué es lo que más te divierte en esta vida?

Follar.

¿Por qué escribes?

Plagiando a Vila-Matas cuando plagia a André Gide, para que me lean.

¿Crees que las redes sociales, facebook o twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No. Pero gracias a ellas pierdo el tiempo de forma barata.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Garamond.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

La Razón.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Ninguna, pero no soporto a Benjamín Prado. ¿A alguien más le pasa?

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