Alfonso García: “Nunca se puede olvidar que somos lo que hemos sido”

Alfonso García. Foto: Manuel Cuenya.

Manuel Cuenya

Conozco a Alfonso García desde hace años. Recuerdo que nos vimos por primera vez en un Festival del Botillo de Bembibre, a finales de los años noventa, porque él había sido el ganador de este certamen literario con un relato titulado 'Fundación mítica de Bembibre', que aparece recogido, junto a otros relatos ganadores, en un libro editado el pasado año 2014 por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de la capital del Bierzo Alto. Y, a partir de ese momento, hemos estado en contacto, siempre por asuntos culturales, y hemos coincidido en varios eventos.

Alfonso, además, es una persona bien conocida en el mundo de las letras leonesas porque ha dedicado una buena parte de su vida a 'El Filandón', que es sin duda uno de los grandes suplementos culturales de nuestro país, avalado con el Premio Nacional de Fomento a la Lectura. Un gran esfuerzo y a la vez una enorme satisfacción tanto para su coordinador como para quienes amamos la literatura, la cultura. Una excelente manera de “difundir la literatura, generar amor por la lectura, provocar permanentemente la curiosidad. No otra cosa puede ser, a mi juicio, la cultura en general. Sin poner nunca fronteras, sino buscando el equilibrio entre la más cercana y la universal”, según el autor de 'Leyendas de León', quien siempre ha pensado que la cultura es como un gran río que se nutre de múltiples afluentes. Y que las leyendas explican con frecuencia la realidad o aspectos de la misma. Al margen de algunas clásicas, Alfonso ha buscado y encontrado otras nuevas, habida cuenta de que las leyendas están permanentemente gestándose, haciéndose, “pues no en vano representan uno de los aspectos más notables de la tradición oral, de lo popular, del sentir de las gentes”. En estos momentos, está preparando otras leyendas no conocidas para una nueva edición.

El equipo de 'El Filandón' organizó algunos congresos sobre literatura en León y se responsabilizó de la 'Biblioteca leonesa de escritores', que llevó más de medio millón de libros a los hogares leoneses. Es un poco el símbolo de lo que pretendíamos

Recuerda con afecto el hecho de contar, en 'El Filandón', con un extraordinario grupo de amigos animados por la misma idea básica que los mantenía siempre en la tensión de la cercanía de los hechos, de las publicaciones, de los nuevos movimientos y voces, “aunque después cada cual trabajaba una parcela con más intensidad. El equipo organizó, en esta línea, algunos congresos sobre literatura en León y se responsabilizó de la 'Biblioteca leonesa de escritores', que llevó más de medio millón de libros a los hogares leoneses. Es un poco el símbolo de lo que pretendíamos”, explica este crítico literario aparte de buen conocedor de la literatura leonesa, de la literatura en general, que tanto ha indagado y escrito sobre la provincia de León, contribuyendo de un modo extraordinario a dar a conocer a varios escritores y escritoras. En este sentido, Alfonso está convencido de que la literatura leonesa es muy rica y diversa. Hay, según él, dos razones de fondo que sustentan la vitalidad literaria como fenómeno, como hecho curioso que ocurre en nuestra tierra. “Por una parte, la fuerza de la tradición oral: historias, cuentos, filandones, cánticos y anécdotas crearon una disposición natural a narrar, a contar. La oralidad se nota en no pocos escritores. En segundo lugar, la tradición de las revistas literarias, que han aglutinado grupos amplios y heterogéneos de escritores, muchos de los cuales, por supuesto, no están dentro de estos parámetros. La escritura responde, en general, a razones muy diversas”, aclara Alfonso, que destaca no sólo a los 'clásicos' sino a magníficos poetas y narradores de una generación muy joven que conoce bien el camino. “Me parece que el enlace generacional se está produciendo con una calidad más que estimable y con voces muy personales... Si la literatura de la memoria fue un enfoque inequívoco, la pluralidad de enfoques que se está produciendo ahora me parece una garantía de pervivencia del pulso literario leonés. Sin ninguna connotación, por supuesto”, reconoce este “curioso”, como el mismo se define, que intenta estar en permanente estado de vigilia y que se siente muy satisfecho de haber dedicado parte de su vida a dar a conocer el trabajo de otros. “Si comunicas –en esa acción mutua que se da entre los seres humanos- lo que hayas aprendido, mejor. Cada uno tiene un cometido en la vida. No lo dudo”, apostilla este narrador, poeta y profesor cuyo amor profundo por la Literatura le ha llevado al análisis de obras y, “en alguna medida por mímesis, a la creación, sea o no esporádica”. Su compromiso personal, en todo caso, siempre ha estado vinculado a la enseñanza y difusión de la literatura como elemento enriquecedor, incluso placentero.

Me parece que el enlace generacional se está produciendo con una calidad más que estimable y con voces muy personales... Si la literatura de la memoria fue un enfoque inequívoco, la pluralidad de enfoques que se está produciendo ahora me parece una garantía de pervivencia del pulso literario leonés.

La infancia, la memoria y los sueños

Leonés de Santa Lucía de Gordón, Alfonso habla con devoción de su territorio de la infancia y, por tanto, de la memoria, de los recuerdos y los sueños. “Un puente que une el pasado y el presente” porque “nunca se puede olvidar que somos lo que hemos sido”. La cultura minera, en su más amplio sentido, los paisajes del territorio y sus personajes han sido determinantes en su vida, sin duda alguna, para este escritor al que le entusiasma viajar y conocer otras culturas, otras maneras de ser y estar en el mundo. El viaje, en su caso, es algo fundamental para vivir y para escribir. “Recalco lo de viajar, que tiene poco que ver con ser turista. Viajar así sorprende, nos permite descubrir hechos, circunstancias y personajes que en algunos casos más parecen de ficción que reales. Las cosmogonías, por ejemplo, de algunos pueblos son verdaderamente fantásticas pero maravillosas. Creo que viajar es, al menos lo es para mí, un verdadero nutriente de la creación”. Tanto es así que recientemente acaba de publicar, bajo la editorial Eolas, 'Tres cuentos leoneses en La Habana', fruto de sus viajes a la capital cubana, “una ciudad, además de mágica y luminosa, profundamente literaria”. En realidad, sólo hace falta escuchar los cuentos, las ficciones, las historias que se enredan en al aire cálido de sus calles, según Alfonso. “Y como la presencia leonesa tiene allí una larga y a veces curiosa tradición histórica, después de escuchar recreas lo que has oído, recomponiendo datos, hechos y personajes”.

Presentado ayer mismo en la Casa de las Culturas de Bembibre, con motivo de los actos culturales programados dentro de esta semana dedicada a la exaltación del botillo, 'Tres cuentos leoneses en La Habana' recoge, en palabras del investigador y profesor Jovino Andina Yanes, tres cuentos de sabor cubano-leonés, aderezados estupendamente por Alfonso García, en los que la historia y la ficción se entreveran en prosa fluida y jugosa que invita a leerlos de una sentada. “Anillo al dedo para la ocasión –agrega Jovino–, porque el segundo de los relatos se titula precisamente 'Botillo navideño en el Caribe'. Algo así como un guiño pícaro en el que aparece un berciano de Bembibre, Felipe Seijas, listo como un gallego, que le metió en el estómago al comandante Cartaya las pasiones de chorizos y longanizas... Andando el relato, la cosa termina con una opípara botillada cubano-leonesa y navideña, regada con vino berciano y bendecida literariamente con versos de Vatemar y de Antonio Pereira”.

Como periodista, Alfonso hace reportajes, entrevistas y columnas de opinión. Respecto al columnismo, que en España tiene un fuerte arraigo y una más que notable calidad –“no hace falta salir de León para comprobarlo”–, dice que puede dar y da de hecho auténticas piezas literarias, sobre todo ese columnismo cuyos pilares son la reflexión y las ideas, por una parte, y el ejercicio de síntesis, por otra. “Sintetizar, pulir, esquematizar el pensamiento es uno de los ejercicios más útiles, por la necesidad de precisión”, matiza quien fuera asimismo director del Instituto Leonés de Cultura, “una experiencia extraordinaria e intensa”, una labor que le mereció mucho la pena a sabiendas de que “cuando a alguien le ofrecen un cargo, creo que lo que uno debe hacer en ese momento es comprar ya el billete de vuelta para evitar cualquier tipo de apego. Eso te da libertad e independencia”.

En la actualidad, Alfonso, que ha ejercido como Jurado en diversos certámenes literarios, tanto de ámbito nacional como internacional, sigue escribiendo con intensidad, fuera eso sí del marcaje de horarios, a resultas de su jubilación como profesor de Literatura, lo cual resulta estupendo para un escritor, dedicar su tiempo, esto es su sangre, a la escritura. Confiesa tener varios frentes abiertos. Como la recuperación de algunos personajes poco o nada conocidos, la reunión de varios asuntos dispersos para su publicación conjunta, la escritura de dos novelas infantiles, muy avanzadas, “tema que siempre me ha interesado muchísimo”, la reconstrucción de una historia fragmentada de uno de los cuentos en La Habana... “En fin, me divierto mucho y me mantiene la tensión necesaria para vivir. No puedo pedir más”, concluye.

Entrevista breve a Alfonso García

“Vivir el día a día es una buena fórmula de vida”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

Decía el narrador cubano Alberto Rodríguez Tosca que la respuesta es una forma superior de la duda. Como lector incorregible y permanente, son muchos los títulos que volvería a leer. Aparte de no pocos clásicos, digamos que el impacto que me produjo y sigue produciendo 'Cien años de soledad'.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Igualmente, muchos. En la literatura, Don Quijote o José Arcadio Buendía, por ejemplo, me han fascinado. En la vida, hay miles de personas extraordinarias. Por hablar de una cercana, el recuerdo permanente de mi padre. Como personajes históricos, ejemplarizantes, miles. Jesucristo es uno de ellos. En su pureza y origen, no en las derivaciones tantas veces mutiladas.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).Portada: Tres cuentos leoneses en La Habana

No seré yo quien hable mal de un libro. Dentro de la precariedad y el esfuerzo en que viven los escritores, soy profundamente respetuoso con su trabajo. Otra cosa es que uno te guste más que otro. Por otra parte, también es cierto que libros magníficos pasan desapercibidos. Vivimos una época de consumo y rapidez que afecta seriamente a la literatura.

Un rasgo que defina tu personalidad.

No soy quién para decirlo. Lo más cercanos hablan de constancia y trabajo. A mí me gustaría que fuese la bondad.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La bondad. La sinceridad. La coherencia. El compromiso. Por este orden. Detesto la soberbia. La cercanía espontánea es un antídoto frente a quienes ejercen de poderosos y piensan que después de ellos, el diluvio.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

La profesionalización de la política la ha convertido en un espectáculo bochornoso. Hay que limitar, evitar, fiscalizar este status, que, a la larga, produce un gran distanciamiento entre el pueblo y los políticos y sus múltiples privilegios, insultantes. La corrupción es una lacra que necesitamos combatir. Aunque la sociedad ha asistido a este espectáculo indefensa y maltratada –seguimos con virulencia en ello-, se advierte una mayor conciencia participativa, producto del hartazgo. El poder quiere seguir ejerciéndolo. Por eso los políticos profesionales –una de nuestras mayores desgracias– empiezan a ponerse nerviosos. El pueblo ha de tener más voz. No ser comparsa en esta democracia tan duramente castigada y amenazada.

¿Qué es lo que más te divierte en esta vida?

Muchas cosas. Estar con los míos. Compartir un vino con los amigos. Viajar. Caminar. Recorrer mis montañas... La vida está asentada en las pequeñas cosas. El día a día está alejado de la grandilocuencia de los acontecimientos. Vivir el día a día es una buena fórmula de vida, tal y como yo la entiendo.

¿Por qué escribes?

La pregunta del millón. Y sigo sin conocer la respuesta. Posiblemente el haber escuchado tantas historias de niño –tuve dos abuelos que eran auténticos contadores- me inclinó a hacerlo yo mismo. Me encanta contar lo que siento y veo. Mis primeros profesores de lengua y literatura –la redacción era muy importante- me animaron siempre. Guardo especial recuerdo de uno que me corregía, sugería, alentaba... Creo que así nació esta hermosa pasión.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

Está claro, aunque personalmente lo ejercito poco. Esto no significa que no haya en ellas muchas posibilidades y buenos ejemplos.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

La memoria es básica. Espero publicar pronto un librito, 'Los límites de la memoria'. La memoria y sus metáforas, con la nieve como sustrato y recogimiento. El viaje, como dije antes, siempre suscita el interés por otras vidas y otras circunstancias y, como tal, genera la posibilidad de crear otros mundos. Y, cómo no, la propia ficción provocada, capaz de hacer verosímil cualquier elemento fantástico. Son los tres ejes que sustentan lo que hago. Son la provocación.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

No tengo blog. Sigo algunos, aunque no de forma sistemática. 'Pico' un poco por aquí y por allá. Dentro de la enorme variedad, hay algunos muy significativos e interesantes. Es otra fórmula que responde a la vida y sus nuevas posibilidades.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

La vida es un tránsito por lugares y personas que merecen mucho la pena. Por eso hay que vivirla con intensidad. Con la más absoluta honestidad.

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