Arpegio perpetúa un año más la tradición del Auto de la Pasión

Pasión

L. Castellanos

Se aproxima la Semana Santa y Arpegio se pone manos a la obra para perpetuar una tradición de muchos años: la representación del Auto de la Pasión. No tiene secretos para este veterano grupo leonés el teatro popular, el que queda enraizado en la costumbre, y así lo ha venido demostrando a lo largo de una trayectoria alargada en el tiempo y ahora mismo volcada sobre todo en la caracterización de dos espectáculos: la Pastorada leonesa y el citado Auto de la Pasión. Juan Bautista Díez dirige Arpegio impulsado por sus muchos afectos y devociones al hecho teatral. Y tal inclinación la ha ido transmitiendo a sus más próximos, a su familia por supuesto y también a todos esas personas que, de manera desinteresada y fiel, participan en los espectáculos que él idea. No es Bautista alguien conformista y siempre anda enredado en el detalle, en sumar nuevos elementos que alienten y engrandezcan las puestas en escena que dan sustento al repertorio de Arpegio. Por eso, el Auto de la Pasión ha vivido diferentes etapas y subrayados escénicos desde que la compañía iniciara sus representaciones. Mari Carmen Pedrero dirigió sus primeras versiones y le confirió una visión muy personal. Tras su fallecimiento, el Auto mantuvo fidelidad a la esencia de lo realizado por ella, y así sigue aunque beneficiándose de los aderezos y las mejoras que Bautista impone a la pieza año tras año para satisfacción de un público que colma el aforo donde se lleva a cabo. El Auto lleva ya un tiempo alternando la Catedral de León y el Auditorio como emplazamiento de su representación y será hoy en el escenario del segundo donde la veintena de actores que compone su elenco haga frente a la recreación teatral del drama de la Pasión de Jesucristo a partir de la adaptación de textos del siglo XV procedentes de 'La representación del Nacimiento de Nuestro Señor' y 'Las coplas fechas para Semana Santa', ambos de Gómez Manrique, y el Auto de la Pasión de Lucas Fernández. Aun guardado respeto absoluto al original, Arpegio ha provisto a la función de un aire contemporáneo que fortalezca los lazos con el público y recalque los rasgos de primitivismo, sobriedad y patetismo profundo de que esta siempre ha hecho gala.

Juan Bautista profundiza continuamente en las posibilidades expresivas que le ofrece el lenguaje teatral para que el Auto mantenga expectantes a los espectadores y sean cómplices de lo que sucede sobre el escenario. Por supuesto, la música en directo constituye uno de los grandes alicientes que ofrece el Auto de Arpegio para acentuar la intensidad del drama. Por eso, una agrupación musical semanasantera, en este caso la de la cofradía de de Nuestra Señora de Angustias y Soledad, interpreta una suma de sonidos que contribuyen a la gravedad y la hondura de cada instante y que nacen de la combinación de instrumentos tales las trompetas, los trombones, los bombardinos, las tubas, las cajas, las cornetas, los platos o los tambores. Precisamente, el encuentro de música y teatro proporciona a la representación una emoción singular que sublima una representación que cuida con rigor y esmero su personalidad visual, puesta de manifiesto en algunas de las estampas que la articulan y a las que les sobra espectacularidad, como la crucifixión, o la Piedad, inspirada sin disimulo en la imagen de La Virgen del Camino.

Juan Bautista Díez se reserva el papel de Pedro. Lo lleva haciendo desde que el Auto cobró vida bajo el aliento de Arpegio. No faltará hoy tampoco en el Auditorio otro de esos veteranos de la interpretación teatral en León, Magín Mayo, que tantas y tantas horas de escenario acumula. Suyo volverá a ser el personaje de Mateo. Miguel Angel Díez, como Jesús, o Mamen D. Pedrero, adoptando el papel de Virgen María que durante tanto tiempo afrontó su madre (la siempre añorada Mari Carmen Pedrero), son algunos de los actores que participan en un espectáculo que sirve de prólogo siempre al inicio de la Semana Santa leonesa y que hace ya tiempo que ha consolidado su condición de referente para la cultura teatral de la tierra de León.

Lugar: Auditorio de León. A las 20.30 horas

Día: 6 de marzo de 2005

Entradas: 5 euros

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