La santa Escolástica del retablo de la catedral, Pieza del Mes en el Museo de León
El Museo de León ha elegido como Pieza del Mes un temple sobre tabla con veladuras al óleo que representa a santa Escolástica y que procede del retablo de la catedral de León. Adquirida por el Estado en el año 2006, es obra de Nicolás Francés, considerado el principal representante del gótico internacional en León y que desarrolló durante cerca de 40 años ese estilo al servicio de la Pulchra Leonina.
La primera referencia de Nicolás Francés como autor del retablo catedralicio aparece en la Crónica del Paso Honroso de Suero de Quiñones (1434), quien le mandara hacer un faraute de madera “el qual entalló e fizo e pintó e dibuxó, del tamaño de un home, el sotil maestro Nicolás Francés que pintó el rico retablo de la honrada iglesia de Santa María de Regla de la noble ciudad de León”. Un retablo de magnitudes espectaculares con cinco calles y cuatro pisos, cuya suerte, sin embargo, fue escasa, pues fue desmantelado y perdidas gran parte de sus pinturas.
Los cambios de gusto impulsaron la sustitución de la obra, idea que cristalizaría en el siglo XVIII al desmembrar el conjunto y colocar uno nuevo de la mano de Simón Gavilán Tomé. Este nuevo retablo no encajó en las ideas repristinadoras de las restauraciones decimonónicas, cuando se decidió recuperar el antiguo retablo gótico de la catedral, perdido en parte, o disperso en el mejor de los casos, para recomponer el conjunto que hoy podemos observar.
La santa Escolástica del Museo de León debió ubicarse en alguna de las entrecalles del retablo, repletas de santos, muchos de ellos reorganizados en la silla episcopal, de la que no formaría parte por su estado de conservación, afectado por su reutilización, quizá, como mobiliario a juzgar por las marcas de herrajes que presenta.
La identificación iconográfica de la santa se limita a la filacteria que ocupa el lado izquierdo de la tabla. La que fuera hermana de San Benito viste túnica de ricos brocados y aparece cubierta por un manto negro que cubre su cabeza, se sitúa sobre un suelo en damero en el que se intuye la extraña perspectiva que desarrolla el Maestro Nicolás en muchas de sus obras. Su rostro va tendiendo a la individualización del personaje, un aspecto característico de sus rostros, que desembocará en la retratística posterior, anticipo del Renacimiento.
